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El autoempleo tira de las empresas

La Comunidad Valenciana recupera el nivel de mercantiles y se vuelve a situar en las 70 por cada 1.000 habitantes

El autoempleo tira de las empresas

La economía española ha mantenido un ritmo de crecimiento bastante sólido en los últimos meses, hasta el extremo de que, según los últimos datos del Banco de España, el PIB sigue avanzando un 0,7% en el segundo trimestre del año, manteniéndose así la tendencia registrada entre enero y marzo de este mismo año. Y todo, dicen los expertos, impulsado por la demanda interna, la mejora de la renta de los hogares y la creación de empleo. Cierto es que la recuperación no ha llegado a todos, y que la desigualdad, lejos de ir difuminándose, ha ido aumentando. Sin embargo, esa dinámica expansiva sí ha empezado a tener sus efectos en la creación de la empresas en la Comunidad Valenciana en general, y en la provincia de Alicante en particular. Así se desprende del informe que acaba de publicar el Comité Econòmic i Social (CES). Ahora bien, con un matiz: está siendo el autoempleo el que más está tirando.

Por partes. De entrada, la densidad empresarial, que mide el número de empresas por cada 1.000 habitantes, se situó en el ejercicio pasado en las 70, casi a la par de las 71 registradas en 2009, y empezando a tomar distancia de las 66 por cada 1.000 habitantes que se registraron en 2014, como consecuencia de la crisis económica. Por provincias, Alicante, con un 1,8%, fue la que se anotó la mayor subida, con 2.356 empresas más, hasta situarse en las 135.480. No obstante, más de la mitad de firmas, el 54,24% en concreto, no tienen ningún asalariado, corroborando de este modo, como apostillan en el informe que acaba de publicar el CES, «el claro dominio del autoempleo que se observa en la estructura jurídica empresarial valenciana y los mínimos cambios experimentados en su estructura». El estudio, que toma los datos del Dirce, sí detalla que las empresas con una plantilla superior a los 1.000 trabajadores han pasado de las siete registradas en 2016 a las nueve del año pasado, pero, aún así, las mercantiles que tienen como mucho nueve trabajadores representan el 95,7% del tejido productivo alicantino en estos momentos.

Y ahí es donde lanzan la voz de alerta los expertos. Está bien que aumente el número de firmas en Alicante, pero no se pueden lanzar las campanas al vuelo. Así, sin ir más lejos, lo subraya el catedrático de Organización de Empresas de la Universidad Miguel Hernández de Elche, José María Gómez Gras. «Los datos, en cierto modo, pueden ser engañosos, porque, en muchos casos, ese repunte responde a que hay personas que no tienen otra salida que el autoempleo. Lo importante, de hecho, es haya más empresas, pero también que ganen tamaño para acceder a otros modelos de negocio y a la internacionalización», puntualiza. Y eso a pesar de que admite que uno de los principales valores de muchas microempresas es au agilidad.

En términos muy similares se pronuncia la directora del Departamento de Análisis Económico Aplicado e integrante del Instituto de Economía Internacional de la Universidad de Alicante, Carmen Martínez Mora. «El tamaño de las empresas es un factor muy importante, ampliamente contrastado en la literatura económica, que determina el potencial de crecimiento, de internacionalización y de productividad empresarial», señala, para, acto seguido, agregar que, «por esta razón, existe un gran consenso en el ámbito económico acerca de la conveniencia de conseguir aumentos en el tamaño de las empresas españolas para alcanzar mejoras en la producción y en el empleo industrial». Otra cosa es que el tamaño micro de las empresas no sólo es un rasgo característico de la provincia o de la Comunidad, «sino de todo el conjunto de la economía española, aunque en nuestra provincia se acentúa todavía más», explica esta profesora que es experta en economía industrial de la Comunidad Valenciana, y ha estudiado la estructura productiva de la provincia y las exportaciones.

Precisamente en este contexto, Carmen Martínez Mora incide en que «el mayor tamaño está estrechamente relacionado con lo que en el mundo de la empresa se conoce con el término de "calidad de la gestión", y que tiene que ver con la formación de los directivos y del personal de la empresa, así como del empleo de formas de organización avanzadas y participativas en la gestión». Por eso, pone el acento en que «el avance en estos factores ayudaría a obtener mejores resultados y así poder mejorar el rendimiento o, lo que es lo mismo, la productividad, lo cual facilitaría la expansión de la empresa». Hace hincapié en eso, y en la necesidad de apoyar mucho más el proceso de internacionalización. A modo de ejemplo, señala que sólo el 5% de las empresas españolas, las más grandes, han soportado aproximadamente el 75% del crecimiento total de las exportaciones. Así las cosas, apunta a la importancia de apoyar mucho más el proceso de internacionalización de las compañías. Y no sólo eso. «Las microempresas son valiosas como proyectos iniciales con iniciativas novedosas que pueden introducir nuevos conceptos en los mercados. Pero, para consolidarse como proyectos empresariales de éxito y de largo plazo, necesitan asociarse a otros inversores para disponer de los recursos necesarios que todo proyecto internacional requiere», comenta la profesora. «En la actualidad, no se conciben proyectos que no contemplen un escenario global e internacional y para emprender este tipo de expansión son necesarios recursos económicos elevados», concluye.

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