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El abandono laboral femenino por la maternidad tiende a desaparecer desde 2005

Si bien la brecha salarial entre hombres y mujeres sigue siendo una realidad extendida y cuantificable, el mercado laboral está sufriendo transformaciones que van asimilando los patrones de comportamiento entre los trabajadores y las trabajadoras. En los últimos doce años se ha producido un cambio fundamental. Si en 2005 la máxima tasa de actividad femenina se situaba en el grupo de edad de entre 25 y 29 años, con un 83%; hoy la franja con mayor actividad es la de 40-44 años, con un 86%.

«Esto significa que el abandono del mercado de trabajo por parte de algunas mujeres, coincidiendo con la edad de maternidad, es una práctica que ha tendido a desaparecer desde 2005». Así se desprende del estudio «Desigualdades de género en el mercado laboral», elaborado por las profesoras de Economía de la Universidad de Alcalá Inmaculada Cebrián y Gloria Moreno, y editado por Funcas.

El análisis explica que el modelo tradicional de participación femenina está dando paso a unas pautas «cada vez más parecidas a las de los varones», con tasas más altas y un mayor grado de permanencia en la actividad en las edades intermedias. Eso sí, en las edades en las que las mujeres presentan mayores tasas de actividad, la brecha de género con los hombres se mantiene en nueve puntos, y crece a partir de los 45 años.

En línea con lo que dicen los datos, entre 2005 y 2017 ha caído drásticamente el número de mujeres inactivas: de casi ocho millones hace una década a menos de siete en la actualidad. Y también se ha reducido el porcentaje de mujeres que no buscan empleo por estar a cargo de la familia o de dependientes: del 43% al 25%, como principal motivo. Pese a la mejora de esta situación, el impacto de la familia en la carrera laboral de la mujer sigue siendo abismal si se compara con el de los hombres. «En ningún momento del ciclo vital de los hombres aparece con suficiente relevancia como causa para no buscar empleo el tener responsabilidades familiares o el cuidado de dependientes. En cambio, en el caso de la inactividad femenina, estos motivos son muy importantes», añaden las autoras a partir del análisis de la Encuesta de Población Activa (EPA) de la última década.

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