«El campo de la Comunidad Valenciana ha perdido en los últimos quince años 42.290 titulares de explotaciones agrarias (-28%). Y un 17% de la superficie». Son dos de los datos que recientemente ponía sobre la mesa la organización la Unió de Llauradors para hacer un llamamiento a los diputados de las Cortes Valencianas sobre la «alarmante» situación que arrastra el sector agrario autonómico y provincial, de cara a la redacción de la futura Ley de Estructuras Agrarias.

Un escenario que, a juicio del secretario general de la Unió, Ramón Mampel, es una consecuencia directa de la pérdida de rentabilidad debido a las bajas tarifas en origen que perciben los agricultores por sus frutas y verduras, y que contrastan con los «elevados precios que se encuentran los consumidores a la hora de comprar esos mismos productos en puntos de venta». Una circunstancia que no ayuda al relevo generacional que necesita el sector, que ha ido viendo cómo poco a poco envejecía la población agraria.

Ya en junio, la Unió denunció que los precios de la fruta de verano se habían desplomado un 45% en el campo al inicio de la campaña, mientras que «el coste para los usuarios se había encarecido un 300% en supermercados, hipermercados o en el comercio online». Una denuncia sobre los bajos precios en origen que hacía la Unió, pero, que, igualmente, viene realizando otra organización agraria como Asaja-Alicante, que preside Eladio Aniorte.

Mampel pedía a los diputados autonómicos «reaccionar» para revertir la situación y poder modernizar y profesionalizar el sector. Pero mientras se ponen las bases de la futura normativa, los que han comenzado a reaccionar para garantizar la supervivencia de la agricultura son los propios productores autonómicos y provinciales. Y con distintos proyectos que pasan por buscar nuevas variedades o productos, apostar por el cultivo ecológico o innovar en el mercado, dando, incluso, el salto al canal del e-commerce, pero sin abandonar la esencia del producto tradicional.

«Reinventarse»

El campo alicantino ha perdido en nueve años -de 2007 a 2016, últimos datos disponibles- 5.211 explotaciones agrarias y un 32% de superficie. Ha pasado de tener 152.898 hectáreas cultivadas a 103.472. Datos que, igualmente, no invitan al optimismo y que impulsan a los productores a buscar nuevas salidas, «reinventarse para no desaparecer», según señalaba Alberto Travé, que hace casi un año puso en marcha junto a varios socios la plataforma «Con gusto» de venta online de frutas y hortalizas.

Los productores buscan«diferenciarse en el mercado y hacer marca», subrayaba Ramón Miralles, de La Vaquería del Camp d'Elx. Una empresa familiar, Ganados Miralles CB, que tiene una trayectoria de más de 50 años y que de la elaboración tradicional del queso, dio un salto adelante hace diez años y también comenzó a comercializar leche fresca pasteurizada en máquinas expendedoras, fundamentalmente en tienda. Primero en la de Elche (La Vaquería del Camp d'Elx) que ahora regenta otra persona bajo la fórmula de franquicia, explicaba Ramón Miralles. Y hace dos años, en la de Alicante (La Vaquería del Camp).

Otro paso de futuro fue el que también ha dado Uvas Cabrera, de Benissa. Una empresa agrícola familiar que hoy está regentada por la cuarta y quinta generación y que hace apenas dos años decidió completar su actividad principal: la producción y comercialización de uva fresca para fruta de mesa a mayoristas, con la elaboración de vino moscatel. Uvas Cabrera está en el mercado desde 1895. La fundó el bisabuelo de Ximo Cabrera y ahora él y su hijo Daniel representan la cuarta y quinta generación. Su empresa podría ser una de las excepciones en el sector, marcado en los últimos años por la pérdida de superficie cultivada. Un abandono de la tierra motivado no sólo por la falta de rentabilidad, los bajos precios y los altos costes de producción, sino también por el envejecimiento de la población agraria. De hecho, Daniel Cabrera, de 28 años, se encontraría dentro de ese pequeño grupo de 4.474 titulares de explotaciones agrícolas de la Comunidad que tienen menos de 40 años. El 61% de los productores (65.592) son mayores de 60, según los datos de la Unió de Llauradors.

