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Nueve euros más por depósito

En los últimos cinco meses el precio de los carburantes se sitúa en el máximo desde 2014

Llenar el depósito en Alicante se ha encarecido en 9 euros el último año

El precio de los carburantes se ha convertido en una preocupación cada vez mayor para los miles de conductores de la provincia que dependen de sus vehículos para ir a trabajar, realizar sus compras o llevar a los niños al colegio. Desde que el presidente norteamericano, Donald Trump, anunciara su intención de romper el acuerdo de su antecesor con Irán el pasado mayo, la cotización del diésel y la gasolina encadenan ya cinco meses instalados en el precio máximo de los últimos cuatro años -desde 2014- y nada hace presagiar un cambio de tendencia a corto plazo.

Una situación que impacta muy directamente en el bolsillo de las familias y los profesionales de la provincia, que ayer tenían que pagar el diésel a una media de 1,294 euros -casi un 15% más que hace un año- y la gasolina 95 a 1,384 euros, alrededor de un 11% más, según webs especializadas como Dieselogasolina.com. O dicho de otra forma, que llenar un depósito estándar de 55 litros de gasoil se ha encarecido más de nueve euros en este tiempo, hasta los 71,17 euros; y en el caso de la gasolina cuesta 7,1 euros más que en septiembre de 2017, hasta los 76,12 euros.

De este modo, ya solo unas 50 estaciones de servicio de las más de 400 con que cuenta la provincia -es decir, menos del 15% de los surtidores- mantienen el precio del diésel por debajo de los 1,20 euros y el de la sin plomo 95 por debajo de 1,30, de acuerdo con la información de Geoportalgasolineras.es, la web donde el Ministerio de Transición Ecológica vuelca los datos que le remiten obligatoriamente las propias estaciones.

No obstante, el aumento de la competencia y el desembarco de las denominadas gasolineras «low cost» provocan que los conductores puedan conseguir ahorros significativos dependiendo de la estación de servicio que elijan. Así, de acuerdo con los datos del ministerio, en el caso de la sin plomo 95 la diferencia entre la gasolinera más cara (1,429 euros por litro) y la más barata de la provincia (1,199) alcanza los 23 céntimos por litro, mientras que en el gasoil se sitúa en 25 céntimos por litro. En ambos casos, la estación más asequible es un operador independiente de Torrevieja mientras que la más cara está en Sant Joan. En términos generales, las estaciones de la zona sur de la provincia son las que tienen los precios más asequibles.

Pero lo peor es que todo apunta a que los precios de los carburantes seguirán caros durante bastante tiempo. Sobre todo, si se tiene en cuenta que, tras el ligero respiro que se tomó en agosto, la cotización del barril de Brent vuelve a acercarse peligrosamente a los 80 euros en estos días. «Según nuestros cálculos, van a seguir subiendo un poco más al menos durante los meses de septiembre y octubre, y luego se estabilizarán», apunta la economista senior de Funcas María Jesús Fernández, quien cree que los precios podrían mantenerse en esos niveles durante uno o dos años si no ocurre ningún suceso extraordinario ya que, eso sí, también recuerda que el mercado petrolífero es uno de los más volátiles y puede reaccionar rápidamente ante cualquier acontecimiento geopolítico internacional, como la citada ruptura del acuerdo con Irán.

Freno al consumo

Las consecuencias de esta situación no se han hecho esperar y este encarecimiento de los carburantes es uno de los motivos que han pesado en la ralentización del consumo que se registró durante el segundo trimestre del año, ya que las familias han tenido que restar esta subida de otros gastos. No en vano, como recuerda Fernández, los combustibles suponen hasta el 6% de la cesta de la compra que calcula el Instituto Nacional de Estadística.

En la misma línea, el profesor de Macroeconomía de la Universidad de Alicante Alfredo Masó señala que «el precio del petróleo es uno de esos factores que hasta hace poco se consideraban como vientos de cola que impulsaban la economía española -mientras el crudo estuvo barato- y que ahora se han transformado en vientos en contra». Así, Masó recuerda el efecto directo que tiene el precio de los carburantes sobre la inflación, con la consiguiente pérdida de poder adquisitivo que sufren los ciudadanos.

El economista también recuerda que la caída de precios que se registró hace algunos años -cuando el precio del diésel se situó por debajo del euro en 2016- se debió al aumento de producción que provocó el desarrollo de nuevas técnicas de extracción en Estados Unidos. Ahora «no se atisba nada similar en el horizonte» y, además, la OPEP también parece dispuesta a mantener echado el freno. Es decir, que tampoco ve motivos para un abaratamiento en el corto plazo.

Aunque parezca un contrasentido, la situación tampoco es del agrado de los empresarios de estaciones de servicio. El presidente de la asociación provincial del ramo, Emilio Córcoles, asegura que la subida de precios se ha traducido en una reducción de los litros que se sirven y, con ello, del margen que se llevan las gasolineras. Y es que la mayoría de los conductores mantienen la costumbre de poner una cantidad fija de dinero -20 ó 30 euros- que, lógicamente, ahora dan para menos y obligan a repostar con más frecuencia -en el caso de los que disfrutan de una situación económica más desahogada- o a dejar aparcado el coche durante más tiempo.

Quienes peor lo tienen son los transportistas, para los que el combustible y, en concreto el gasoil, supone el mayor coste de su negocio. «Nos está afectando mucho y, entre eso y la obligación de circular por autopista en determinados tramos, ya hay profesionales que empiezan a cuestionarse la rentabilidad de algunos trayectos», asegura el secretario general de Fetrama, Francisco Ortiz. En este caso, además, los transportistas se muestran especialmente preocupados por la posibilidad de que el Gobierno incremente los impuestos que gravan el gasóleo, una subida que se sumaría a la que ha provocado la escalada del crudo. «Han dicho que no afectaría a los profesionales pero eso está por ver», apunta Ortiz.

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