Mercedes García, secretaria del Consejo de Alumnos de la Universidad de Alicante (UA), coincide con el dirigente del Consejo de la Juventud de Alicante, Julián González, en que las expectativas laborales para los universitarios que acaban su carrera no han mejorado en exceso. «Sí es más fácil si eres universitario encontrar un primer empleo, pero en otro sector diferente al tuyo. Quizá sirve para aprender o comenzar a trabajar, pero sabes que no va a ser el trabajo de tu vida», subraya Mercedes García. Y es que los jóvenes estudiantes se encuentran con el hándicap de la falta de experiencia.
De ahí que consideren que actualmente, y como una derivación de la crisis, «tener un título universitario ya no baste; se ha convertido en un mínimo para el acceso al empleo», asegura Mercedes García. El conocimiento de idiomas, tener un máster o contar con las denominadas «competencias transversales» (como la capacidad para tomar decisiones, el compromiso o la comunicación interpersonal) son aspectos que suman ahora mucho en la evaluación de los empleadores. Unas habilidades que suponen añadir un periodo de formación al meramente académico de la carrera. Los jóvenes consideran que si ha mejorado algo el acceso al empleo para los estudiantes, «es porque, en general, ha bajado el paro provincial entre los distintos colectivos», advertía Julián González.
Mercedes García recuerda cómo durante la crisis una de las vías a la que más han recurrido los universitarios para lograr un trabajo «ha sido salir fuera de España» ante la falta de oportunidades en el mercado local. Pero cree que esta tendencia no debería ir en aumento. «La fuga de cerebros no nos viene bien», porque estos jóvenes «no revierten aquí sus conocimientos». Desde el Consejo de la Juventud, también Julián González analiza que si ha aumentado ligeramente la ocupación entre los jóvenes con más formación «es porque ha crecido el empleo, en general».
Además, pone el acento en la evolución del grupo que accede a su primer trabajo recién acabados los estudios de Secundaria, porque son más jóvenes y, «quizá, menos preparados y más vulnerables para defenderse dentro del mercado laboral y defender las condiciones de trabajo». Igualmente, advierte de que el panorama actual que «envía» a los jóvenes más preparados a empleos de un nivel de formación inferior al que han estudiado, «genera un aumento de la competitividad con tal de no quedarse parados», explica González. Un efecto de lo que desde UGT se denomina el «subempleo». «Tenemos a muchos profesionales con alta cualificación que no tienen la experiencia previa, pero que trabajan en puestos que requieren un nivel inferior de formación y que compiten con otras personas con menor formación para lograr un mismo empleo», incide Yaissel Sánchez, secretaria territorial de UGT en l'Alacantí- La Marina.
