Los costes derivados de los problemas informáticos que sufrió su filial británica TSB la pasada primavera y las dotaciones extraordinarias por la venta de activos problemáticos vinculados al ladrillo que realizó para limpiar definitivamente su balance el pasado verano vuelven a deslucir los resultados del Sabadell. Hasta el pasado mes de septiembre, el banco con sede en Alicante logró unos beneficios de 247,8 millones de euros, lo que supone un descenso del 62,1% sobre el mismo periodo del año anterior, o del 56,5% si la comparativa se realiza a perímetro constante -tal y como lo difundió la entidad-, es decir, si no se tienen en cuenta las aportaciones que realizaron en 2017 las filiales Sabadell United Bank y Mediterráneo Vida, que ya no forman parte del grupo.

El consejero delegado del banco, Jaume Guardiola, se esforzó en dejar claro que el descenso se debe únicamente a estos costes extraordinarios, que junto suman un impacto de 559,6 millones de euros, mientras que el negocio puramente financiero sigue mejorando, apoyado, sobre todo, en la buena evolución económica española. Así, por ejemplo, destacó el aumento de más del 8,3% de los ingresos por comisiones y aseguró que, sin estos extraordinarios, los beneficios a perímetro constante hubieran crecido casi un 15%. Igualmente, señaló que la venta del ladrillo tóxico permitirá al banco ahorrar 153 millones de euros anuales a partir de ahora.

En cuanto a la evolución del negocio en Alicante, la entidad concedió hasta septiembre 4.192,8 millones de euros en nuevos créditos, un 10% más. De ellos, 342,8 millones son préstamos para particulares, un 17% más, mientras que la nueva financiación para empresas sumó 3.850 millones, un 9% más. Destacó la concesión de hipotecas, con un total de 2.588 operaciones por valor de 248,2 millones, un 36,82% más. Además, la entidad captó 33.569 nuevas nóminas e incrementó un 22,6% la contratación de seguros.

La entidad aprobó distribuir un dividendo de 0,02 euros por acción a cuenta de los resultados.