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Los cajeros independientes plantan cara a la banca

Firmas internacionales aprovechan el repliegue de sucursales de las entidades tradicionales para captar el negocio de la retirada de efectivo en las zonas turísticas de la provincia

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Proliferación de cajeros en la zona guiri de Benidorm

Suele decirse que en todas las crisis surgen nuevas oportunidades y el importante recorte de la red de sucursales bancarias registrado en España en los últimos años ha sido el terreno abonado que han encontrado los grandes operadores internacionales de cajeros automáticos independientes para aterrizar en un país que hasta ahora se les resistía. Empezaron tímidamente en ubicaciones estratégicas de Madrid o Barcelona pero la presencia de este tipo de terminales, que suelen identificarse por las siglas inglesas ATM, ya forman parte del paisaje habitual de las principales zonas turísticas. Incluida la Costa Blanca, donde ya suman más de medio centenar de terminales en activo, principalmente en Benidorm, Torrevieja y Orihuela Costa.

Se trata básicamente de dos grandes compañías, Euronet y Cardtronics -que opera con la marca Cashzone-, que controlan cientos de miles de cajeros en todo el mundo, muchos de ellos en países anglosajones, donde la red de oficinas financieras nunca ha sido tan tupida como en España y es frecuente encontrar dispensadores en bajos comerciales, supermercados o establecimientos hoteleros. Un modelo que ahora replican en España.

El sistema es bastantes sencillo. La compañía paga al propietario del local una renta mensual por el espacio que ocupa la máquina y se encarga de la instalación, mantenimiento y gestión del cajero. Sus ingresos proceden de las comisiones que pagan los usuarios -o sus bancos- cada vez que sacan dinero y que no se diferencian de las que se aplican entre sí las propias entidades. Así, por ejemplo, ambas compañías están integradas en la red Euro 6000, por lo que aquellos clientes de entidades adheridas a esta red pueden sacar efectivo por sólo 0,55 céntimos, mientras que puede rozar los tres euros si se trata de tarjetas de otros bancos.

Sin embargo, como apuntan las fuentes del sector financiero consultadas, el verdadero negocio está en las retiradas que realizan los turistas que llegan de países de fuera de la zona euro, ya que entonces se suma la comisión por conversión de divisa, que puede suponer alrededor de un 4,5% del importe que se solicite. De ahí que su objetivo real sean las zonas turísticas que visitan ingleses, no-ruegos o suecos, que aún mantienen sus propias monedas.

Hasta 750 euros mensuales

Por su parte, para los establecimientos comerciales que albergan estos cajeros, su presencia supone una fuente de ingresos complementaria ya que la renta mensual, si se trata de una instalación en exterior y en un entorno urbano, puede oscilar entre los 600 y los 750 euros. Los propios operadores realizan campañas de captación de interesados a través de las redes sociales y destacan que, además de los ingresos que puedan recibir, también es una forma de aumentar la circulación de personas en su entorno, lo que puede traducirse en un incremento de la clientela.

En otros casos, sin embargo, lo que se busca es dar un servicio a los clientes que cada vez les resulta más difícil de encontrar, especialmente para los que se alojan en hotels o resorts más apartados de los centros urbanos comerciales, tal y como apunta el vicepresidente de Magic Costa Blanca, Javier García. «Aunque ya se pueda pagar casi todo con tarjeta, a los clientes les gusta tener dinero de bolsillo para los pequeños gastos», señala el empresario, que explica que intentaron conseguir que alguna entidad tradicional instalara uno de sus dispensadores, sin éxito. Ahora cuenta con cinco máquinas de operadores independientes en su cadena.

Más allá de las rentables zonas turísticas, estas compañías también empiezan a mirar a otros posibles nichos, como las poblaciones que se quedan sin sucursales. Especialmente, cuando alguna administración da facilidades o convoca un concurso para favorecer la instalación de dispensadores en estos municipios, como acaba de hacer la Generalitat en un plan al que se han adherido 13 localidades alicantinas.

Y es que, a pesar del avance de los pagos con tarjeta, España sigue siendo uno de los países donde más dinero se mueve en efectivo y, de hecho, las retiradas de los cajeros no han dejado de crecer en los últimos cinco años. En concreto, en 2017 los españoles sacaron del cajero 122.473 millones, según el Banco de España, lo que supone 13.250 millones más que en 2013. Un incremento que desde la Asociación Española de Banca atribuyen a «la mejora de la actividad económica» pero también a cuestiones culturales. «Por el momento los clientes prefieren el efectivo en los pagos de pequeño importe y la tarjeta, en terminales de venta o por internet, para los de mayor importe», apuntan desde la citada asociación.

Esta demanda de efectivo parece haber animado al sector a incrementar de nuevo el número de cajeros, tras el fuerte recorte que han sufrido con la desaparición de miles de oficinas. Así, si entre 2008 y 2015 se borraron del mapa casi 12.000 terminales en toda España, desde esa fecha la cifra ha vuelto a crecer en 1.730, hasta alcanzar las 51.594 unidades. Una parte se debe a la expansión de estos operadores independientes, aunque todavía suponen un porcentaje muy pequeño de la red, mientras que el resto son instalaciones de las propias entidades.

Eso sí, en este caso, el objetivo no es únicamente atender el incremento de demanda de efectivo, sino canalizar hacia estos aparatos el mayor número de operaciones posibles en sus oficinas, con el fin de agilizar la atención, según explican fuentes del Sabadell. Esto ha provocado que el número de terminales en cada sucursal se incremente, lo que ha elevado el número total de máquinas en activo.

En cuanto a los usuarios, desde la red Euro6000 señalan que en los últimos años se ha registrado un cambio de comportamiento ya que se ha reducido el número de transacciones, al tiempo que ha aumentado la cantidad media retirada en cada una de ellas. Es decir, que se sacan importes más elevados pero con menos frecuencia. Algo que, sin duda, tiene que ver con el aumento de las comisiones que supuso la ruptura de las alianzas que existían anteriormente y las mayores dificultades para encontrar un cajero de la propia entidad.

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