Durante largos siglos las especias llegadas de Oriente fueron una de las mercancías más apreciadas por los europeos que, en ocasiones, llegaron a convertirlas en auténticas monedas de cambio. Por eso no deja de resultar llamativo que ahora sea una compañía española y, concretamente, alicantina la que pretenda triunfar con estos productos al otro lado del mundo, dentro de la estrategia que ha decidido emprender para reducir su dependencia del mercado nacional y diversificar sus ingresos.

Se trata de la firma noveldense Carmencita, que estos días participa, junto a otra veintena de empresas de toda la Comunidad, en la misión comercial con la que el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, recorrerá China y Japón. Como recuerda su director general, Jesús Navarro Alberola, las relaciones de los productores de azafrán noveldenses con estos países asiáticos se remonta a hace mucho tiempo -«mi abuelo materno ya venía a China a hacer negocios, sólo que entonces tardaba tres meses en llegar», recordaba ayer el empresario-, aunque seguramente ahora los objetivos son otros.

Al igual que otras muchas compañías del sector agroalimentario europeo, Carmencita ha puesto en su punto de mira a las nuevas clases altas que el desarrollo económico ha creado en el gigante asiático y que disfrutan con todos los lujos que llegan del exterior. Aunque siempre realizaron envíos puntuales, fue a partir de 2013 cuando la firma dio un paso adelante en China y se introdujo con fuerza en varias de las principales cadenas de alimentación de gama alta del país -como City Super o Greenland-, en las que ya distribuye más de ochenta referencias.

La compañía ha apostado en este mercado por favorecer aquellos productos genuinamente españoles, como el azafrán molido, el pimentón o las ñoras, ya que considera que no tiene sentido competir en otros, como la pimienta, que los productores indios ya exportan directamente a China. La excepción son aquellas presentaciones que incorporan tecnología, como los botes con molinillo incorporado.

Por su parte, en Japón su entrada fue algo más peculiar y tiene que ver con las propiedades terapéuticas que en este país o en otros, como Corea del Sur, conceden al azafrán molido como digestivo, entre otros beneficios. En ambos casos, a lo largo de estos días Navarro va a mantener diversas reuniones con distribuidores interesados en comercializar sus productos con la esperanza de ganar cuota de mercado.

La apuesta por China y Japón no es casual, como reconoce el director general de Carmencita, se trata de dos destinos donde la mercancía se paga a buen precio y se cobra sin problemas. En cualquier caso, eso sí, forma parte de una estrategia más amplia que el también proveedor de Mercadona está desarrollando para diversificar sus mercados y elevar su cuota de exportación. En las últimas cuentas que tiene depositadas en el Registro Mercantil, las del ejercicio 2016, sólo el 9% de los 69,5 millones que facturó la empresa procedían de ventas a otros países. Su objetivo es que ese porcentaje alcance, al menos, el 25%.

A pesar de este guiño al Lejano Oriente, Navarro también reconoce que Latinoamérica y el colectivo hispano de Estados Unidos siguen siendo sus mejores clientes.

Recepción con el embajador

Jesús Navarro participó ayer, junto al resto de la comitiva, en la recepción que el embajador de España en Beijing, Alberto Carnero, ofreció a la comitiva y en la que también estuvo la empresaria china Veline Ong, que lleva varios años afincada en Alicante con diversos negocios, entre ellos una inmobiliaria especializada en vender casas en la Costa Blanca a ciudadanos de su país.

Tras el encuentro, Carnero recordó que China ya es un país «que no se puede ignorar», puesto que se ha convertido en la segunda economía mundial y sigue con un elevado crecimiento, por lo que resulta «fundamental» para cualquier empresa que quiera «abrirse al mundo». Así, destacó que el país genera muchas «oportunidades» en sectores tan diversos como el agroalimentario o la cerámica, pero también para la cultura o las firmas de nuevas tecnologías.

En este sentido, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, recordó que, precisamente, el objetivo de la misión es «posiciona a España y la Comunidad Valenciana» en estos mercados, aunque reconoció que se trata de una carrera de fondo, en la que hay que actuar como «una gota malaya».

Del mismo modo, recogió el guante del embajador y admitió que China es «una potencia de la que no se puede pasar» y destacó que la autonomía también aspira a recibir las inversiones de las compañías chinas, como Cosco, que el año pasado adquirió Noatum, la gestora de contenedores del Puerto de València.