No hubo sorpresas. Los seis exconsejeros que declararon ayer en el juicio por las dietas que cobró el expresidente de la CAM Modesto Crespo no se separaron ni un ápice de la estrategia de defensa que han llevado la mayoría de ellos desde el inicio del proceso, y aseguraron que nunca aprobaron las retribuciones de más de 600.000 euros que se embolsó el empresario ilicitano por presidir la sociedad participada Tinser Cartera. Igualmente, todos coincidieron en señalar que las actas de la reunión donde supuestamente dieron luz verde a estos pagos fueron falseadas y que los directivos de la entidad les ocultaron esta información.

Y es que, lejos de ser «idílicas», varios de los acusados señalaron ayer que las relaciones entre la dirección de la caja y el consejo de administración estaban dominadas por la «opacidad» e, incluso, el «desprecio» de los ejecutivos hacia los miembros de este órgano. «Pretendían que fuéramos un consejo durmiente», aseguró uno de ellos, el psicólogo Ángel Óscar Estrada, que se mostró especialmente crítico con el exdirector general de la entidad Roberto López Abad, al que acusó de tratar de «endosarles» la responsabilidad en este caso.

De esta forma, tras las declaraciones de ayer ya son 15 los acusados que han asegurado ante el tribunal que el consejo de administración se limitó a dar su conformidad al nombramiento de Crespo como presidente de Tinser pero que nunca aprobó la dieta anual de 150.000 euros que se asignó al empresario ilicitano-llegó a cobrar 600.000 euros en total- ni tampoco que la recibiera con carácter retroactivo desde el mes de junio, aunque el nombramiento se hubiera producido a finales de noviembre.

Frente a ellos, el citado López Abad y el que fuera secretario del consejo José Forner defiende que sí se produjo la aprobación y que las dietas fueron legales, una tesis que también sostienen con menor rotundidad los que fueran miembros de la Comisión de Retribuciones de la caja Martín Sevilla y Antonio Gil Terrón. Todos ellos están acusados de un posible delito de apropiación indebida y administración desleal -con penas de dos a cuatro años de prisión-, de los que Modesto Crespo ya se ha declarado culpable, tras haber alcanzado un acuerdo con la Fiscalía Anticorrupción antes del juicio para rebajar su condena a sólo nueve meses.

«No se hablaba de retribuciones»

Además de Estrada, otra de las más contundentes en su declaración de ayer fue Raquel Páez quien aseguró que en los consejos «nunca se habló de retribuciones». «Nunca supe lo que cobraban el presidente, los vicepresidentes o el equipo directivo», señaló, por lo que no le extrañó que el día del nombramiento de Crespo tampoco se tratara el tema. Es más, Páez relató que en una ocasión intentó preguntar por los sueldos de los directivos y rechazaron contestarle con el argumento «de que no formaba parte del orden del día».

Como ya hicieran la semana pasada varios de sus compañeros, Páez también recordó que los acuerdos que se llevaban al consejo pasaban antes los filtros del departamento jurídico de la CAM, por lo que nunca dudó de su legalidad, y que, igualmente, en el consejo siempre había presente un asesor -Juan Martínez-Abarca-, del que llegó a cuestionarse por qué no estaba imputado al igual que los consejeros. Páez también provocó las risas de los presentes en la sala cuando, al ser preguntada sobre si había obtenido algún beneficio o se había llevado algo del nombramiento de Crespo señaló de forma irónica: «Sí, este juicio». Una respuesta que luego repitieron varios de sus compañeros.

El empresario benidormense Ginés Pérez -en su día, uno de los consejeros más próximos a Modesto Crespo- también negó rotundamente que el consejo hubiera aprobado las dietas del expresidente de la CAM. Eso sí, Pérez defendió que, en caso de haber sido legal, los 150.000 euros anuales que recibió Crespo no eran «en absoluto» una cantidad exagerada para el cargo. Igualmente y frente a lo que admite el propio Crespo implícitamente en su acuerdo con la Fiscalía, Pérez defendió que el ilicitano sí realizaba un trabajo real en la entidad y señaló que estaba en su despacho de la CAM «a cualquier hora que quisieras llamarle».

«Un dos de mayo»

Por su parte, el sindicalista Salvador Piles aseguró que habría armado «un dos de mayo» de haber sospechado que las actas del consejo se habían manipulado para incluir la aprobación de las dietas de Crespo e insistió en que este organismo sólo dio su consentimiento al nombramiento, nunca a las retribuciones que recibió. Idénticos argumentos que esgrimieron Elia Rodríguez y José Rovira, que apenas comparecieron unos minutos.

También el psicólogo Óscar Estrada, además de relatar las malas relaciones entre la dirección y el consejo, insistió en denunciar el falseamiento las actas. Unos hechos que, según recordó, ya puso de relieve ante el Banco de España, en su comparecencia en las Cortes Valencianas y también ante el juez Gómez Bermúdez en la Audiencia Nacional.