Las franquicias con sede en la provincia han aumentado en los últimos años, en paralelo con el ciclo de recuperación económica, salvo el mínimo retroceso registrado en 2017. Además, el modelo sirvió como refugio para muchos nuevos emprendedores que se vieron afectados en la época más dura de la crisis por los despidos derivados de cierres empresariales en los distintos sectores, al igual que ocurrió en España. Así, la apertura de nuevas enseñas comerciales ha mantenido el pulso en los últimos nueve años.
De hecho, de las 46 marcas con sede en Alicante que estaban operativas en 2009, se ha pasado a las 52 del pasado año, lo que representa un aumento del 13%, según los datos de la consultora de franquicias Barbadillo Asociados. No obstante, en 2017 el sistema dejó de tener activas dos enseñas en la provincia y nueve en la Comunidad.
Un ligero descenso que desde la consultora atribuían más «a una situación circunstancial que al inicio de una tendencia a la baja». De hecho, su director general, Santiago Barbadillo, subrayó que las previsiones para la provincia y la Comunidad Valenciana son de incremento, en línea con el registrado el pasado ejercicio a nivel estatal, que fue del 2%. «Aunque ya no estamos en los niveles de crecimiento de hace años, debido a que es un mercado maduro, la subida será similar a la de 2017», añadió Santiago Barbadillo. Unas previsiones al alza que se apoyan en el tirón de sectores considerados «fuertes» como la alimentación, la hostelería, el ocio o la salud. Pero, también, en otros calificados de emergentes, y que se derivan de los primeros, «pero que están más enfocados a la especialización en el producto o en un modelo de negocio, sobre todo, en los aspectos relacionados con el fitness, la belleza o los productos naturales, que están registrando una tendencia imparable», añadía Santiago Barbadillo.
Apuesta por la calidad
No obstante, pese a las buenas perspectivas para el sistema, el director general de la consultora especializada advertía de que, además del crecimiento, «es importante la calidad de las marcas franquiciadoras y su consolidación». Y añadía que, en los últimos años el sector «está dando avisos de que no se está atendiendo suficientemente la calidad, con proyectos desarrollados con escaso "expertise" (conocimiento o experiencia del negocio)».
«Refugio durante la crisis»
El ejecutivo no dejaba de destacar que durante los años de la crisis, el modelo de la franquicia no sufrió tanto, porque se convirtió «en alternativa o refugio de mayor seguridad ante el riesgo de fracaso de implantarse por iniciativa propia». Y, también, porque supuso «una salida de autoempleo» para muchos parados. No obstante, advertía sobre aquellas que en los últimos años ofrecían «bajos niveles de inversión», pero que, a la larga, también suponían baja rentabilidad. En contraposición, Barbadillo subrayaba que «el sistema de franquicia está probado y es muy interesante para generar negocios estables, que perduren en el tiempo».
Las previsiones al alza del sector que auguraba la consultora especializada también la compartían en la firma ilicitana de ropa y calzado Cuplé. Fuentes de la compañía apuntaban que «la situación actual dentro del negocio de la franquicia es de crecimiento». Una expansión que la propia enseña ha experimentado en el último año en España, donde ya cuenta con 73 tiendas, «de las cuales el 40% son propias de la marca». Además, tiene operativos otros 33 establecimientos repartidos por más de una docena de países. Y los últimos donde la empresa ha llevado su enseña han sido México y Colombia. «La marca se está consolidando en Latinoamérica, donde el producto "Made in Spain" está muy valorado», añadían. Como firma franquiciadora, Cuplé considera que el hecho de ser fabricantes y tener presencia nacional e internacional favorece dar «muchas facilidades» al futuro emprendedor.
