Por si alguien lo dudaba, un estudio realizado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) y la Fundación Ramón Areces acaba de poner negro sobre blanco el tremendo aumento de las capas de pobreza y la erosión de las clases medias que ha supuesto la crisis económica. Un incremento de la desigualdad que, además, ha tenido en los jóvenes a una de sus principales víctimas.

De esta forma, según la monografía Oportunidades de empleo y renta, el porcentaje de población pobre de la Comunidad Valenciana ha pasado del 30,8% al 36,2% entre los años 2007 y 2016. Un incremento del 17,4% que, en números absolutos, supone que en este tiempo más de 285.000 valencianos han abandonado las clases medias para engrosar las capas más desfavorecidas de la sociedad. Es decir, para vivir en hogares donde el ingreso medio anual por persona no alcanza los 8.700 euros.

Podría haber sido peor, como apunta uno de los autores del estudio, el investigador Antonio Villar, ya que en el conjunto del país el incremento de las clases bajas ha sido del 21,9% en el mismo periodo, 4,5 puntos más que en la Comunidad. Así, el informe destaca la situación de comunidades como Cataluña, Baleares o Canarias, donde el aumento de la cifra de pobres durante la crisis ha sido superior al 40%, aunque también es cierto que en las dos primeras el volumen total de quienes se encuentran en esta situación sigue por debajo de la media nacional, a pesar de este repunte. Además de Villar, han elaborado el estudio Carmen Herrero y Ángel Soler.

También llama la atención que, al contrario de lo ocurrido a nivel nacional, donde la crisis, además de las clases medias, también ha reducido el porcentaje de población que podría considerarse clase alta, en la Comunidad Valenciana los años de recesión también dejan un mayor número de ricos. Así, si en el año 2007 hasta el 9,6% de la población valenciana podría encuadrarse en el segmento de renta más elevado, en 2016 el porcentaje llegaba al 10,6%, lo que en números absolutos supone que la crisis también deja cerca de 55.000 personas más en las capas más pudientes.

Un dato que refleja el aumento de la desigualdad que se ha producido durante esta década y que sólo se repite en otras tres autonomías: Aragón, País Vasco y La Rioja. No obstante, Villar matiza que no se trata del grupo de ultrarricos -lo que habitualmente se denomina el "1%"-, sino más bien de la clase media-alta, por lo que su incremento no supone un dato tan negativo al tratarse de un grupo relativamente grande de población (más de medio millón de personas, si se tienen en cuenta las cifras de población del INE).Menos oportunidades laborales

Además de la perspetiva geográfica, el estudio también ha querido analizar cómo ha afectado la crisis al nivel de renta según el segmento de edad con unos resultados demoledores ya que la conclusión es que los jóvenes son las principales víctimas de la caída de renta. Así, si en 2007 alrededor del 21% de la población de entre 16 y 30 años vivía en hogares con rentas bajas, en 2016 la cifra se situaba en el 45,7% debido a la falta de oportunidades laborales, la precariedad y los bajos salarios.

Mientrastanto, el colectivo de mayores de 50 años es donde menos ha aumentado la cifra de pobres que, aún así, suponen un 35,25% del total.