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La revolución Blockchain

La tecnología que hay detrás del bitcoin promete reforzar el control de las administraciones, acabar con los intermediarios en cualquier transacción económica y facilitar que conozcamos el origen de cualquier producto

La revolución Blockchain juani ruz

¿Se imagina poder crear su propio paquete turístico para visitar el Caribe, contratar un apartamento, un coche y hasta un guía directamente, sin tener que pasar por ningún touroperador ni plataforma del estilo Airbnb -es decir, sin pagar ninguna comisión- y con total garantía? ¿O poder conocer con una simple aplicación, no sólo dónde se fabricó la chaqueta que está a punto de comprar, sino quién cultivó el algodón que lo compone y si se hizo de forma ecológica? ¿Y si cualquier ciudadano pudiera comprobar de un simple vistazo si son ciertos todos los títulos que los políticos ponen en sus currículums o monitorizar los pagos que realiza la Administración a un contratista?

De momento es sólo una posibilidad, pero todo esto y mucho más es lo que prometen quienes aseguran que el Blockchain, la tecnología que hay detrás del bitcoin, va a transformar el funcionamiento de la economía y los gobiernos en los próximos años. Eso sí, una revolución en la que, por el momento, hay más esperanzas que realidades y cuyos efectos prácticos siguen siendo bastante limitados, más allá de las famosas y polémicas criptomonedas.

A grandes trazos, el Blockchain es un sistema que permite guardar información encriptada, que se va almacenando en bloques sellados por un algoritmo complejísimo y que, además, dependen unos de otros para poder descifrarse. Toda esta información se guarda distribuida, es decir, de forma simultánea en todos los nodos que conforman la red, que pueden ser miles y hasta millones.

¿Qué beneficios aporta este sistema? «La principal ventaja es la seguridad. Que todo lo que se grabe en la cadena es indeleble, va a permanecer para siempre y no se puede alterar ni modificar», apunta Ramón Martínez, investigador de BAES, el laboratorio impulsado por la Universidad de Alicante para investigar sobre esta tecnología. Y no se puede modificar, entre otras cosas, porque cualquier cambio en un registro sería detectado inmediatamente por el resto de nodos donde está guardado y se invalidaría.

De esta forma se genera la confianza suficiente entre dos partes sin necesidad de que un tercero avale ni intermedie nada para garantizar su validez. Es lo que ocurre con las criptomonedas: los usuarios reconocen su valor sin necesidad de que exista una autoridad -un banco central o un Estado- que la controle.

A partir de aquí, las aplicaciones son todas las que se puedan imaginar. Así, el investigador de BAES comenta el caso de un fabricante de maquinaria para el calzado de la provincia que ha optado por registrar sus certificados de garantía en Blockchain en lugar de enviarlos directamente con un simple PDF. «De esta forma, si alguien intenta engañarle y, por ejemplo, cambia el número de serie de una máquina por otra para intentar que asuma el coste de una reparación, lo detecta inmediatamente y tiene un documento irrefutable que lo prueba», explica Martínez.

Exportaciones

Más allá de este caso en concreto, la exportación e importación va a ser una de las actividades que más pueda beneficiarse del Blockchain, según todos los expertos consultados, ya que va a llevar la trazabilidad de los productos a un nivel extremo. Cada paso, desde que un producto sale de la fábrica hasta que llega a su destino, va a poder ser registrado para garantizar que lo que se compra es exactamente lo que se recibe. Pero, además, al ser una información accesible por todos los participantes, permitirá agilizar todo tipo de trámites de aduanas o en los puertos. De hecho, las autoridades portuarias de València, Barcelona y Bilbao ya participan en una iniciativa, junto a otras dársenas europeas, para explorar todas las posibilidades que ofrece esta tecnología.

