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Diseñadores, arquitectos o asesores tiran de las nuevas cooperativas

Las agrupaciones de consumidores para adquirir productos a menor precio o el «cohousing» son otras de las actividades en boga en el sector

Villaescusa y Puig, con los responsables de Frutaltea. pilar cortés

Aunque la mayoría sigue relacionando el término cooperativa con las grandes asociaciones agrarias presentes en la práctica totalidad de poblaciones alicantinas, lo cierto es que los nuevos cooperativistas pisan poco el campo. Más bien, suelen pasar la mayoría de su tiempo en el despacho y frente a un ordenador. Y es que en la actualidad quienes más optan por esta fórmula jurídica para sumar esfuerzos son arquitectos, diseñadores gráficos, asesores y, en definitiva, todo tipo de profesionales cualificados que ven en las cooperativas de trabajo asociado la mejor forma de emprender un proyecto de futuro.

Así lo aseguró ayer el presidente de la Confederación de Cooperativas de la Comunidad Valenciana, Emili Villaescusa, tras el acto que la organización celebró en el Museo Arqueológico Provincial (Marq) para conmemorar el Día Mundial del Cooperativismo y en el que participaron el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, los consellers Rafael Climent y Manuel Alcaraz o la líder de la oposición, Isabel Bonig. Una celebración en la que Villaescusa sacó pecho de la buena salud de la también denominada «economía social», que ha demostrado una resistencia a la crisis muy superior a la del resto de empresas, con una caída del empleo hasta ocho puntos menor que la media.

Ahora, tras el inicio de la recuperación, la provincia ya cuenta con 586 cooperativas en funcionamiento, que dan empleo más de 6.500 personas de forma directa. En el caso de la Comunidad, la cifra asciende a 2.180 sociedades, que ocupan a 54.000 trabajadores de forma directa, una cifra que asciende hasta los 75.000, si se suman los empleos indirectos. Pero lo más importante es que el 85% de esta ocupación son trabajadores indefinidos y que casi la mitad de ellos son mujeres.

Como explicó Villaescusa, junto a las grandes cooperativas agrarias -cada vez más profesionalizadas e internacionalizadas-, conviven también cooperativas eléctricas, como la de Crevillent, o supermercados como Consum. Sin embargo, en los últimos años son las denominadas cooperativas de trabajo asociado formadas por profesionales liberales las que más están aumentando, reflejo de los nuevos sectores en auge en la economía e, incluso, de fenómenos como el «coworking», de donde salen algunas de ellas.

No son las únicas. Por ejemplo, también están en auge las cooperativas de consumo, en las que grupos de ciudadanos se unen para adquirir productos o servicios a precios más ventajosos -por ejemplo, para acudir a subastas de electricidad-; o las que agrupan a varios comercios para funcionar como centrales de compras, una fórmula tras la que se esconden algunas cadenas de jugueterías o, por ejemplo, muchas ferreterías.

También en el ladrillo

También empiezan a regresar las cooperativas de viviendas, incluso especializadas, como son las sociedades de «cohousing», que buscan promover la construcción de complejos residenciales para la tercera edad, donde los propietarios mutualizan servicios como la limpieza o la atención médica que muchos requieren a esa edad.

En cualquier caso, desde la Confederación no se olvidan de las grandes cooperativas con historia y ayer quisieron homenajear a dos de ellas: Transportes El Comtat, que cuenta con 23 socios y 33 años de trayectoria, y la Cooperativa Agrícola de Altea (Frutaltea), con 458 socios.

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