El recién llegado presidente del Instituto de Empresa Familiar, Francisco Riberas, ha conseguido introducir un nuevo mantra en el relato de los grandes patronos de la economía española: los empresarios tienen una mala imagen en la sociedad y hay que cambiar esa percepción.Esta premisa es la que ha marcado las dos jornadas del 21 Congreso Nacional de la Empresa Familiar que se ha celebrado en València esta semana. El presidente de Mercadona, Juan Roig, dio el titular del congreso: «Nos cuesta dar la cara», dijo a los empresarios. Y animó: «Tenemos que salir del armario, cada uno en su ámbito público, para explicar a la gente cuál es nuestra función». «Los empresarios son los que crean riqueza en España; cuantos más empresarios hay más rica es una sociedad».

La percepción social es uno de los factores a los que la gran empresa presta atención. Por ejemplo, Mercadona. La cadena sigue de cerca el microdato de los paneles de opinión de firmas como Merco, que anualmente lanza ránkings de reputación corporativos.

Pero la compañía de distribución también maneja otros estudios demoscópicos, basados en las encuestas generales que se publican como las de Metroscopia, y que dibujan una tendencia según la cual los empresarios tienen una buena imagen para un 75%, mientras que los políticos son suspendidos en un porcentaje todavía mayor, el 80%. También se percibe que, por lo general, la pyme está mejor considerada que la gran empresa.

Roig hizo especial hincapié en el impacto social de una empresa como la suya: recordó las primas a los empleados, o el «beneficio compartido» con la sociedad en forma de una aportación tributaria multimillonaria.

Tal como se ha visto estos días, al empresariado le preocupa la «mala imagen» y le escuecen las insinuaciones surgidas del Gobierno acerca de su escasa contribución fiscal. El presidente, Pedro Sánchezedro Sánchez, hurgó en la herida y les insistió en la necesidad de redistribuir la riqueza y subir los sueldos.

Frente a esto, los patronos arguyen estadísticas como las que apuntan que la empresa española paga de media un 7% más de impuestos que el promedio de países europeos, y 40 puntos más que las compañías danesas.

Roig y Riberas no fueron los únicos en reivindicar la contribución del empresario. Un directivo señalaba entre pasillos que nunca habían levantado tanto el tono empresarios como Simón Pedro Barceló o José Manuel Entrecanales (Acciona): «Se identifica el sector público como lo bueno y lo privado como lo malo. El sector público vive de lo privado», dijo el hotelero.

Esa reivindicación del empresario familiar, en realidad, forma parte de la búsqueda del propio Instituto de Empresa Familiar de mayor protagonismo en la vida pública. Algunos dardos en dirección a la CEOE durante el congreso (Entrecanales dijo que «ni siquiera son empresarios») y el discurso de clausura de Francisco Riberas dejan claro que el dueño de Gestamp quiere dar al IEF mayor dimensión como lobby, que opine sobre todo y no solo sobre lo que afecta a la empresa. Riberas pidió a Pedro Sánchez pactos en educación e innovación y competitividad. La empresa familiar reivindica un nuevo espacio público.