Las últimas medidas proteccionistas anunciadas por el presidente norteamericano, Donald Trump, de imponer aranceles de un 25% a las importaciones de acero y de un 10% a las de aluminio han provocado una reacción en cadena del bloque de la Unión Europea y de otros muchos países ante el impacto que esta decisión, que entrará en vigor en quince días, puede tener en sus relaciones comerciales con la primera potencia del mundo. Los principales productores de acero y aluminio -China es uno de los máximos exponentes- comienzan a digerir la medida y a poner en marcha sus estrategias, al igual que las industrias metalúrgicas, de cara a situarse en el nuevo escenario.

Este es el caso de la multinacional del aluminio Aludium, perteneciente al Grupo Atlas Holding y que cuenta con una planta en Alicante. Aunque el volumen de sus ventas a EE UU es pequeño, «obviamente, la imposición de estos aranceles nos perjudica, ya que encarecería un 10% la entrada de nuestros productos allí», según señalaba el presidente, Manuel Ruano. No obstante, esta primera y más evidente repercusión no es el único factor que se estudia. «El análisis es más complejo», añade Ruano, quien alude a que el panorama se debe contemplar desde una perspectiva internacional y «ver cómo variará el movimiento del aluminio a nivel mundial». Fundamentalmente, el que protagonice China, que actualmente exporta entre 700.000 y un millón de toneladas de aluminio a Estados Unidos.

El desplazamiento que el gigante asiático haga de sus exportaciones de aluminio a la Unión Europea, el volumen del mismo y su impacto en el mercado comunitario es la principal preocupación, dado que los países europeos son el principal destino de sus exportaciones. Ahora, desde la compañía también advierten de que el nuevo contexto «puede convertirse en una oportunidad», si se tiene en cuenta que existe un anterior arancel «antidumping» a la importación de aluminio foil de China a EE UU. Una circunstancia que podría significar una vía para ampliar cuota de mercado. Así, desde Aludium consideran que todo ese movimiento que se puede generar «se puede aprovechar de una forma positiva».