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La patronal se resetea en Alicante

La dimisión de Rosana Perán como presidenta de la CEV en la provincia obliga a convocar elecciones cuatro meses después, y deja a Toni Mayor como dirigente de transición

Rosana Perán y Salvador Navarro. Rafa Arjones

Cuando aún no se han cumplido ni cuatro meses desde que asumiera la presidencia del consejo empresarial de la patronal CEV en Alicante, la industrial ilicitana Rosana Perán anunció ayer su dimisión. Se amparó en la puesta en marcha de un proyecto empresarial -Perán es la vicepresidenta del Grupo Pikolinos- que le va a absorber durante los próximos dos años. Sin embargo, en determinados círculos empresariales no dejó de especularse a lo largo de toda la jornada conque no, que ése no era el motivo real, y que, al final, le había podido la presión de tener que estar en primera línea. Algo que, en cualquier caso, descartaron tanto la empresaria como desde la cúpula de la organización empresarial. Sea como sea, su marcha obliga ahora a la CEV a resetearse, justo cuando parece que empezaba a enderezar su rumbo, y, precisamente, en la provincia en la que más resistencias ha encontrado desde el principio. Ahí está la patronal alternativa, Uepal, que se montó para intentar plantar cara a la CEV, aunque de momento parece que sin mucho éxito. Una patronal ésta desde la que ayer debían estar frotándose las manos, lamentaban algunos sotto voce desde la CEV.

De momento, el presidente de la patronal hotelera Hosbec, Toni Mayor, se hará cargo de pilotar esta etapa de transición, hasta la convocatoria de elecciones, prevista inicialmente para el próximo 13 de septiembre, salvo que en el transcurso de la junta directiva y del comité que se deben celebrar mañana en València se cambie el paso y se opte por otra fecha. A partir de ahí, la intención es conseguir un nombre de consenso. Así se expresó durante la reunión que celebró ayer en IFA el consejo empresarial de la Confederación Empresarial de la Comunidad Valenciana (CEV) en Alicante, y así eso se sostuvo también concluida la sesión. Por ahora, y aunque por delante aún quedan dos meses para que se celebre la asamblea electoral, ya se ha comenzado a hablar de nombres como los del presidente de Terciario Avanzado, Javier Reina, o el del exdirigente del «lobby» Ineca, Perfecto Palacio, que ya tiene experiencia en entrar en quinielas para otras organizaciones. El nuevo presidente interino, Toni Mayor, mientras tanto, negó que se vaya a presentar, en parte por el tiempo que le absorbe Hosbec, en parte por su empresa.

Más allá de lo que pueda pasar a partir de ahora, lo cierto es que la noticia saltó cerca del mediodía. Rosana Perán comunicó formalmente su decisión de dimitir en la sesión que se había convocado en IFA a las nueve y media de la mañana, y, posteriormente, la hacía pública en una comparecencia en la que estaba arropada por su jefe en la CEV, Salvador Navarro, y por su sucesor con carácter interino, Toni Mayor. De hecho, Navarro ya estaba al tanto. La ilicitana le había comunicado previamente su intención de apearse de la presidencia provincial, lo que hizo que el dirigente valenciano llegara a punto de concluir la reunión, para estar junto a Perán y junto a Mayor a la hora de hacer las declaraciones de rigor ante los medios de comunicación. No asistió a la sesión desde el principio, según señalaría posteriormente, para respetar al máximo la independencia de la organización empresarial en la provincia.

Fue en ese contexto -en el de la comparecencia- en el que la propia Rosana Perán justificó el paso que acababa de dar en la puesta en marcha de un proyecto empresarial que le va a ocupar todo el tiempo durante los próximos dos años. Dicho esto, incidió poco después en que «sigo creyendo en el proyecto que representa la CEV y, por eso, seguiré estando ahí, aunque ahora haya tenido que dar un paso atrás por un proyecto que me va a ocupar mucho tiempo». Descartó que haya sido fruto de la presión, hasta el extremo de que añadió que, «al final, somos empresarios y se entienden este tipo de decisiones».

También Salvador Navarro trataba de explicar la renuncia de Rosana Perán cobijándose en esos proyectos empresariales. «Nos puede pasar a cualquiera, como empresarios que somos», argumentaba el presidente de la CEV. En esta línea, subrayaba que «lamento mucho su marcha, y le agradecemos lo que ha hecho, porque es una persona que dio el paso al frente en un momento muy complicado».

El tercer protagonista de la jornada, Toni Mayor, por su parte, apuntó que «ha sido una sorpresa, pero la vida es así». A renglón seguido, señaló que, en este periodo de interinidad que se abre, «hay que seguir trabajando para potenciar más el consejo provincial de la CEV en Alicante, porque cuanto más fuerte sea será mejor para todos». Apuntó que hay que ahondar en esa línea, pero también en conseguir nuevos asociados.

Declaraciones al margen, el ambiente entre el empresariado era desigual. Había quien ya lo veía venir, y había quien no lo esperaba, aunque tampoco le sorprendiera que Rosana Perán hubiera tirado por la calle de en medio. Y también estaban los que se lamentaban, porque en su día se mostraron convencidos de que era la persona adecuada, que era una empresaria joven y que podía aglutinar, y quienes veían esta renuncia como algo previsible, porque desde el principio consideraban que era una apuesta arriesgada. De paso, le recriminaban que no hubiera estado en primera línea tanto como hubieran deseado. Ahora bien, para prácticamente todos lo inexplicable era que fuera ella, apoyada por su entorno más cercano, quien se ofreciera a liderar el proyecto de la CEV en Alicante, y que cuatro meses después haya dejado el cargo.

La renuncia de Rosana Perán, no obstante, se daba a conocer casi de forma paralela a una sentencia del Juzgado de lo Social número 2 de València en la que el magistrado declara improcedente el despido de cuatro trabajadoras de la extinta patronal autonómica Cierval, y condena a la CEV, y a la CEC de Castellón y a la también extinta Coepa a readmitir a las empleadas o, en su caso, a pagar indemnizaciones. La cuestión a debate ayer giraba sobre los efectos que podía tener el fallo de cara a considerar que había sucesión de empresas -en el caso de esta sentencia, una sucesión laboral-, y las repercusiones que eso podía tener en otras cuestiones, como la asunción de la deuda. De momento, el propio Salvador Navarro confirmaba que la CEV ya ha recurrido la sentencia y, además, ponía el acento en que, sea como sea, sería una sucesión laboral. «Vaya día lleva Salvador Navarro, con lo de Rosana Perán y la sentencia», se le escapaba al final de la mañana a un empresario, pese a que el dirigente de la CEV tratara de quitar hierro al asunto.

Todo eso eclipsó otros temas. Ahora bien, en la sesión de ayer no solo se abordó la dimisión de la empresaria del calzado. De hecho, ya se ha abierto un proceso para incorporar a un secretario técnico -o secretaria técnica- que sirva de apoyo a la persona que esté al frente de la CEV. Además, según avanzó Salvador Navarro, se sigue trabajando en la antigua sede de Coepa, con la vista puesta en que antes de que acabe el verano ya pueda ser utilizada tanto por su organización -en particular por el responsable de la CEV en la provincia-, pero también por los asociados. Sin embargo, ni eso ni cualquier otra cosa podía amortiguar el impacto que había tenido la renuncia de su presidenta en Alicante. Y es que, después de cuatro meses, la CEV debe volver a resetearse en la provincia donde más complicado lo ha tenido desde el principio.

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