Al presidente de CaixaBank, Jordi Gual, le parecería «bueno» que el Banco Central Europeo (BCE) dejara atrás su política de tipos de interés al cero por ciento, que implica un euríbor, la referencia hipotecaria, en negativo, dada la influencia que tiene sobre los márgenes financieros, pero, debido a la «debilidad en la eurozona», augura que «seguirán muy bajos en un período muy prolongado». Por su parte, el consejero delegado, Gonzalo Gortázar, fue algo más precisó y pronosticó que podríamos asistir a otros tres años con tipos que «no van a estar por encima de cero».

Ambos se expresaron así ayer en València durante la presentación de resultados de la entidad, que cerró 2018 con un beneficio de 1.985 millones de euros, un 17,8 % más que el año anterior, gracias al crecimiento de los ingresos del negocio bancario, la mayor aportación del portugués BPI y la reducción de las dotaciones.

Gual aseguró, por otro lado, que la situación en España es «compleja políticamente», pero de «relativa estabilidad» si se compara con el contexto internacional en el que se enmarca. «Nos parece de relativa estabilidad, puesto que se cumplen todos los parámetros constitucionales de la evolución regular de las instituciones y los distintos poderes del Estado», dijo.

En otro orden de cosas, los dirigentes de CaixaBank reiteraron que su plan estratégico no contempla el crecimiento mediante fusiones con otras entidades. Asimismo, Gual declinó hacer cualquier valoración sobre el daño reputacional al sector que está provocando el caso BBVA-Villarejo. Respecto al ERE a 2.157 empleados, Gortázar dijo que la dirección «se dejará la piel» para alcanzar un acuerdo y anunció que no habrá recorte de salarios.