Las oficinas donde en los años del boom inmobiliario se firmaban hipotecas hoy son utilizadas por quienes deciden sobre si las cláusulas de esos préstamos eran o no abusivos. El juzgado de cláusulas suelo de Alicante se encuentra habilitado en un local que antiguamente estuvo ocupado por el Sabadell y que fue cerrado en el último plan de cierre de oficinas aprobado por la entidad. Recientemente se ha cumplido un año desde la creación de estos juzgados con ámbito provincial y que venían con vocación de hacer frente a una hipotética avalancha de pleitos judiciales ante la sentencia del Tribunal que declaraba abusivas las cláusulas suelo que imponían en su hipotecas tres de las grandes entidades bancarias españolas.
Las condiciones de estos juzgados son muy distintas a la precariedad con la que nacieron en su día y parece que se empieza a ver la luz al final del túnel. Y es que, cuando el juzgado se puso en marcha en junio del año pasado, acabó ocupando unas instalaciones que tenía el Colegio de Graduados Sociales en el Palacio de Justicia, ya que no había sede física para poder instalarlo. Unos despachos que ni siquiera tenía mobiliario el día que supuestamente debían iniciar su trabajo.
La acumulación de casos y los refuerzos que se fueron aprobando hicieron más patentes las estrecheces, hasta que se optó por buscar un nuevo emplazamiento.
Desde finales de abril, el juzgado de Primera Instancia cinco ha sido trasladado a las oficinas de una antigua sucursal bancarias. Seguramente la oficina en la que se encuentra la sala de vistas antaño estaba ocupada por el despacho de algún directivo de la oficina bancaria.
El local se encontraba en alquiler y la Conselleria de Justicia buscaba inmuebles cercanos a los juzgados donde ubicar las nuevas unidades judiciales que debía crear. Por ironías del azar, el juzgado elegido para ir al banco era el de cláusulas suelo.
