«Es un error tratar de ser clones de la generación anterior. Respetar los valores de la empresa no significa que no debamos evolucionar». Con esta frase resumió Yolanda Tomás, consejera delegada de Istobal, la vocación emprendedora y la necesaria adaptación al cambio de las nuevas generaciones que toman el relevo en la empresa familiar.

La responsable de la compañía de sistemas de lavado para vehículos participó junto a Gloria Fluxà, del grupo hotelero Iberostar, y Mireia Torres, de la firma vitivinícola Miguel Torres, en la mesa redonda «Emprender en la empresa familiar».

Yolanda Tomás reconoció las dificultades en el seno de la empresa familiar para cambiar políticas que «parecían inamovibles». La resistencia al cambio, coincidió Mireia Torres, es otro de los problemas dentro de organizaciones de este tipo: «Hay personas que no ven oportunidades sino problemas».

En este contexto, el emprendimiento puede encontrarse con obstáculos. ¿Cuáles? Por un lado, las barreras culturales en un entorno donde, más que premiar las ideas, tradicionalmente se ha penalizado el fracaso. «Pasar de eso a una cultura de discusión abierta es complejo», reflexionaron. En otros casos, cuando sí que se genera un caldo de cultivo para la creatividad, la organización no está preparada para procesar esas ideas.

Frente a esto, la empresa familiar también goza de otras características que favorecen el emprendimiento: «La prudencia es un buen filtro para atraer el talento adecuado. Podemos ofrecer la estabilidad que otros no tienen», señaló la vicepresidenta de Iberostar. «La empresa familiar siempre es favorable a acoger proyectos de emprendimiento porque su visión es de largo plazo», apuntó Yolanda Tomás, que señaló, además, que la comunicación más directa entre el empresario y los empleados favorece este tipo de iniciativas.