Alicante continúa siendo una provincia emisora de mano de obra. Salen más personas a trabajar a otras zonas que las que entran, pese a la reactivación que ha experimentado la economía en los últimos años. La tasa de movilidad interprovincial de la contratación supera en Alicante el 16%, por encima de la media estatal del 13,6% y de la de la Comunidad, del 14%, según los últimos datos de los Servicios Públicos de Empleo Estatal (Sepe) correspondientes a 2017.
Este posicionamiento de la provincia en relación con el promedio estatal viene a evidenciar que Alicante no ofrece todavía suficientes oportunidades laborales para retener en su territorio a sus trabajadores, fundamentalmente, por estar marcada por una alta estacionalidad productiva, según coincidían los sindicatos. Pero, «sobre todo, no ofrece oportunidades para retener el talento», advertían desde el Instituto de Estudios Económicos de la provincia de Alicante (Ineca).
El pasado año fueron 127.144 los contratos realizados en Alicante que implicaban el desplazamiento de los empleados a otras zonas, fundamentalmente a Murcia y Valencia. Por contra, fueron 89.247 los que vinieron de fuera, también procedentes de ambas zonas limítrofes. Así, el saldo en la provincia es negativo en más de 37.000 contratos. Una cifra muy similar a la que se registraba en 2007, primer año de la crisis, «lo que indica que, pese a que ha aumentado la contratación en el nuevo ciclo de reactivación, todavía siguen saliendo de Alicante personas que no encuentran aquí un trabajo», subrayaba Yaissel Sánchez, secretaria territorial de UGT en l'Alacantí-La Marina. «Si la actividad económica fuera más potente, no se irían», apostillaba José María Ruiz Olmos, responsable de Empleo de CC OO en las mismas comarcas. Aun así, la mayor parte de las personas contratadas en Alicante permanecen en la provincia. En 2017, fueron 566.933 los trabajadores que no tuvieron que desplazarse a otros territorios, de los 656.180 contratos registrados.
Estacionalidad y movilidad
El sector agrícola es uno de los que tienen más número de salidas a otras provincias (53.254) y el que cuenta con la tasa más alta de movilidad (58,34%). «Recurrir a la movilidad es un clásico en la agricultura. Una actividad económica estacional, lo que provoca que un importante número de personas cambien de territorio para trabajar, en función de la época del año y de la campaña agrícola. Es un sector que requiere este tipo de contratos. El caso más conocido es el de la vendimia», explicaba Ruiz Olmos. Por contra, en la construcción salen menos trabajadores locales (6.187) y, además, es capaz de atraer más mano de obra foránea (8.485). Una circunstancia que estaría ligada al repunte del ladrillo y, también, a la falta de operarios especialistas que sufre la construcción, después de la crisis, por lo que las empresas tienen que salir a buscarla en otras zonas, según han venido advirtiendo desde el sector.
Saldo positivo del ladrillo
La construcción es la única actividad cuyo saldo entre los que llegan y los que se van es positivo (2.298), aunque, aun así, su tasa de movilidad es ligeramente superior a la provincial, al situarse en el 16,18%. La industria, por su parte, arroja cifras de mayor estabilidad. El saldo es negativo, pero sólo en 509 contratos y su tasa de movilidad se sitúa en el 5,38%.
No obstante, desde UGT incidían en que, pese a ser una provincia con gran implantación industrial, los datos revelan que registra menos movimiento y que no es capaz de atraer o absorber más mano de obra. También el director de Estudios de Ineca, Francisco Llopis, señalaba que, a tenor de los datos, y, pese a que Alicante tiene un importante componente industrial, «no parece suficiente».
Los servicios, por su parte, son los que presentan mayor número de contratos que suponen el desplazamiento de trabajadores a otras zonas (62.876), frente a los 53.310 que entraron el pasado año. Al igual que en la agricultura, la fuerte estacionalidad de los negocios vinculados al turismo -en este caso- eleva la demanda en unos meses concretos, por lo que se produce una fuerte entrada de personas de fuera para trabajar en estas empresas.
Salen más directivos
Al margen de la radiografía por sectores, la fotografía fija que presentan los datos del Sepe traslada elementos de preocupación a los analistas del mercado laboral alicantino, cuando el estudio se centra en las ocupaciones. Cierto es que en términos absolutos, son los trabajadores no cualificados los que más tienen que buscar el trabajo fuera de Alicante. El pasado año fueron 65.528 los que salieron y 34.836 los que entraron a trabajar a la provincia. No obstante, el director de Estudios de Ineca, Francisco Llopis, advertía de que «las mayores tasas de movilidad se producen entre los titulados universitarios (19,15%); los directivos (30,60%) y los técnicos, profesionales o científicos (20%). Y, precisamente, son estos profesionales los que representan el talento; los que toman decisiones de calado en las empresas. Además, en el caso de los estudiantes, tenemos aquí dos universidades públicas y una privada. Se ha invertido en su formación y sería el colectivo que más podría aportar a la provincia, pero se encuentra con que no tiene trabajo aquí» , lamenta Llopis, quien también coincidía con Yaissel Sánchez en que, pese a ello, también son los que encuentran más oportunidades fuera.
Por otra parte, el perfil de las personas con un contrato que implica un traslado en otras provincias es el de un hombre, de entre 30 y 45 años. La tasa de movilidad es más alta entre los extranjeros (31,8%) que la de los españoles (11,61%), aunque en términos absolutos, tanto unos como otros superan la cifra de más de 60.000 contratos para trabajar en otras zonas. Los datos del Sepe, no obstante, no concretan si los desplazamientos son diarios o implican cambio de residencia.
