Aunque en términos generales están exentos de declarar quienes ingresen menos de 22.000 de un sólo pagados, hay algunos asalariados con rentas del trabajo en torno a 20.000 euros que optan por realizar la declaración del IRPF porque tienen circunstancias personales «que les pueden aportar devoluciones», según explica el secretario general del sindicato Gestha, José María Mollinedo. Lo mismo ocurre con algunos pensionistas que tienen acciones o fondos de inversión.