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De basura marina a chaquetas de moda sostenible

Cien barcos de pesca de la provincia colaboran con dos entidades medioambientales en la limpieza de vertidos marinos

De basura marina a chaquetas de moda sostenible david revenga

Bolsas y botellas de plástico, latas, vidrio y muchos otros restos cubren los fondos de los mares de todo el planeta hasta llegar a sumar, cada año, unos ocho millones de toneladas, según recoge la entidad Ecoalf de un estudio publicado en la revista Science. Es una importante acumulación de basura que está reduciendo progresivamente la calidad de las aguas de los océanos y causando un grave impacto al ecosistema marino y al medio ambiente, en general. Un total de 32 cofradías del Mediterráneo -seis de ellas de la provincia- colaboran en el proyecto «Upcycling The Oceans», que parte de la limpieza de la basura que se acumula en el mar para reciclarla y, posteriormente, tratarla para conseguir hilo que sirva para fabricar prendas: chaquetas, alpargatas, sudaderas.. o complementos.

Las cofradías alicantinas y otras de Castellón son pioneras desde 2015 en colaborar en esta iniciativa medioambiental con Ecoalf (a través de su Fundación) y Ecoembes, que coordina el reciclaje y que se incorporó después al proyecto, al igual que el resto de puertos de la Comunidad (ocho entre Castellón y Valencia), de Murcia y Cataluña.

El pasado año, entre las cofradías que participan se recogieron 113 toneladas de basura, de las que 29,7 procedían de la provincia. No obstante, de este total sólo el 10% se corresponde con botellas de plástico del denominado PET (tereftalato de polietileno) -las habituales de bebidas- que es el único material que se utiliza para poder convertirlo posteriormente en tejidos para las prendas sostenibles. Unas 70 botellas de plástico equivalen a un metro de tejido, es decir a una chaqueta, según estiman en Ecoalf. La entidad se dedica a la «recuperación selectiva de residuos con el fin de reciclarlos, valorizarlos y evitar su impacto nocivo en el medio ambiente, mediante el desarrollo y aplicación de nuevos conocimientos científicos y tecnológicos», explica en su página web.

Colaboración voluntaria

Reducir la contaminación del fondo del mar y limpiarlo de la acumulación de basura es el único objetivo que mueve a los pescadores de la provincia de Alicante en esta iniciativa. Lo hacen de forma voluntaria y sin contraprestación económica alguna, un aspecto que subrayan en Ecoalf. Por su parte, desde el sector pesquero inciden en que es basura que las redes de arrastre recogen durante la pesca y valoran que ahora puede reciclarse, al mismo tiempo que «se puede ir reduciendo el impacto ambiental. Los más interesados en la salud del mar somos nosotros, los pescadores, que vivimos de lo que hay dentro de él», aseguraba José Ignacio Llorca, presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Alicante y patrón mayor del puerto de la de La Vila, el primero que entró en el proyecto. «Todos sabemos que si el mar está más limpio, habrá más peces», remarca.

Es la razón de fuerza que mueve a los 106 barcos de pesca de arrastre -unos 500 pescadores- de la provincia que cada día depositan la basura que llevan en las redes en los contenedores que ha instalado la empresa en los puertos. «Su personal hace un seguimiento y la compañía autorizada viene cada quince días a recogerla», añade Llorca. El plástico PET se separa para reciclarlo y someterlo a un posterior tratamiento tecnológico que es el que permitirá la futura fabricación de prendas. «El resto de material lo recicla Ecoembes a través de los procesos tradicionales», explica Irene Díez, de la Fundación Ecoalf, quien añade que la incorporación de esta entidad de reciclaje y tratamiento «ha permitido extender el proyecto a otros puntos del Mediterráneo». Y se prevé expandirlo con el objetivo de «fomentar la recuperación de otros residuos, más allá de las botellas de plástico PET, como son el flim, el acero y el aluminio con el fin de transformarlos en materia prima útil para otros sectores», inciden en la compañía, que, incluso, ya trabaja en Tailandia con pescadores locales. Las embarcaciones de arrastre son las que participan en esta iniciativa con la retirada de la basura marina que recogen en sus redes durante la pesca. Mezclados se encuentran plástico, vidrio, latas y otros materiales de desecho. «Aunque en los puertos también colaboran los barcos de cerco, donde viven los pescadores durante las jornadas de pesca. Y separan la materia orgánica del plástico que generan», según explicaba el secretario general de la Federación de Cofradías, a la vez que del puerto de Altea, Juan Mulet.

La concienciación del sector es máxima, «ya que el Mediterráneo y, en general, los mares y océanos están plagados de plásticos y otras basuras», añade Mulet. Y la pesca es su medio de vida. Pero, igualmente, consideran que «los ciudadanos deben ser conscientes de la situación del medio ambiente y del impacto del cambio climático», explicaba el patrón mayor de La Vila, José Ignacio Llorca. El también presidente de la Federación de Cofradías de Pesca de Alicante explica que «gran parte de basura marina se encuentra más cerca de la costa, cuando nos adentramos en el mar, los vertidos son más reducidos». Una circunstancia que, a su juicio, indicaría que «la mayoría de la basura viene de tierra, de las botellas y bolsas de plástico que acaban en el mar o del vidrio y las latas que no se tiran en las papeleras desde tierra cuando se está cerca de la costa», añade.

«Concienciación de todos»

Los pescadores son conscientes de que la reducción de la contaminación de los mares «es una tarea de concienciación de todos» y de tiempo. «La basura se mueve con los vientos». Y los barcos no siempre faenan en los mismos puntos, por lo que cuando regresan a faenar a aquella zona que quedó limpia de vertidos en el fondo, «vemos que vuelve a tener basura», lamenta José Ignacio Llorca. «Los pescadores son los protagonistas del proyecto UTO (Upcycling The Oceans), sin su ayuda este proyecto no sería viable», subrayan desde la Fundación. Los 32 puertos del Mediterráneo que colaboran suman un total de 462 barcos de arrastre e implican a unos dos mil pescadores.

Su participación en la retirada de los residuos del fondo del mar, y concretamente del plástico PET, supone el primer paso en un proyecto de «economía circular, que no sólo es empresarial, sino también ambiental», inciden en Ecoalf. Articulada en distintas fases, la iniciativa «pretende no sólo limpiar los océanos, sino demostrar que parte de los residuos recuperados se pueden convertir en pellet, hilo, tejido de alta calidad y diseño», añaden.

Y ese hilo que sale de aquellas botellas de plástico que se retiraron del mar se pueden convertir al final del proceso en chaquetas, chubasqueros, sudaderas, chalecos, bolsos, alpargatas...

Entre 2016 y 2017 aparecieron en el mercado las primeras prendas. Las colecciones suelen ser limitadas al depender de la recogida de plástico PET, en general. Estas colecciones aúnan «sostenibilidad y tendencia» y son prendas atemporales, «con un colorido que van desde los tonos más naturales hasta los azules, de inspiración marina», añaden desde la empresa.

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