Ni las entidades financieras con sus enormes carteras de activos adjudicados ni los grandes fondos de inversión con sus multimillonarias operaciones. La absoluta protagonista del mercado inmobiliario en la provincia vuelve a ser la compraventa de viviendas entre particulares, que ya concentra prácticamente tres cuartas partes de todo el negocio y se ha convertido en el auténtico motor del sector en toda España.
Así lo refleja la última edición del informe Solvia Market View que elabora la filial del Sabadell y que señala que, desde su mínimo de 2013, las transacciones entre particulares se han disparado un 140%. «En el momento en que los precios han empezado a remontar, la mentalidad de muchos propietarios ha cambiado. Ahora están dispuestos a vender y eso es lo que está tirando con más fuerza del negocio», asegura el director de Inteligencia de Mercado del «servicer», Arturo Marín.
De esta forma, ya han quedado atrás los años en que más de la mitad de las compras que realizaban los particulares en la provincia procedían del stock de pisos embargados que acumulaba la banca, como ocurrió durante los años centrales de la crisis. Una circunstancia a la que también se suma el hecho de que la venta de viviendas nuevas que realizan los promotores todavía tengan un peso muy bajo en el mercado, a pesar del repunte de la construcción.
De esta forma, de las 40.122 viviendas que cambiaron de manos en la provincia durante el año pasado, solo un 13% - unas 5.200- formaban parte de operaciones de venta de carteras de bancos a fondos de inversión, daciones en pago de promotores a las entidades financieras o de embargos; mientras que el restante 87% -34.907- fueron ventas finalistas, es decir, operaciones en las que quien compraba era su propietario definitivo. Igualmente, entre estas últimas, únicamente un 28% de las propiedades procedía del balance de algún banco o fondo, o formaba parte de una promoción de nueva construcción, mientras que un 72% fueron operaciones de particular a particular. Una cifra prácticamente idéntica a la media nacional, donde las transacciones entre particulares suman el 74%, según las mismas fuentes.
En otras palabras que, frente a lo que muchos puedan pensar no son los fondos buitre ni los bancos los que se encuentran detrás del actual repunte del ladrillo, que nuevamente está tirando al alza de los precios, sino la suma de las decisiones de miles de propietarios privados, que tratan de rentabilizar la inversión que realizaron en su día.
Un mercado millonario
Este auge de las ventas de segunda mano es lo que está llevando a la actual proliferación de inmobiliarias por todo el país, después de que en los primeros años de la recesión desaparecieran hasta el 70% de estos negocios, según el informe de Solvia. Y no es para menos. Teniendo en cuenta que la comisión por cada venta oscila entre el 3% y el 5% del importe de la transacción -dependiendo de variables como si el piso estaba en exclusiva o no en una sola agencia-, la filial del Sabadell calcula que la intermediación inmobiliaria supone un negocio potencial de más de 1.200 millones de euros anuales en toda España.
En cualquier caso, la propia Solvia señala que en nuestro país el porcentaje de compraventas en las que media una inmobiliaria es más reducido que en otros mercados. Así, mientras que en Estados Unidos, Canadá o el Reino Unido hasta el 90% de las adquisiciones de viviendas que realizan sus ciudadanos se hacen con la intervención de un tercero, en el caso de España este porcentaje cae hasta el 65%. Claro que en la cultura anglosajona no se ve al agente inmobiliario como un simple comisionista sino como un prestador de servicios que le acompaña en el proceso.
Del total de inmobiliarias que existen en España, alrededor de un 40% son agencias independientes mientras que el resto pertenecen a alguna de las más de 70 redes de franquicia que funcionan en el país. De ellas, sólo 16 tienen 50 o más puntos de venta operativos.
