El expresidente del BBVA, Francisco González, cargó ayer contra el Banco de España y el Gobierno socialista de Zapatero por «no querer afrontar» los problemas de Bankia, con origen en sus cajas, e impulsar su salida a Bolsa, decisión que «no es dolo» [no hubo engaño] sino un error fruto de la circunstancia política. En calidad de testigo en el juicio por el debut bursátil de Bankia, González criticó con dureza que «en España se dijera que el sistema financiero iba bien» cuando la crisis mundial comenzó a intensificarse en 2008, y reprobó al organismo regulador por incentivar fusiones. De ahí, insinuó, que el ministro de Economía del Ejecutivo entrante, Luis de Guindos, no citara a ningún representante del regulador a las «famosas cenas» a las que también acudieron los presidentes en la época del Santander, Emilio Botín; CaixaBank, Isidro Fainé, y el de BFA-Bankia, Rodrigo Rato.

En estos encuentros, los cinco compartieron sus inquietudes sobre el panorama económico, pero también sobre Bankia «que era el tema que preocupaba a todo el mundo» y que necesitaba, según cálculos de BBVA, entre 15.000 y 20.000 millones de euros, frente a los 7.000 que demandaba Rato. La entidad «natural que debe decir estas cosas es el Banco de España, pero no estaba en esa reunión», apostilló González, quien admitió que en la última cita, celebrada el 6 de mayo de 2012, le recomendó a Rato que abandonara su cargo. «Personalmente le dije que lo mejor era que dimitiera porque no iba a poder conseguir los 15.000-20.000 millones de capital, sólo 7.000», señaló el expresidente del BBVA. Sobre Rato, recordó que Botín también se inclinó por la dimisión de su competidor, a lo que el «ministro asintió».