El discurso «Tengo un sueño», pronunciado por Martin Luther King en 1963, pasó a la historia por ser un punto de inflexión en la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos, y, como era lógico, se convirtió en una de las alocuciones más conocidas de la historia de la humanidad. Pues bien, el presidente de la Cámara de Comercio de Alicante, Juan Riera, también tiró de sueños anoche en la EUIPO, en el marco de la Noche de la Economía Alicantina, con el patrocinio del Sabadell y la asistencia de medio millar de personas. «Yo tuve un sueño», dijo el empresario dianense recordando el momento en que el pleno de la Cámara lo eligió presidente. «Imaginé una provincia vertebrada en la que todos fuéramos a una; en la que València no fuera el enemigo; en la que las organizaciones empresariales estuviéramos unidas en unos mismos objetivos; en la que los personalismos dejaran paso al trabajo de los equipos. Donde la Administración apoyase las iniciativas empresariales y fuera el mejor aliado», añadió, esbozando así las líneas en las que se apoyaría a partir de ese momento su discurso. Riera empezó fuerte, y no rebajó el tono hasta casi el final, pasando por la unidad de las patronales en Alicante, la defensa a ultranza de la Diputación, la denuncia prehistórica -pero necesaria- de la falta de recursos hídricos, o el maltrato en inversiones a la provincia de Alicante. Sólo se mostró tibio en lo que tocaba al Puerto de Alicante, sin acabar de dejar claro si está a favor o en contra de la macroplanta de combustible.

Si bien es cierto que el presidente de la Cámara comenzó lanzándole un capote al Consell, agradeciéndole iniciativas como el Distrito Digital, el espejismo pronto se desvaneció. Riera dejó claro que está del lado de la Diputación en la guerra abierta con el Consell. «Es un tema recurrente, pero no es borrando por decreto la provincia como los problemas desaparecen», sentenció. Por si a esas alturas hubiera cualquier género de duda, continuó por ese camino: «Voy a ser muy claro: Estoy, estamos, muy preocupados por el futuro de la Diputación. Me parece una institución clave que ahora y en el pasado ha servido para ayudar a los pequeños municipios y también para reivindicar las inquietudes del conjunto de la provincia», comentó con contundencia. «Acabar con lo que funciona no es buena táctica y resolver desavenencias políticas vía decisiones radicales puede volverse en el futuro contra quien las promueva», agregó. Lógicamente, la cuestión no pasó desapercibida para el aforo, y hasta parte de él se arrancó con un aplauso espontáneo cuando cerró esta parte diciendo que «necesitamos diálogo, confianza y lealtad». No todos lo vieron así. De hecho, a lo largo de la tarde una de las cosas más comentadas, según se decía en determinados corrillos, era que había habido maniobras la tarde anterior para que el presidente de la Diputación, César Sánchez, hablara en el acto. Sin embargo, la oposición del núcleo duro de la CEV en Alicante, al final, parece que lo frenó todo en seco. Otra cosa es que Sánchez acabó subiendo al estrado hasta en dos ocasiones: durante el homenaje a Antonio Fernández Valenzuela y para entregar el premio al presidente de Marjal, Francisco Gómez, exdirigente, además, de la extinta Coepa y uno de los principales promotores de Uepal.

Precisamente la unidad entre las patronales fue el primer punto en el que había entrado en harina Riera nada más comenzar. La distancia entre CEV Alicante, liderada por Perfecto Palacio, y Uepal, encabezada por Juan José Sellés, es más que evidente a estas alturas. Por eso mismo, el empresario de Dénia no dudó en afirmar que «andamos fuera del buen camino en lo que respecta a la unión entre las asociaciones empresariales alicantinas». Ahora bien, subrayó que el hecho de que en una y en la otra organización haya dos nuevos dirigentes -sin entrar en ningún tipo de consideración hacia ninguno de ellos- «debería ser motivo para reducir la brecha, no para ahondar». En cualquier caso, y aquí vino otro de los momentos cumbre de su discurso, se ofreció tanto él como la institución que representa a mediar entre CEV Alicante y Coepa. «Estamos a su disposición para servir de instrumento en ese diálogo imprescindible, para esa cohesión necesaria y ese frente común irrenunciable», proclamó. Sus palabras, además, cobraban más sentido si cabe, después de que en determinados foros se le afeara a la Cámara el desembarco de representantes que hizo en la asamblea electoral de Uepal la semana pasada. La llamada hacia la unidad,sea como sea, también la hizo de puertas hacia adentro. «Necesitamos estar unidos y presentar un frente común», manifestó nada más aludir a su pleno, al que calificó de «nuevo» y «entusiasta».

A partir de ahí, siguieron los toques de atención hacia la Generalitat. «La vertebración de la Comunidad Valenciana no se consigue con una centralización de servicios e instituciones en València», reprochó a la Generalitat, para, a continuación, dirigirse directamente al jefe del Consell, Ximo Puig: «Señor presidente, hacen falta gestos», le espetó. En esa línea, le recriminó que la Agencia de la Innovación haya sido poco menos que un fiasco, al tener formalmente la sede en Alicante, pero cuya «operatividad está de nuevo en la capital autonómica». Por eso, hizo un llamamiento a «tomar decisiones valientes, con todas las consecuencias». Al hilo de esto, hizo dos peticiones muy claras: por un lado, que Turismo tenga rango de Conselleria y sede en Benidorm; por otro, que Alicante sea la sede el Tribunal Superior de Justicia (TSJ). «Sería un guiño a toda la provincia que una institución tan prestigiosa fuera descentralizada», defendió Juan Riera. Los aplausos volvieron, sobre todo tras la demanda de una Conselleria de Turismo con base en Benidorm. Unos aplausos que se repitieron cuando llegó la reivindicación de recursos hídricos, y la crítica aparejada hacia los diputados alicantinos que en las Cortes votaron a favor del trasvase del Júcar desde el Azud de la Marquesa, y no desde Cortes de Pallás. Incluso fue más allá, y puso el acento en la « invisibilidad de la provincia de Alicante, cuya presencia es nula y nuestra influencia, inexistente», y acusó a los diputados en el Congreso, sin distinguir partidos, de tener una «actitud pasiva», incluso «colaboracionista». Dicho de otro modo, cargó contra ellos por no hacer nada.

En cuanto al Puerto, sí incidió en que «pedimos definición: no es lo mismo un puerto comercial que un puerto urbano. De alguna manera hay que lograr hacer coincidir los intereses de las empresas y de la ciudadanía». Alegó eso y que «el Puerto de Alicante debe ser puerto de referencia de las empresas alicantinas», pero no hubo mención expresa alguna a las macroplantas de combustible. La intervención acabó con el sueño que había tenido Riera hace unos meses. «No quisiera despertar y que todo hubiera sido una pesadilla», puntualizó.