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Las empresas pagan por el Impuesto de Sociedades la mitad que en 2007

La compensación por las pérdidas de años anteriores y la destrucción que ha sufrido el tejido productivo de la provincia mantienen la recaudación del tributo muy alejada de las cifras previas a la crisis

María Jesús Montero, ministra de Hacienda. Óscar del Pozo / EP

El Impuesto de Sociedades se ha convertido en el auténtico agujero negro del sistema fiscal español. Mientras que las subidas de tipos y la recuperación han permitido que la recaudación por IVA o por IRPF ya iguale a las cifras previas a la crisis, el anterior Ejecutivo no consiguió dar con la fórmula para recuperar los ingresos que aportaba el gravamen sobre los beneficios empresariales. Una situación que ahora el actual Gobierno quiere corregir imponiendo un tipo mínimo a las compañías con más de 10 millones de facturación.

En el caso de Alicante las cifras no pueden ser más elocuentes. Frente a los más 1.170 millones que generó este tributo en la provincia en 2007, el año pasado apenas se logró un 48% de esa cantidad, es decir, unos 572 millones. Y eso a pesar de que el cambio de domicilio social del Sabadell dio un impulso notable a la recaudación.

Tampoco parece que este año los números vayan a aproximarse a los que se registraban hace una década. Hasta agosto la Agencia Tributaria había ingresado 284,6 millones, lo que supone un incremento del 13,7%. De seguir así, el año podría cerrarse en unos 650 millones, igualmente muy por debajo de la etapa precrisis.

Mientras, los ingresos por IRPF en la provincia alcanzaron el año pasado el 86% de los que se contabilizaron en 2007 -1.325 millones- y, probablemente, acaben el actual ejercicio igualando esa cifra. En el caso del IVA, hace tiempo que la recaudación ya supera la que se obtenía en pleno «boom» inmobiliario y, de hecho, solo en ocho meses de este año, Hacienda ya ha ingresado más dinero por este tributo que en todo 2007. Eso sí, hay que tener en cuenta que el tipo general entonces era del 16% y ahora se sitúa en el 21%.

Son varios los motivos que explican este diferente ritmo en la recuperación de los principales tributos estatales aunque el más importante es la posibilidad que tienen las empresas de deducirse las pérdidas que han sufrido en ejercicios anteriores, tal y como explica el presidente del Colegio de Economistas de Alicante, Francisco Menargues. «Indudablemente, la situación es mejor que hace unos años y las empresas están recuperando los beneficios pero están aprovechando esta posibilidad que les ofrece la normativa para resarcirse por los números rojos de la crisis», señala el experto, quien advierte del riesgo de «caer en la demagogia» con este asunto ya que, a su juicio, la realidad de los distintos impuestos «no es comparable». «Un particular no registra pérdidas. Si no gana, no paga nada de IRPF», recalca el economista.

En cuanto a los planes del Gobierno, Menargues alerta del efecto disuasorio que suelen tener las subidas de impuestos y cree que el futuro para la mejora de la recaudación debe venir de una acción coordinada para que las grandes tecnológica «paguen sus impuestos donde consigan sus ingresos» y no como ocurre ahora que los concentran en aquellos países con una fiscalidad más ventajosa.

Nuevos negocios

Por su parte, la presidenta de la Comisión de Economía y Tributación de la patronal CEV, Laura Vicente, atribuye la mayor parte de la caída de recaudación en el Impuesto de Sociedades a la considerable destrucción de tejido productivo que acarreó la crisis. «La tasa de mortalidad ha sido muy importante y en tres años no se puede recuperar lo que se ha perdido en diez. Ahora hay muchas empresas de nueva creación que, como es lógico, en los primeros años no tienen beneficios», señala la también responsable de Gesem.

En cuanto a los planes del Gobierno de Pedro Sánchez, la portavoz de la patronal considera que aún es pronto para valorar sus efectos, aunque, evidentemente, ve con mayor simpatía unas medidas que otras. Por ejemplo, señala que sería una buena noticia que se bajara el tipo que se aplica a las micropymes del 25% al 23%, como adelantó en julio la ministra María Jesús Montero. Más dudas le genera el hecho de que se imponga un tipo mínimo del 15% a las grandes empresas para evitar que éstas acaben no pagando nada por las deducciones que se aplican.

Quien sí defiende esta medida es el secretario general del sindicato de técnicos de hacienda Gestha, José María Mollinedo, quien, además, reclama medidas para que las empresas con filiales en el extranjero se deduzcan únicamente aquellas cantidades por las que ya han pagado impuestos en otros países y no por el total. «El tipo mínimo es una necesidad», recalca. En cualquier caso, hay que recordar que la posible modificación del Impuesto de Sociedades sigue en manos de los grupos del Congreso.

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