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«Lo hago para pagar la letra del coche y ayudar en la cuota de la hipoteca»

Hace cuatro años que Pilar respira más tranquila, ya que tras estar muchos años como empleada del hogar, aunque sin estar dada de alta, consiguió un contrato en otro sector, en el Régimen General. Primero estuvo a jornada parcial y después, a tiempo completo. Estos cuatro años inscrita al sistema, más otros dos periodos anteriores en distintas actividades, suman casi seis años. Relaciones contractuales que ha conseguido, tras alternar la «invisibilidad laboral» con estudios que le capacitaron para los puestos a los que accedió. Pero, aunque su situación laboral ha mejorado, aún sigue «limpiando algunas casas porque necesito aportar al hogar», explica Pilar, nombre ficticio para no ser identificada, que tiene un hijo a su cargo. «Me aporta para pagar la letra del coche. Pero también están los gastos de la hipoteca, los de la luz, el teléfono...». Ahora, su pareja ha conseguido salir de las listas del desempleo, pero, aún así, los poco más de 800 euros que percibe de retribución «no son suficientes para llegar a fin de mes». Y cuenta que pagos como los del seguro de la casa o el de la contribución (IBI) «los he tenido que dividir en varios plazos». Pilar dice que el suyo es el caso de muchas otras personas que conoce, «que son empleadas del hogar, aunque no cotizan, y lo que ganan lo destinan a aportar un ingreso extra a la economía familiar». Conoce el de una peluquera que trabaja en casa y no está dada de alta porque tiene un niño pequeño que cuidar. «En su caso, su marido sí trabaja. Pero esa no es la solución, porque hay que pensar en el futuro. Además, en esta situación, si no trabajas, no cobras y tampoco puedes trabajar si estás enfermo», reflexiona.

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