La empresa de la familia Cabrera se dedica a la producción y la comercialización a mayoristas de uva fresca. La moscatel es la más conocida y especialmente, la variedad autóctona de la zona como es la Moscatel de Alejandría. En la época de sus antecesores, también se dedicaba una parte importante de la producción para uva pasa. «Una tradición que se ha ido perdiendo, pero que queremos rescatar en el futuro. En los primeros años del siglo XX la economía de la zona de basaba en las pasas. Y estas se embarcaban desde Dénia y se exportaba a países del norte, sobre todo a Inglaterra», cuenta Ximo Cabrera.

Ahora, el grueso es la producción de uva, unos 300.000 kilos al año. «Habitualmente, trabajan tres personas en la empresa, pero en campaña, estamos entre 20 y 25», añadía Cabrera. Precisamente, en estos momentos, se encuentran en una época de gran actividad. «Vamos a pedido. La uva se corta hoy y por la noche sale (en camiones preparados) para estar al día siguiente a la venta en distintas partes de España: Cataluña, Madrid, Logroño, Pamplona, Santander o en País Vasco. No se conserva antes del traslado en cámaras ni se le ponen conservantes», subraya el agricultor.

Al igual que La Vaquería del Camp d'Elx tiene página web para darse a conocer en la red. No obstante, considera que la comercialización on line de la fruta «es más difícil que la del vino porque es del día». Sin embargo, sí piensa utilizar más en el futuro el e-commerce para la distribución de los caldos. Una ilusión que Ximo Cabrera tenía desde siempre y que pudo empezar a materializar hace dos años, «cuando contratamos a una persona que, igualmente, compartía la ilusión por elaborar vino». Su objetivo inicial es producir 10.000 botellas de Uvas Cabrera. «Este año, en agosto ya hemos agotado la mitad», añade Ximo. La empresa todavía no elabora el vino en sus instalaciones, lleva sus uvas a una bodega de mucha confianza, aunque en el futuro «la idea es hacer una pequeña bodega, pese a que es complicado, ya que la elaboración del vino nos coincide con la temporada de comercialización de la uva de mesa». En 2016, lanzaron el vino «Ximo Cabrera 2016» de Uvas Cabrera. Un caldo blanco elaborado con Moscatel de Alejandría, cuya cuna es la Marina Alta, con carga aromática y amplio abanico frutal. Es un vino muy fresco y afrutado, según la página web de la empresa.

Restaurantes y canal gourmet

De momento, lo comercializan en Alicante y sur de Valencia. «Normalmente, lo servimos a restaurantes, en el canal gourmet y también estamos empezando con algunos distribuidores», añadía Cabrera, quien señalaba, asimismo, que pueden ser mercados potenciales las zonas donde ya es conocida nuestra fruta fresca. Pero, igualmente, entiende que internet «va a ser una gran herramienta. Además, estamos en una zona de mucho turismo y cualquier visitante que llegue y pruebe en los restaurantes nuestros vinos o los compre en tiendas especializadas, si les gusta, cuando vuelvan a su lugar de origen puede adquirirlo on line». Así, este negocio de amplia tradición familiar y longevo en el mercado no sólo está innovando en relación a su actividad principal, sino que ve en internet un potencial en difusión y ventas. «Creo que en el caso de vino, el comercio online será una parte importante del negocio», augura Cabrera.

Desde Elche y Alicante, Ramón Miralles, aunque también tiene presencia en redes sociales, su fuerte es la tienda física, donde vende sus productos artesanos como el queso y otros gourmet. Los hermanos Miralles decidieron reforzar la actividad tradicional de toda la vida con una nueva línea, introduciendo en su oferta la venta de leche fresca pasteurizada.

