El expresidente del Banco Popular Ángel Ron ha calificado este jueves el proceso de su salida de la entidad de "atropellado" y ha criticado duramente a su sucesor, Emilio Saracho, del que ha dicho que estaba incluso dispuesto "a montar una tómbola" para vender la entidad.

Durante su comparecencia en la Comisión del Congreso que investiga el origen de la crisis económica, Ron ha explicado que "es legítimo echar a un presidente de una empresa", pero no actuando "desde dentro" con un proceso "que pone a la empresa en peligro".

El exbanquero ha acusado a algunos miembros del consejo de administración de la entidad de "sembrar noticias negativas" y propiciar con ello la "caída del precio de la acción".

Ron también ha recordado que la familia mexicana Del Valle, accionistas de la entidad con un 4 % del capital, amenazó con convocar una junta de accionistas para echarle, y ha considerado que no se hizo porque algunos accionistas institucionales quisieron evitar lo que habría sido un escándalo.

Aún así, ha lamentado, "ahí comienza el principio del fin" de la entidad y se ha mostrado muy crítico con su sucesor, Emilio Saracho.

Sin nombrarle en ningún momento, ha asegurado que conocía las intenciones del Grupo mexicano y aun así asumió el cargo, para añadir que éste había manifestado en conversaciones con Ron "incluso en presencia de 300 directivos del banco, no conocer los fundamentos de la banca comercial.

"Esto es como si se conduce un avión comercial como si fuera un caza", dijo Ron, que precisó que "el avión llega al aeropuerto, pero la tripulación y los pasajeros se mueren", porque "si se empiezan a hacer descensos en picado, al final, lo que ocurre, y ocurrió" es que se pierde la confianza.

Asimismo, ha asegurado que Saracho, procedente del banco de inversión JP Morgan, le transmitió en el transcurso de esas conversaciones que "no sabía ni venía a gestionar", y que lo que él sabía hacer era "crear valor" y que iba a arreglar la situación con una ampliación de capital con descuento o una venta a bajo precio.

Es más, en su opinión, según le trasladó, consideraba que la acción estaba cara y estaba dispuesto incluso a montar una tómbola para vender la entidad, comentario que a Ron le pareció "especialmente desagradable".

"Me dijo que un principio básico en su labor de banca de inversión era infundir pánico", especialmente entre las autoridades, por lo que quería trasladar la idea de que estaba "dispuesto a estrellar el avión en las puertas del BCE".

Sobre sus años al frente del Banco Popular y la exposición de la entidad al negocio inmobiliario, Ron ha explicado que el banco tenía un 36 % de su balance en el ladrillo cuando llegó el "crack", pero algunas cajas tenían el 60 y el 70 %.

Algunos informes, ha recordado, decían que en el banco estaban siendo "muy tímidos" con su actividad inmobiliaria, que muchas veces venía por acompañar a las propias pymes.

Pero ha defendido su actuación como garantía para mantener la independencia del Banco Popular porque descubrieron hasta tres veces a cajas de ahorros queriendo controlar la entidad, que constituyó por sí sola hasta 28.000 millones en provisiones, "sin acudir a ayudas públicas porque no lo necesitó".

También ha destacado que la opinión de los supervisores, incluso en los peores momentos de la crisis, allá por 2011-2012, era que el Banco Popular tenía capacidad para seguir por sí solo teniendo en cuenta la fortaleza de su negocio y sus accionistas.

Un comentario que ha puesto en valor porque la inspección del Banco de España al Banco Popular se hacía desde dentro, lo que les permitía enterarse del día a día, "hasta operaciones de 35.000 euros" ya que en la entidad "no se puso jamás un velo".

"El Banco fue siempre transparente", ha sentenciado.