Mi amigo Mariano está muy contento, ya que, a su hijo -que terminó la carrera este verano- le han dado una beca en una empresa americana y se va a trabajar a Chicago. Pero cuando vio que no me alegraba tanto como él, le dije lo que pensaba: su hijo, como los míos, ha recibido una educación subvencionada por el Estado desde que entró en el colegio, hizo Bachiller, y luego se formó en la Universidad, una educación pagada con impuestos, y, ahora, toda esa inversión se la lleva un país que no es el nuestro. El Estado ha hecho un gran negocio -es una ironía- con el hijo de Mariano, y con todos esos otros jóvenes que se han formado en España y que ahora están trabajando en otros países.

La MAC (Migración Altamente Cualificada) es la emigración de profesionales formados universitariamente en su país de origen a otras naciones, impulsados principalmente por la falta de oportunidades de desarrollo de sus áreas, por motivos económicos o por conflictos políticos en su país natal, generalmente sin regreso. MAC es sinónimo de fuga de cerebros. Y es un perjuicio económico de gran importancia, no sólo por la inversión perdida, sino porque compromete el desarrollo futuro de un país.

Los Reyes Católicos, al terminar la Reconquista de España, anhelaban un reino religiosamente unificado, por ello, en 1492, los judíos fueron expulsados. Su expulsión fue una de las causas determinantes del decaimiento económico posterior, ya que los judíos dominaban las finanzas, y los monarcas tuvieron que acudir a financiación extranjera de la familia Fugger y la república de Génova. Más recientemente recordamos que el llamado Bloque del Este de la órbita soviética ejerció un férreo control de fronteras, entre otros motivos, para controlar e impedir la fuga de cerebros, ya que más de la mitad de los refugiados que pedían asilo en el Berlín Occidental, tenían formación superior universitaria.

En España nos hemos acostumbrado a que un cambio de gobierno trae consigo una nueva ley orgánica de educación. No en vano, sólo en democracia ya llevamos siete, y está cocinándose la octava. Así no se puede planificar a largo plazo la generación y retención de talento. Y mucho menos diseñar una estrategia seria de retorno de cerebros. Son las comunidades autónomas, o incluso algunos ayuntamientos, los que, por libre, han empezado a lanzar planes para regresar a los jóvenes que, con motivo de la crisis, emigraron a otros países. Pero el problema de la MAC es tan profundo que exige un plan a nivel país. Ya lo empezó a hacer Argentina, que desde 2003 inició un programa de repatriación de científicos, y diez años después ya eran 1.000 los profesionales retornados. En España, el 27% de los Premios Nacionales de Fin de Carrera están trabajando en otros países. Ahí lo dejo.

Bueno, hay que moverse, y, aprovechando la oportunidad que me da esta tribuna, les informo que en Fundesem vamos a lanzar en los próximos días el Proyecto de Retorno de Jóvenes Talentos, que incluye varias líneas de actuación que tienen como objetivo regresar a los jóvenes de la provincia que un día fueron MAC. Por algún sitio hay que empezar.