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La industria pierde fuelle

La incertidumbre internacional, el Brexit y la inestabilidad en España ralentizan la actividad y frenan la inversión

La exportación de mármol es una de las más afectadas por la ralentización de la economía china. Áxel Álvarez

Hace un año, la industria provincial tiraba del empleo y mejoraba los ratios de productividad, de eficiencia energética y de competitividad, gracias a las inversiones realizadas en los dos años precedentes, cuando se evidenciaron los primeros síntomas de recuperación. Sin embargo, las empresas del sector comenzaron a detectar un cambio de tendencia en el tercer trimestre del año pasado, debido a los efectos del proceso del Brexit, la incertidumbre internacional, que viene afectando al comercio exterior, y a la inestabilidad de la situación política española. Así lo reconocía Vicente Lafuente, presidente de Confeindustria, la Confederación de Organizaciones Empresariales Industriales de la Comunidad.

Una situación que ha tenido su traducción más inmediata en el empleo. Aunque en el cuarto trimestre del pasado año, la ocupación de la industria repuntó, a lo largo del ejercicio, la curva presentaba una trayectoria descendente. Y la comparativa entre el último trimestre de 2017 y el de 2018 revelaba que Alicante pasó de tener 132.800 personas ocupadas (trabajadores por cuenta ajena y autónomos) en negocios industriales a 116.100. Es decir, 16.700 menos, de acuerdo con los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA). «Sobre todo, se notó una ralentización en la economía desde octubre, lo que provoca una falta de confianza entre los operadores económicos y lleva a una mayor contención de la inversión y del empleo», subrayaba Luis Rodríguez, secretario general de la patronal metalúrgica alicantina, Fempa.

Atonía de los mercados

En un contexto de atonía de los mercados y de debilidad de economías tan principales para el comercio exterior alicantino y autonómico, como China, los datos de producción industrial de la Comunidad Valenciana reflejan, igualmente, un cierto freno en la producción. El pasado mes de diciembre, este índice se contrajo un 0,3% sobre el mismo mes del ejercicio anterior. Y, una vez corregidos los efectos estacionales y de calendario, la variación anual se situó en el -2,6%, según el último informe del Portal Estadístico de la Generalitat Valenciana. Tampoco es favorable para el sector el balance del censo de empresas inscritas al Régimen General de la Seguridad Social en la provincia. El tejido industrial alicantino ha perdido en un año 60 compañías, al pasar de las 6.318 inscritas a las 6.258 actuales, según datos del Ministerio de Empleo, Migraciones y Seguridad Social correspondientes al mes de enero. Lafuente mostraba su preocupación por la ralentización de la actividad del sector, «que siempre ha sido motor del empleo estable y formado».

Una preocupación que, igualmente, mostró recientemente la patronal autonómica CEV. La organización que preside Salvador Navarro expresaba su inquietud por el descenso de la actividad y por el hecho de que «la ocupación hubiera bajado durante todo el año en esta actividad». Tanto Rodríguez como Lafuente lamentaban el nuevo escenario de contracción y atribuían a factores externos, «ajenos a las propias empresas», el cambio de tendencia. «Las industrias se han adaptado, han realizado inversiones, han mejorado en competitividad», incidía Lafuente, quien reiteraba que la incertidumbre internacional, la guerra comercial entre China y EE UU, la falta de horizonte sobre el Brexit y la propia coyuntura política española -«ahora, ya sin Presupuestos»- han pasado factura al sector.

Nuevos estímulos

Esta ralentización «que se ha ido fraguando en los últimos cuatro meses, precisa de un giro. El sector necesita apoyos para recuperarse y volver a ser motor de crecimiento», añadía Luis Rodríguez. El ejecutivo de Fempa y el presidente de Confeindustria exigían estímulos de la Administración, en este caso la autonómica. «Tiene que implantar políticas activas de empleo valientes y de apoyo a la inversión de bienes de equipo y a la investigación, que es lo que necesitamos», explicaba Lafuente, quien exigía, sobre todo, «cambios en la formación, que está obsoleta. La que se requiere, en pleno cambio hacia un modelo tecnológico, debe estar dirigida a la transformación digital. Nos urgen perfiles de trabajadores que no tenemos y, sin embargo, hay mucha gente en el mercado laboral a la que le falta de esa formación», resumía Lafuente.

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