La hora de la comida constituye una de las pausas laborales que reactiva otro importante sector económico en España, el de la restauración. Pero la crisis y el cambio de hábitos sociales - el tupper y las aplicaciones digitales de comida a domicilio ganan importancia en oficinas y centros de trabajo - han afectado a bares y restaurantes de toda España. Cada vez más españoles comen sin despegarse del ordenador, mientras que otros muchos siguen optando - pese a los inconvenientes del desplazamiento - por comer en su casa. Ante toda esta tesitura, la Asociación Española de Empresas de Vales de Comida y Otros Servicios (AEEVCOS) reivindica la utilidad de este servicio, que usan a diario alrededor de 460.000 trabajadores en nuestro país.
Los vales de comida traen consigo otro debate que se ha colado en la lista de preocupaciones cada vez más frecuentes, la de la conciliación de la vida laboral y familiar. Los turnos de trabajo de muchos españoles incluyen un receso para comer que, si bien garantiza el descanso, hace más extensa la jornada, dificultando el regreso a casa a una hora más temprana. Y, según estudios que cita la propia AEEVCOS, impiden el aumento de la productividad.
Cada vez más españoles comen ante el ordenador o pide comida a través de aplicaciones digitales, lo que supone un importante cambio de hábitos que no implican una alimentación mejor
"Además de eso, nos encontramos que la posibilidad de comer cerca del trabajo fomenta un clima laboral mejor y reduce los accidentes 'in itinere'", los que se producen al ir y venir del trabajo a casa y viceversa, explica Juan Menéndez-Tolosa, secretario de la AEEVCOS. La asociación ha presentado un informe, bajo el título 'Estudio de Impacto de los Vales y Tarjetas de Comida' y en colaboración con la CEOE, en el que analiza el impacto que tendría para las empresas recuperar la exención fiscal total de los vales que ofrecen a sus trabajadores, la misma que estuvo en funcionamiento hasta el año 2013, cuando el Ministerio de Hacienda, dirigido entonces por Cristóbal Montoro, la suprimió.
Alrededor de 460.000 españoles usan a diario vales de comida. Shutterstock
El informe estima que se crearían 14.424 puestos de trabajo y supondría casi mil millones de euros en ingresos para la Seguridad Social. ¿Y para el empleado? La asociación calcula que si un empleado -en base a un IRPF del 25% y un sueldo medio- emplease vales y tarjetas de comida a diario de lunes a viernes, ahorraría una media de 432 euros al año. Pero a la retirada de los beneficios fiscales y la crisis económica -desde 2010 se calcula que se han cerrado unos 18.000 bares y restaurantes en toda España, según AEEVCOS- se une la aparición de los servicios y aplicaciones digitales de comida a domicilio, que también están empezando a ocupar parte del espacio tradicional de los negocios gastronómicos a pie de calle, propiciando así una modificación de los hábitos y asimilándolos a los de los países anglosajones, en los que muchas veces se come deprisa y corriendo.
"Comer fuera del trabajo favorece la sociabilidad y una mayor tranquilidad de los trabajadores, lo que se refleja en una mayor productividad. Además, permite a las empresas captar y retener talento, porque los trabajadores lo ven como una ventaja", explica Menéndez-Tolosa. España es el único país europeo que no dispone de exención fiscal en los vales de comida, dice la AEEVCOS, que da también algunos datos del impacto económico de esta asignación asistencia: 22.00 empleados, 40.000 restaurantes afiliados y 1.240 millones de facturación directa, 619 de ellos en restauración.
El vale de comida goza de exención fiscal para los trabajadores hasta los 11 euros, pero no así para las empresas
El ciclo es sencillo. La empresa concede vales a sus trabajadores y éstos los gastan en restaurantes asociados, que luego giran a la empresa la factura correspondiente. Cada empresa puede destinar a esos vales la cantidad que desee, pero el importe medio es 160 euros mensuales por cada trabajador, lo que supone un desembolso anual para la empresa de cerca de 1.500 euros al año. Una cantidad inasumible para muchas pymes, que son las que, principalmente, han dejado de ofertarlo a sus empleados.
No obstante, el sector confía en que el vale de comida vuelva a repuntar gracias a la decisión tomada a finales del año pasado por el Ministerio de Hacienda, que elevó la exención fiscal -para los trabajadores - de los cheques y tarjetas de comida, pasando de 9 a 11 euros. Es decir, que los empleados no tienen que soportar en su IRPF una carga por vales hasta este tope. Desde la AEEVCOS espera que las pymes, uno de los grandes motores productivos españoles, puedan irse sumando poco a poco a este mecanismo, gracias sobre todo a las ventajas del pago instantáneo con el móvil, que agiliza todo el proceso. Y asumen también la picaresca que ha existido en torno a los vales de comida. "Ha habido gente que acumulaba vales y luego los vendía, pero desde 2014 tenemos un programa que monitorea todos estos anuncios de compra-venta fraudulenta. También hemos propuesto que los vales solo se puedan usar de lunes a viernes, no para acumularlos y gastarlos con los amigos en una cena", concluye Menéndez-Tolosa.
