CaixaBank anunció ayer su intención de desprenderse de la participación del 9,36% que posee en Repsol, donde era el accionista de referencia. Una operación con la que, a pesar de que ingresará alrededor de 2.500 millones, la entidad deberá contabilizar una pérdidas netas de 450 millones de euros, según reconoció el propio banco a la Comisión Nacional de Mercado de Valores. Eso sí, a cambio CaixaBank reducirá el consumo de capital que le suponen sus participadas, tal y como fijó en su plan estratégico 2015-2018.

El proceso de venta se articulará en dos fases distintas. Por un lado, mediante la liquidación anticipada de los dos contratos de permuta de renta variable existentes ('equity swap') representativos del 4,61% de la participación de CaixaBank en Repsol.

Por otro lado, la entidad comenzará inmediatamente un programa de ventas para el restante 4,75%, con el objetivo de finalizarlo antes del primer trimestre de 2019. Las ventas se limitarán diariamente a un máximo del 15% del volumen negociado en el día para no distorsionar la cotización.

Salida del consejo

La decisión supondrá la salida de los consejeros dominicales de CaixaBank en el consejo de administración de Repsol, Jordi Gual, presidente de la entidad financiera, y Gonzalo Gortázar, consejero delegado, que ya han presentado su renuncia al cargo. Igualmente, la entidad señaló ayer que pasará a contabilizar las pérdidas de 450 millones en sus resultados del tercer trimestre, aunque esto no afectará a su objetivo de retorno sobre capital tangible (ROTE), que mantiene en el 9-11% para 2018.

De este modo, CaixaBank sale del capital de una de sus dos grandes participadas, y se mantiene por el momento en el de Telefónica, donde controla aproximadamente el 5%, parte de este porcentaje también en equity swaps. Los títulos de Repsol cotizan actualmente en 16,88 euros y acumulan una revalorización anual del 14,5%.