Una tasa de paro del 30,2%, el doble de la media de la población de la provincia en desempleo, contratos, en muchos casos, de jornada parcial y bajos salarios son los principales problemas que vienen sufriendo los jóvenes alicantinos en su relación con el mercado laboral desde el inicio de la crisis. Cierto es que el nivel de desempleo ha bajado respecto a los duros años de la recesión. El colectivo de entre 16 y 24 años llegó a registrar tasas de paro del 54,1% (tercer trimestre de 2013), «pero aunque haya habido avances en el acceso al trabajo en los últimos años de recuperación, estos no han sido suficientes», aseguraba Julián González, presidente del Consejo de la Juventud de Alicante, órgano que en su próxima asamblea analizará el último informe de la entidad a nivel estatal presentado este martes.

Más de dos millones de jóvenes españoles se encuentran en situación de pobreza, casi dos millones en pobreza relativa y otros 600.000, en estrechez severa, según el estudio del Consejo de la Juventud de España. En Alicante, aún no tienen datos desagregados del informe, «pero los problemas que describe de precariedad laboral, temporalidad en el trabajo y dificultades de acceso a la primera vivienda son muy similares a los que el colectivo juvenil sufre aquí», añadía González.

Aunque las tasas de desempleo se han reducido en la provincia, el nivel actual del 30,2% casi duplica al que se registraba en el tercer trimestre de 2007, cuando la crisis todavía no había empezado a mostrar su cara más amarga.

Formación

Además, el presidente del consejo alicantino advertía de que, en la actualidad, muchos de los trabajos que encuentran los jóvenes «no se corresponden con la formación que tienen, y los tipos de contrato que, supuestamente, favorecen su contratación suelen conllevar bajos salarios, como el de prácticas». Por eso piden a las administraciones medidas efectivas de empleo, pero que no sitúen a los jóvenes «como trabajadores de segunda, que es como se sienten. En las reuniones del Consejo, se conocen casos de personas que realizan una función similar a la de otros empleados, pero la retribución es inferior, porque el empresariado argumenta que a los jóvenes les falta experiencia», añadía el presidente de esta entidad alicantina.

Emancipación

«Muy pocos jóvenes trabajan a tiempo completo, muchos sólo realizan entre 20 y 30 horas a la semana», lo que implica salarios de unos 450 euros y hasta 800, si la jornada es parcial o si el horario es más amplio, explicaba González. «Los que llegan a mil euros son una pequeña parte», subrayaba el representante juvenil, quien lamentaba que, «pese a que somos una generación muy formada y con potencial, el mundo de la empresa no parece saber aprovechar esos activos». Y, como una pescadilla que se muerde la cola, las limitaciones en el mundo laboral se traducen en el ámbito social en un mayor retraso de la emancipación.

Un reciente estudio elaborado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, que cruza datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), del Instituto Nacional de Estadística (INE) y de Eurostat, mostraba una mayor tasa de emancipación entre los jóvenes de la zona del Mediterráneo. El índice de autonomía de la juventud en la Comunidad Valenciana lo situaba en el 40%, porcentaje que se encuentra por debajo del 50% que presentaba Cataluña.