La consellera y el director general de Obras Públicas, María José Salvador y Carlos Domingo, acaban de presentar la propuesta de mejora de la conectividad de la autopista AP-7 de cara a la próxima liberalización del peaje que finaliza en 2019 tras cuatro décadas de pago por el uso de esta carretera.
Se trata de diez propuestas en ocho puntos concretos desde Vinaròs a Altea para mejorar la conectividad de algunos municipios y que, en varios casos, permite evitar la construcción de variantes previstas al anularse el peaje y permitir la libre circulación por la autovía litoral.
La propuesta que presentó la semana pasada al actual ministro de Transportes, José Luis Ábalos, tiene un coste global de 220 millones de euros, que supone «un ahorro» respecto a las actuaciones globales previstas en el entorno de la AP-7 desde hace años, según explicó Carlos Domingo.
La planificación plantea dos tipos de actuaciones que pasan «por crear nuevos enlaces y potenciar el mallado de la red estatal y planificar de manera racional el trasvase de tráfico a la AP-7 desde las carreteras nacionales paralelas y conectar algunos municipios sin conexión actual con la AP-7» cuando esté libre de peaje.
En los 367 kilómetros de la AP-7 en la Comunitat Valenciana existen actualmente 18 enlaces a municipios que aumentarían en otros siete, si Fomento acepta la propuesta de la Generalitat.
Las mejoras planteadas incluyen un nuevo enlace de la AP-7 con la N-232 a la altura de Vinaròs; una nueva conexión con Benicàssim, otra con Vila-real que incluye la mejora de la N-340 entre Alquerías del Niño Perdido y Vila-real. Otro nuevo enlace con Alzira. Un nuevo acceso en Oliva y otro enlace de nueva construcción en la CV-60 (que construiriría la Generalitat) y que evitaría tener que construir la variante de Oliva, además de mejoras den la movilidad entre Gandia y Oliva.
Entre Gata y Pedreguer también se acondicionaría la nacional a través de una nueva vía parque. En Altea se construiriá un nuevo acceso que conectaría con la CV-760 de La Nucía a Polop.
