CaixaBank y BBVA completaron ayer la ronda de presentación de resultados semestrales de las grandes entidades españolas con cifras positivas, en ambos casos, y con nuevas críticas a la posibilidad de que el Gobierno establezca un nuevo impuesto a la banca, por parte de la primera. En el caso de CaixaBank, la entidad de origen catalán pero con sede social en Valencia anunció unos beneficios de 1.298 millones de euros durante la primera mitad del año, un 54,6 % más que en el mismo período de 2017, gracias a la mejora del negocio bancario, la contención de costes, la reducción de las dotaciones y la mayor aportación del banco portugués BPI. La entidad aumentó hasta junio todos sus márgenes, impulsó su rentabilidad hasta el 10,4 % y logró reducir nuevamente su tasa de morosidad, situándola en el 5,3%, cinco décimas menos que en el trimestre anterior.

Como han hecho a lo largo de la semana la práctica totalidad de directivos bancarios, el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, también apuntó ayer, en la presentación de estos resultados, que «no es el momento ni una buena idea» establecer un impuesto a la banca, al tiempo que incidió en la necesidad de abrir «una reflexión sobre la situación de las cuentas públicas». «Llevamos cuatro año de crecimiento económico en el entorno del 3%. Son cuatro años de bonanza económica pero, sin embargo, por la herencia de la crisis nuestro déficit público todavía está cerca del 3% y tenemos que hacer un esfuerzo por reducirlo», indicó.

Por su parte, el BBVA obtuvo un beneficio neto de 2.649 millones entre enero y junio, un 15% más que un año antes, debido a los mayores ingresos logrados, a la contención de los gastos y a las menores necesidades de saneamientos y provisiones que tuvo que dotar. Por áreas de negocio, BBVA España ganó hasta junio 793 millones, un 19,3% más, aunque el resultado final incluyendo las pérdidas del área inmobiliaria (Non Core Real Estate) que está a punto de vender al fondo Cerberus, quedó en 757 millones. En Estados Unidos la entidad ganó 387 millones, un 36,3% más, mientras que en México, su mayor motor, el beneficio alcanzó los 1.208 millones, un 10,5% más. En Turquía, el beneficio se situó en 373 millones, tras bajar apenas un 0,2%, mientras que en el área de América del Sur las ganancias sumaron 452 millones y fueron un 11,8% superiores.

El consejero delegado del banco, Carlos Torres, no quiso pronunciarse sobre la posibilidad de que el Gobierno apruebe un nuevo impuesto a la banca, pero adviritó de que «la fiscalidad no puede penalizar el crecimiento y la creación de empleo». «Hay mucho ruido. No se ha concretado nada y no vamos a especular», señaló el ejecutivo. En este sentido, defendió que a nivel global, la contribución fiscal del grupo financiero alcanzó los 9.881 millones de euros el año pasado. Además, precisó que el tipo efectivo del Impuesto de Sociedades fue del 28% en España, y del 27,3% en todo el grupo.