Una cuadrilla de campo de unas 35 personas (25 hombres y 10 mujeres de apoyo) sale a primeras horas de la mañana a recolectar los racimos de uva de mesa en las parcelas programadas por la Cooperativa V. Agrícola Monforte del Cid -en las que se ha comprobado que están listas para recoger-, después se cargan en cajas al camión y se trasladan al almacén. Allí se limpian y un amplio grupo de mujeres (unas doscientas) se afanan en revisar y repasar los racimos que se van a distribuir, fundamentalmente, en los mercados mayoristas nacionales. En conjunto, el equipo de manipulación en el almacén lo componen 205 mujeres y cuatro hombres. Y por sus manos pasarán en los, aproximadamente, cien días de campaña racimos de uvas de las variedades Victoria, Ideal, Red Globe, Doña María y Aledo.

Esta es la dinámica que se repite estas jornadas en la cooperativa. Ahora, en el inicio de la temporada son hasta 30.000 kilos al día los que se suelen servir. En plena campaña, sin embargo, la media diaria puede subir a los 50.000 kilos. «Una vez que se limpian y se revisan (los racimos), se cargan en el camión y salen hacia su destino. Se distribuye al día; del campo a los mercados», explicaba Vicente Alberola, presidente de la cooperativa. De hecho, las cámaras frigoríficas del almacén se ven vacías en esta época del año. «La uva es fresca. No tenemos stock», reiteraba Alberola, quien, no obstante, matizaba que sólo en las épocas de mayor volumen de trabajo -como en noviembre, de cara al consumo para la Navidad- puede haber picos de reservas.

Uno de los vehículos que carga las uvas de mesa de esta cooperativa tiene como destino los supermercados de Mercadona. En sus cajas se introducen los racimos en bolsitas de papel con asas «para ofrecer mayor comodidad al cliente», según explicaban fuentes de la cadena que preside Juan Roig. La cooperativa de Monforte, que cuenta con más de 200 hectáreas de cultivo -entre los 90 socios de la sección de comercialización- inicia la tercera campaña como proveedor de la enseña valenciana. El pasado año, le suministró 668.852 kilos de uva. Una cifra que representó alrededor del 20% del total de la que comercializó la entidad, según los datos de la cooperativa.

No obstante, en el conjunto de la comarca del Vinalopó, el suministro de este producto para la cadena alcanzó los 8.850.000 kilos, según los datos facilitados por la compañía. Tradicionalmente, Mercadona trabaja tanto con interproveedores locales y de referencia en el sector, que pueden ofrecer mayores volúmenes, como con otros productores más pequeños. Hace años que la cadena decidió recuperar la venta de frutas y verduras a granel y optó por «ofrecer los mejores productos frescos» a los clientes, «apostando por los de proximidad y dando importancia a los proveedores locales», según fuentes de la cadena.

Una fórmula que, al mismo tiempo que le permite acudir a los especialistas en cada producto, en aras de la calidad, refuerza el papel de los productores de la zona del sector primario, dando sentido, así, al sistema de cadena agroalimentaria sostenible (CASPOPDONA, como se le llama internamente en la compañía), hasta avanzar hacia el Modelo de Calidad Total (desde el «jefe», como se denomina en Mercadona al cliente, hasta el sector primario) por el que apuesta la compañía.

La cooperativa monfortina, cuya marca bandera es «Montecid», cumple este año su cuarenta aniversario y la mayoría de su producción está acogida a la denominación de origen Uvas Embolsadas del Vinalopó. En la actualidad, cuenta con unos 200 cooperativistas, de los que 90 pertenecen al área de comercialización y el resto, a la sección de suministros, de donde arranca su origen. No obstante, según cuenta su presidente, en los últimos tiempos ha aumentado el número de los que se han incorporado a la comercialización. «Este año han entrado siete; y no son sólo de los que producen volúmenes pequeños, sino también de los grandes», destacaba. En 2017 la cooperativa alcanzó los seis millones de euros de facturación, de los que 4,5 correspondieron a las ventas de uva; y el resto, a la línea de suministros.

«Podemos ser competitivos»

Para la entidad, la relación con la cadena valenciana es como «una tarjeta de visita, al margen de que es el cliente número uno» , añadía Alberola. Esta relación ha supuesto, igualmente, conseguir una mayor estabilidad en los precios. Pero, además de las cuestiones económicas, «hemos podido demostrar al sector y a los propios socios que en la cooperativa somos capaces de llegar a cualquier mercado, que podemos ser competitivos. De hecho, más cooperativistas han entrado en la comercialización», señala Alberola.

«También, nos ha impulsado a incidir en la calidad: que al almacén sólo llegue el producto mejor; y hacer la primera selección en el campo, porque eso, igualmente, ahorra costes», añaden, por su parte, los técnicos de la cooperativa. Desde Mercadona señalan que la cadena «también aprende» en su relación con los productores locales. Y estos señalan que «nosotros hemos aprendido a saber lo que quiere el cliente y cómo lo quiere», explicaba Vicente Alberola.

Para esta campaña que casi acaba de empezar -se inicia en agosto y acaba en diciembre- la previsión de producción de la cooperativa es de 5,5 millones de kilos de uva, «si todo va bien y no se producen incidencias meteorológicas que afecten al fruto, como sí ocurrió el pasado año», añaden los técnicos.

La entidad también cuenta con un «campo de experiencia», donde «probamos nuevas variedades para ver cómo se aclimatan a la zona», añade Alberola. Las variedades sin semillas es uno de los proyectos que tienen entre manos y con el que están muy ilusionados, ya que puede reforzarlos en la exportación, que ahora representa un pequeño porcentaje del negocio. Las ventas al exterior las realizan a través del grupo cooperativo Anecoop del que son socios.