Como mujeres empresarias, ¿cuáles son las principales demandas de la asociación en defensa del colectivo?
Nuestro objetivo es crear red entre nosotras, que la mujer sea consciente de sus cualidades, que las tiene, y poner en valor ese talento femenino, que a veces nos cuesta sacar.
¿Cuesta sacarlo por ellas mismas o porque no se les reconoce?
Hablo en general. Los porcentajes son los que nos indican la realidad. En 2020, el objetivo es que haya un 30% de mujeres en puestos directivos a nivel mundial. Ahora estamos en un 16%, con lo que 2020 está a la vuelta de la esquina y es difícil llegar.
¿Tienen los mismos obstáculos las mujeres para llegar a altos cargos empresariales en relación a los hombres?
Hay barreras que compartimos como las de la financiación. Pero en otros ámbitos hay barreras, porque no suele haber paridad en los órganos de dirección. Otra barrera, por parte de la mujer, es el no pronunciarse, el ser más discreta, aunque va pasando el tiempo y se va cogiendo más fuerza en este terreno.
¿Si hay más mujeres en el mundo y dicen que son muy fuertes, por qué se sigue luchando en el siglo XXI por la igualdad?
Porque supone un largo recorrido. Nosotras estamos preparadas y formadas y somos capaces, pero también quieres conciliar; y seguimos asumiendo más del 50% de las tareas domésticas.
Hay quien dice que se trabaja mejor con una mujer liderando una empresa.
Se trata de distinguir y nombrar por capacidades, expediente, voluntad y ponerlo de manifiesto. Con estos principios objetivos, logramos un entorno profesional, empresarial e institucional más adecuado. Y en las empresas con participación de mujeres en la toma de decisiones se reflejan cambios sociales muy positivos y transformaciones inesperadas en su gestión.
¿A qué se refiere en este último caso?
No hablo de que lideren sólo mujeres, sino que lo bueno es la diversidad, la mezcla. En esos casos, y está demostrado, se produce mayor rentabilidad, mayor productividad, sostenibilidad, confianza en el equipo y el traslado de responsabilidades es más amplio.
¿Hay que asumir roles masculinos para dirigir una empresa?
Siendo sincera, en algún momento todas hemos caído en eso. Pero esa época ya ha pasado. Parecía que tuviéramos que llegar con el traje y el maletín, siguiendo un estereotipo. Pero si en algún momento nos hemos masculinizado, lo estamos dejando de lado, porque no tiene sentido.
¿Cuál es la mayor discriminación que notan las directivas a la hora de ejercer su trabajo?
Cuando no se tiene en cuenta a las mujeres, cuando no hay paridad en la representación en ámbitos empresariales o institucionales. Pero eso está cambiando, porque cada vez hay menos razones para rebatir el talento femenino. Sin ir en contra de nadie, la mujer crea, solicita ayuda, negocia. Está saliendo de donde estaba y se está posicionando fuerte. Es una voz más en la diversidad. Y tenemos que estar en un entorno paritario.
