La innovación en I+D gana adeptos entre los empresarios de la Comunidad, aunque el esfuerzo inversor parece que muestra gran variabilidad. El gasto en mejoras tecnológicas se está destinando, fundamentalmente, a modernizar los sistemas internos de las compañías (60%); a la renovación del equipamiento, como maquinaria, software y edificios (25%); y, en menor medida, a introducir nuevos productos en el mercado (4,2%).

En la última Encuesta sobre Innovación en las Empresas publicada por la Generalitat Valenciana, y correspondiente al año 2016, se refleja que el número de compañías que aplican o han llevado a cabo nuevos proyectos de investigación y desarrollo en la Comunidad supera las 1.700. Una cifra que supone un aumento del 2,1% con relación al ejercicio anterior y que, además, representa un 11,4% del total del conjunto del Estado. Paralelamente, significa un porcentaje similar (12%) con relación al total de empresas de la Comunidad. No obstante, la parte negativa se aprecia en la evolución de la inversión. Aunque el gasto total en innovación rebasó los 612,1 millones en 2016. El montante representa un retroceso del 28% con respecto al registrado el ejercicio anterior. Y, en el ámbito estatal, el volumen inversor en I+D de las empresas autonómicas supone el 4,4% de los gastos en mejoras tecnológicas que se realizan en España, según el informe.

Desde la Agencia Valenciana de Innovación, (AVI), su vicepresidente ejecutivo, Andrés García Reche, advertía de que «conviene ser cauteloso» sobre el esfuerzo inversor que realizan las empresas, «al estar sujeto a una gran variabilidad, que depende del gasto que efectúa la empresa tractora». La Comunidad tiene una menor proporción de grandes empresas que la media española, «lo que afecta a la inversión en I+D», subrayaban desde la AVI. No obstante, sobre el aumento de empresas que apuestan por la innovación, Reche considera que el avance «siempre es una gran noticia, aunque sea leve».

Si se suman las compañías que en el periodo 2014-2016 se han decidido a incorporar sistemas innovadores y las que todavía están desarrollando algún tipo de proyecto, el censo se eleva hasta las 2.423. En cualquier caso, para la AVI, las cifras «se encuentran aún muy lejos de nuestros objetivos», aunque matiza que la encuesta se circunscribe a la innovación tecnológica, «que es una parte de la innovación, muy vinculada a sectores con alto contenido tecnológico, que no son, precisamente, las predominantes en nuestro sistema productivo», compuesto, fundamentalmente, por pymes.

La encuesta destaca que las actividades que más han implementado nuevos sistemas de I+D son, con diferencia, las que operan en el ámbito químico o de productos farmacéuticos, seguidas de las de material de transporte y equipos eléctricos, electrónicos o informáticos. Y con intensidades de innovación más bajas aparecen los sectores de energía, agua y alimentación, además de la industria extractiva.

Un escenario, el que describe la encuesta, que la para la AVI «no es nuevo», más bien se ha perpetuado «a lo largo de 20 años de ausencia de políticas de innovación y de apuesta por un modelo basado en la especulación», destaca Reche, quien añade que, «precisamente, la AVI nace para revertir este contexto» y para impulsar la innovación «a todos los niveles, independientemente del sector».

¿A qué se llama innovación?

Por su parte, sin cuestionar los resultados del informe, desde la Asociación del Terciario Avanzado de Alicante, su presidente, Javier Reina, se quejaba de que, «últimamente, cuando se habla de innovación se alude exclusivamente a la parte tecnológica. Pero la realidad innovadora es más amplia».

Y advierte de que hay empresas, como las de su sector -consultoras- y de otras actividades que invierten en formación, conocimiento o estudios de mercado para implementar nuevos sistemas de trabajo que ofrecer a sus clientes, al mismo tiempo que nuevos productos o modelos de producir que también suponen innovación e I+D. «Pero son costes y proyectos que no están catalogados como tal», alerta.