La mejoría del empleo que ha traído la recuperación económica, aunque ralentizada en los últimos meses, ha rebajado la lista provincial de beneficiarios que cobran las ayudas del paro más bajas, las asistenciales. Una buena noticia porque son 3.775 menos que hace un año, y que vendría a significar que una parte de ellos habría encontrado un puesto de trabajo y dejado de depender de unas ayudas mínimas con las que intentar salir adelante. Sin embargo, igual que se crea empleo, se destruye.
De hecho, el dinamismo en la creación de empleo todavía no es lo suficientemente intenso en la provincia, ya que aún permanecen en esta lista 41.673 perceptores del subsidio, la Renta Activa de Inserción (RAI) o la ayuda del Programa de Activación de Empleo, y que estarían a cobrando entre 350 euros al mes y 420, de media. Además, el último balance sobre prestaciones por desempleo del Ministerio de Trabajo, correspondiente al mes de octubre, evidencia que, pese a la reactivación, se siguen destruyendo puestos de trabajo. Los 31.258 parados alicantinos que perciben la ayuda contributiva, que supone una cuantía más alta al estar ligada a los periodos de cotización, representan 3.111 más que en octubre del pasado año.
La cara y la cruz
Este incremento estaría directamente relacionado con el aumento mensual del paro que viene registrando la provincia desde agosto y vendría a indicar que la caída de las cifras del desempleo que se venían registrando en el primer semestre de este año se está frenando. Ahora, de la evolución al alza de los perceptores de ayudas del paro, paradójicamente, también se desprendería otra lectura relacionada con la propia mejoría del mercado laboral. ¿Por qué? «Porque entre estos nuevos desempleados que perciben la prestación contributiva también se encontrarían personas que han estado trabajando. No obstante, la realidad sigue siendo tozuda, porque estas cifras esconden unas características muy marcadas en el mercado laboral alicantino; y es que los empleos que han tenido estas personas, seguramente, han sido de muy corta duración, por lo que han tenido que encadenar contratos hasta alcanzar la cotización mínima que les da derecho a acceder a la prestación contributiva», advertía Yaissel Sánchez, secretaria territorial de UGT en l'Alacantí-Las Marinas.
La rotación en el empleo
Esta situación, pese a ser positiva para los alicantinos que estando sin trabajo pueden recibir una prestación que les permita tener unos ingresos con los que dar oxígeno a los deteriorados presupuestos familiares, «no deja de evidenciar que el nuevo empleo que se está creando es muy precario, en muchos casos de días o de semanas, lo que obliga a estas personas a ir acumulando en el tiempo los pequeños periodos de cotización hasta alcanzar ese mínimo con el que poder acceder a la ayuda», insistía la dirigente ugetista. Para los sindicatos, las empresas «deben acabar con el abuso de los contratos temporales y la excesiva rotación en el empleo, que, a la larga, generan estas situaciones», añadía Yaissel Sánchez. E, igualmente, coincidía con el sindicato CC OO en reclamar a las administraciones públicas políticas de empleo «para intervenir en la provincia de la Comunidad que sufre más paro, con medidas que reduzcan las cifras y que, a la vez, que combatan la precariedad laboral», según José María Ruiz Olmos, responsable de Empleo de este sindicato. En conjunto, los alicantinos que en estos momentos perciben alguna de las prestaciones por desempleo suman 72.931, con los datos de octubre. Son 664 menos que hace un año, por lo que la cobertura social ha subido, al pasar de suponer el 46,6% en el pasado año al 48,4% actual.
No obstante, todavía hay 77.668 parados en la provincia que no reciben ayuda alguna y representan el 51,5% del total de 150.599 desempleados registrados en el mes de octubre.
