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Cómo ser empresaria (familiar) y no morir en el intento

Aefa sitúa la necesidad de promover la igualdad de género entre los grandes retos que afrontan este tipo de firmas

Un momento de la mesa redonda que organizó ayer Aefa. pilar cortés

La ola de feminismo que recorre la sociedad cada vez con mayor intensidad también alcanza a las empresas familiares. O, al menos, así lo ven en la Asociación de la Empresa Familiar de Alicante (Aefa), que ha colocado la igualdad de género entre los grandes debates que deben afrontar este tipo de compañías, junto con el relevo generacional y el fomento del emprendimiento interno de las firmas, en una serie de jornadas que ha organizado junto al Banco Sabadell en los últimos meses y que ayer concluyeron con una mesa redonda.

Algo que tampoco es de extrañar si se tiene en cuenta que Aefa ya fue la primera organización empresarial de la provincia en tener un comité paritario. Así, la encargada de llevar el debate fue la vicepresidenta de la asociación, Maite Antón, quien reconoció que la situación de partida en las empresas familiares es algo mejor, ya que el número de mujeres en cargos directivos es mayor a la media. Y, claro está, los lazos familiares también ayudan.

«No es lo mismo decirle a tu jefe que te vas un poco antes porque tienes que recoger al niño que decirle a tu marido que te vas porque vas a recoger a "su" hijo», corroboró la directora del Dársena, Cristina de Juan, quien, no obstante, también hizo hincapié en las dificultades que tienen las mujeres empresarias para conciliar trabajo y familia. «Lo que no se puede admitir es que haya mujeres que decidan aparcar su vida personal para ocupar cargos directivos y luego sean madres con 45 años», se lamentó también la propietaria del Hotel del Juguete de Ibi, María Dolores Pérez. Ambas coincidieron en la necesidad de un pacto social entre géneros que permita equiparar y equilibrar la distribución de tareas en el núcleo familiar para que las mujeres puedan incorporarse plenamente a la vida empresarial. «Las mujeres quieren ser madres y las empresas familiares deben facilitarlo», insistió la hotelera.

Al respecto, el propietario del Colegio Internacional Lope de Vega, Vicente Fuster, recordó que los convenios colectivos no hacen distinciones de género y que la escasa presencia del sexo femenino en puestos de responsabilidad en un negocio se debe a las decisiones de los empresarios. «Lo que tenemos que cambiar es la mentalidad de los fundadores de la empresa o del equipo directivo», recalcó durante su intervención.

En este sentido, Maite Antón recalcó la necesidad de «aprovechar los puestos que tenemos -en referencia a las empresarias y directivas presentes en el acto- para visibilizar el papel de las mujeres» y quiso agradecer a las «pioneras» de generaciones anteriores que abrieron camino, como Victoria Ramos, fundadora de Esoc, también presente en el evento. «Me preocupa que a estas alturas los hombres no hayan entendido que no se trata de ayudar, que deben corresponsabilizarse de las tareas domésticas y familiares», apuntó Ramos.

Nuevos proyectos

Más allá de la cuestión de género, en la mesa también se habló de la necesidad de planificar el relevo generacional de las empresas y también de fomentar el emprendedurismo en las nuevas generaciones de los negocios familiares. Un emprendimiento que puede ser tanto interno, con el desarrollo de nuevos proyecto dentro de la compañía, como la puesta en marcha de nuevos negocios por parte de alguno de los miembros de la familia. Así, explicaron sus respectivas experiencias Pedro Menarguez quien, a pesar de ser uno de los herederos de la promotora Maersol, decidió poner en marcha su propia firma, Equilibra; y Manuel Ríos Arias, igualmente heredero de otro importante grupo -Vectalia-, que también apostó por poner en marcha la consultora Mohure.

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