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La banca abarata sus despidos

Los ERE de las entidades financieras en 2018 incluyen condiciones menos ventajosas para los trabajadores que en la etapa más dura de la crisis

La banca abarata sus despidos

Los despidos en la banca ya no son lo que eran. Aunque parezca una contradicción, las entidades financieras españolas se mostraron mucho más generosas a la hora de cancelar los contratos con sus trabajadores en los años de vacas flacas y dura reestructuración que en esta etapa de crecimiento económico y mayor estabilidad. Los últimos despidos colectivos en el sector apuntan a un panorama en el que cualquier tiempo pasado fue mejor. Ahora bien, trabajadores de una infinidad de otras actividades ya suspirarían por lograr las condiciones de salida de los banqueros.

En un momento en que los tipos de interés al cero por ciento tiene reducidos a la mínima expresión los márgenes bancarios y en que la digitalización está transformando la relación directa con los clientes, la banca sigue inmersa en un proceso de reconversión que acarrea el cierre de oficinas y el consiguiente despido de trabajadores. El goteo es constante. Bankia ha aplicado un ERE, tras la absorción de BMN, de 2.000 empleados. El Santander hizo otro a 1.100 tras quedarse el Popular. BBVA redujo su plantilla en mil personas en 2018 y CaixaBank está negociando un expediente a 2.157 trabajadores, 238 de ellos en la Comunidad Valenciana. En total, casi 6.300.

La cifra es considerable, aunque no tanto como en los duros años de la crisis, cuando la banca hizo los grandes recortes. Pero cada vez más las condiciones van a menos, tal como asegura a este diario el representante de UGT-PV en Bankia, Óscar Bayona, que enumera dos fórmulas utilizadas por los bancos para reducir personal, singularmente entre los empleados mayores de 55 años, que también son los que tienen el salario más alto. Hay que reducir los costes laborales para ser más eficientes.

Una de esas vías es el despido por ERE: «Son menores que hace diez años, pero las indemnizaciones siguen siendo altas», apunta el dirigente sindical. A partir de 55 años, el despedido va dos años al paro y pacta un convenio con la empresa por el que esta, desde los 57 años hasta el primero en que se pueda jubilar, que en unos casos son los 63 y en otros, los 61, paga a la Seguridad Social para mantener la pensión y le da una cantidad global o mensual, cuya cuantía depende de la entidad y del momento. Siempre con una reducción, que, como mínimo, es de entre el 15% y el 20%. Bayona, sin embargo, recuerda que «antes se llevaban el 100% del salario y el banco seguía haciendo aportaciones al plan de pensiones».

Víctor Mirabete, dirigente también ugetista, pero en su caso de CaixaBank, apunta que el ERE que los sindicatos negocian con la entidad aún puede conllevar cambios respecto a lo planteado por la dirección, pero, de momento, las condiciones son bien distintas -a peor y «muy alejadas»- que en anteriores expedientes. Por ejemplo, en otros ERE de la entidad con sede social en València se abonaba al empleado el 60% del salario bruto hasta los 63 años.

Jubilación

En el actual, el porcentaje baja al cincuenta en los mayores de 55 años y, en el caso de los empleados de 53 y 54, solo se cubre hasta los 61, con lo que hay dos años en que el empleado despedido debe recurrir a sus ahorros hasta llegar a la jubilación. Otra diferencia sustancial es que en este expediente aparecen los despidos forzosos. Los empleados con menos de 53 años que sean incluidos en el ERE recibirán una indemnización de 33 días por año trabajado con un máximo de dos anualidades. No parece mucho, pero la reforma laboral del PP dejó esas cifras en 20 días y 12 meses.

Lo que Mirabete no ha detectado en CaixaBank, quizás porque el convenio vigente en la entidad impide el traslado forzoso de un empleado más allá de 25 kilómetros de su domicilio, es la otra práctica revelada por su compañero en Bankia para reducir personal fuera de los ERE: el goteo de bajas mediante pactos voluntarios. Se trata de una medida «para aligerar costes mediante el despido de los que más cobran; si se niegan a irse, les dicen que les trasladarán a un destino lejano». En estos casos, la empresa paga a la Seguridad Social, el empleado se jubila a los 63, no cobra paro y la mensualidad es al menos un 30% inferior.

Las razones

¿Por qué la banca está abaratando sus despidos? Mirabete responde que las entidades «quieren más rentabilidad; según ellos, el cambio de cultura entre la clientela por la digitalización les lleva a necesitar menos personal». De hecho, muchos bancos están reformando el concepto de oficina: más concentrada y con personal dedicado sobre todo al asesoramiento más que a prestar los servicios bancarios más rutinarios que pueden realizarse a través de internet o cajero automático.

Óscar Bayona cree que en «el fin de las indemnizaciones millonarias» en la banca influye la última reforma laboral, aprobada por el gobierno del PP en 2012, justo en medio de la gran reestructuración del sector. En opinión del sindicalista valenciano, las entidades financieras «han aprovechado la nueva legislación para hacer despidos más baratos y, en especial, para facilitar la salida de los empleados más caros, lo que les ha permitido contratar a otros trabajadores más baratos en términos laborales». Bayona menciona también la necesidad de ganar en eficiencia por los márgenes financieros tan estrechos y la concentración.

Unos salarios que ya no gozan del esplendor de antes

Los salarios en la banca ya no gozan del esplendor que tuvieron tiempo atrás. Los despidos, que afectan al personal más veterano, tienen como principal finalidad la reducción de la masa salarial y, por tanto, los costes. Óscar Bayona, de UGT-PV en Bankia, asegura que una persona que entra a trabajar en un banco está percibiendo de media en estos momentos unos 16.000 euros brutos al año. Si mantiene su empleo, en un período de seis o siete años, puede incrementar sus emolumentos casi el doble y llegar a los 30.000, que es la media de los trabajadores que no tienen funciones directivas. Pero, «como en banca, sobre todo por las oficinas, hay mucho directivo, estos cobran de media 40.000 brutos», apunta Bayona.

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