Un producto que está en sintonía con la demanda actual de los consumidores que apuestan por productos artesanos y naturales. Los Miralles optaron por dar una salida -«una alternativa más»- a su negocio central de la granja-vaquería y la fabricación de quesos, por lo que comenzaron a vender leche fresca pasteurizada, a través de máquinas expendedoras.

Fue hace diez años. Un momento en que ya no les compensaba servir leche fresca a las grandes industrias lácteas. «En aquel momento el producto fue innovador, aunque desde entonces, ha tenido picos y valles de demanda», explicaba Miralles, quien no obstante, destaca que es una fórmula «en la que eres tú mismo el que le sacas la rentabilidad. Es el cliente el que trata directamente con el productor. La gente confía en ti, busca tus productos. Y aunque es un sistema lento, se acaba haciendo marca. Si no dependes de un intermediario, así tú tienes tus clientes y buscas tus rentabilidades», apostillaba.

Y dicho y hecho. A raíz del proyecto de la máquina expendedora de leche fresca pasteurizada, pusieron una tienda en Elche, que ahora está en régimen de franquicia, donde también se venden sus quesos y otros productos. «Al mismo tiempo que vas a comprar jamón o queso, también compras un litro de leche fresca pasteurizada por un euro», explicaba Ramón. En Alicante, hace dos años ampliaron el concepto y la máquina expendedora de la leche pasteurizada -que tiene una caducidad de cinco días- está dentro de un bar de tapas donde la gente puede comer los productos que hay en el establecimiento.

Ramón Miralles considera que esta «es una manera de que la gente vuelva a los productos originales», por lo que entiende que la tradición no está reñida con la renovación en un sector con unas connotaciones muy arraigadas a la tierra desde siglos. No obstante, dar el paso innovador «cuesta, porque tienes que invertir en la fabrica para la leche, más una pequeña quesería», apunta Miralles. Esta nueva línea de negocio, aun con sus picos y bajadas de demanda, ha crecido un 20% en este tiempo.

No obstante, la leche fresca pasteurizada no sólo se produce para vender en estas máquinas, también se suministra a heladerías y grandes clientes «la misma leche fresca pasteurizada», destaca Miralles, que junto a su hermano Juan Antonio regenta la empresa, de la que es el centro nuclear la granja que tienen en la partida ilicitana de Daimés, donde pastan unas 140 vacas, según indica su página web. En la granja trabajan ocho personas y en la tienda de Alicante cuatro personas. En su filosofía de promocionar los productos artesanos y «originales» también participan en mercadillos especializados, donde venden sus quesos y la leche pasteurizada con una máquina portátil.

Cerca de esta vaquería, desde Elche y Dolores se lanzó hace menos de un año «Con gusto», una plataforma de venta online de frutas y verduras «autóctonas y de temporada: ya sean melones de Carrizales, granada mollar de Elche, cerezas o melocotón de La Montanya, peras manzanas o ciruelas; y también hortalizas de la Vega Baja y el Vinalopó...», explicaba Alberto Travé. «En realidad, tenemos un agricultor-proveedor como mínimo por cada referencia. Y lo más importante, es que entre 15 y 20 familias de agricultores de la provincia están participando del proyecto».

Fruta y hortalizas frescas online

La plataforma tiene una oficina, desde donde se centraliza y gestiona la recepción de los pedidos online y un almacén en Dolores, desde donde se distribuyen a todo el territorio nacional. Son tres socios: el propio Travé, Juan Miguel Montaner, productor de melón de Carrizales, y el informático Rubén Romero. Un trabajador en el almacén se encarga de confeccionar los pedidos y tienen contratado el transporte frigorífico para los traslados.

Uno de sus primeros clientes ha sido el Elche CF, a quien sirven fruta fresca que los futbolistas consumen durante los entrenamientos, según informa Travé. Pero también suministran a varias empresas del Parque Industrial de Elche, «que fomentan la vida saludable entre sus empleados y algunos días suelen hacer un pedido de fruta. Y a raíz de conocer nuestros productos, incluso, muchos trabajadores hacen la compra online para sus propias casas», añade Alberto Travé.