Y esto mismo también va a beneficiar enormemente a los consumidores, ya que podrán saberlo todo de los productos que adquieran, como apunta Antonio Gálvez, responsable junto a Vicente García Gil, de la delegación en Alicante de Alastria, el consorcio que impulsan las grandes multinacionales españolas y algunos organismos públicos para desarrollar esta tecnología. «Es algo que, por ejemplo, en estos momentos en que la gente está más concienciada de la necesidad de cuidarse, se va a exigir a la industria alimentaria. Podrás comprobar que ese huevo que compras procede de una granja de Villena y qué alimento se ha dado a las gallinas», explica.

Ahorro de costes

Como se apuntaba, junto con la trazabilidad, otra de las mejoras que, supuestamente, traerá el Blockchain es «la supresión de todas aquellas capas de intermediación que no aporten valor», según explica el exrector de la UA e impulsor de AlicanTec, Andrés Pedreño. Algo que, de nuevo, beneficiará al comercio internacional -¿por qué pagar a un distribuidor de cuero cuando puedes comprar directamente al productor con total seguridad?- pero también a los usuarios finales que, así, podrán ahorrarse estos costes. «Hablamos de que, seguramente, incluso plataformas como Blablacar o Airbnb también deberán ser repensadas», señala el experto. Para el dueño de un apartamento no tendrá sentido pagar la comisión de estas webs cuando puede llegar al cliente con total seguridad sin ellas.

Es más, como explica el profesor de la UA y también miembro de BAES Francisco Llopis, el Blockchain también favorecerá que cada vez vayan a más las compraventas directas entre particulares mediante lo que se denomina «tokenización» de activos. «Cualquier bien físico podrá reflejarse en un gemelo digital que podrá dividirse en tokens -unidades de valor- y venderse», según Llopis, lo que abre la puerta a la comercialización a través de esta vía desde participaciones en obras de arte, hasta los muebles de casa.

Una «tokenización» que también puede servir para incentivar a los profesores que obtengan mejores resultados de sus alumnos, como ocurre en la plataforma educativa Tutellus, del alicantino Miguel Caballero. «Se trata de echarle imaginación y ver de qué forma cada sector puede aprovecharse de esta tecnología», apunta al respecto Andrés Pedreño. «Estamos hablando de algo transversal, igual que lo es internet, que puede beneficiar a cualquier sector si se sabe aplicar», recalca también Francisco Llopis.

Un arma contra la corrupción

El delegado de Alastria, Antonio Gálvez, también destaca el potencial del Blockchain para añadir transparencia a la actuación de las administraciones. Así, el Gobierno de Aragón quiere poner un marcha un sistema para que las ofertas para sus licitaciones se presenten con esta tecnología, lo que garantiza que no se podrán manipular con posterioridad a su presentación y dificulta los amaños. También podría facilitar el seguimiento de los pagos que realice un ayuntamiento.

Del mismo modo, puede ser una herramienta para agilizar la burocracia. Así, Suma, a través de su departamento Suma Innova, está explorando las potencialidades que tiene la cadena de bloques para agilizar la tramitación de las denuncias de tráfico de la Policía Local, que también tendrá un más rápido acceso para obtener información online sobre normativas, geolocalización, acceso a históricos o listas negras de vehículos por motivos de seguridad, según explican desde el organismo dependiente de la Diputación.

Por último, el Blockchain también pondrá en cuestión los actuales registros públicos, lo que puede afectar de lleno a la tarea de notarios o registradores, aunque estos profesionales recuerdan que una cosa es que el Blockchain garantice la conservación de la información y otra que asegure que el contenido de dicha información se ajuste a la legalidad. Por ejemplo, que las cláusulas de una hipoteca no son abusivas. Menor controversia parece suscitar que universidades y otros organismos puedan utilizar esta tecnología para acreditar las titulaciones académicas de forma fehaciente, lo que evitaría los problemas de los currículums hinchados. En definitiva, el Blockchain abre mil y una posibilidades. Ahora la gran duda es saber cuánto tardarán en hacerse realidad.

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