La alegría con la que la mayoría de ayuntamientos recalificaron terrenos durante los años de la burbuja inmobiliaria ha llevado a que, a día hoy, aproximadamente un tercio del suelo urbano de la provincia siga sin edificar. Al menos así lo reflejan las últimas estadísticas de la Dirección General del Catastro sobre terrenos vacantes, que incluyen en esta categoría tanto los solares ya consolidados, como los terrenos urbanizables que disponen ya de un plan parcial aprobado, aunque no se haya ejecutado.
De esta forma, al cierre del año pasado permanecían vacías 15.061 del total de 46.070 hectáreas de suelo urbano que suman los 141 municipios de la provincia. O, lo que es lo mismo, el 32,69% del total. Una cifra que puede parecer muy elevada pero que no lo es tanto si se compara con lo que ocurre en el resto del país. Así, de media, en el conjunto de España los terrenos sin edificar alcanzan el 36,09% y en la vecina Murcia, en Castellón o en Málaga el porcentaje supera el 40%, según las citadas fuentes.
En cualquier caso, también es cierto que la situación dista mucho de unas localidades a otras dentro de la propia provincia, en función de lo acertado que estuviera su consistorio a la hora de planificar sus necesidades futuras. Por ejemplo, en 23 poblaciones alicantinas el porcentaje de terrenos urbanos vacíos supera el 50% del total -el récord lo tiene Famorca, con un 88,5%- mientras que en otros 15 no alcanza ni al 10%. Casi todos ellos tienen en común que son pequeños municipios sin apenas población, aunque con algunas excepciones llamativas. Así, entre los municipios que tienen más de la mitad de su suelo sin ocupar destacan localidades como Aspe, La Vila, Finestrat o Monforte, en este último caso con un 63,19% de sus terrenos urbanos vacíos.
A pesar de que estas cifras llevarían a pensar que en la provincia ya existe suficiente suelo reclasificado para los próximos años, desde la Asociación Provincial de Promotores (Provia) relativizan los datos y recuerdan, entre otras cosas, que la calificación de suelo urbano del Catastro incluye todos los usos, también los industriales y los comerciales. Es decir, que una parte considerable de estos terrenos vacíos son, en realidad, polígonos vacíos, como ocurre en Monforte.
Igualmente, el presidente de Provia, Antonio Fernández, recuerda que el hecho de que un terreno se haya reclasificado como urbanizable «no significa que esté preparado para empezar a construir» ya que muchos planes parciales que se aprobaron en la época del boom nunca llegaron a ejecutarse. A ello hay que añadir las reservas de suelo que se hicieron para la construcción de VPO -obligadas por la normativa- y que ahora permanecen sin uso ante la falta de planes de fomento de este tipo de viviendas subvencionadas.
«Los suelos vacíos reales están en municipios del interior o en zonas destinadas a primera residenia -incluso en poblaciones turísticas- pero en aquellas ubicaciones donde hay demanda de segunda residencia y el mercado se ha reactivado, el suelo empieza a escasear», defiende Fernández.
También es cierto que la situación ha mejorado sensiblemente en los últimos años ya que, según el Catastro, el volumen de suelo vacante en la provincia llegó a alcanzar el 42% en el año 2008, justo tras el estallido de la burbuja.
Por municipios
Sea por los motivos que sea, lo cierto es que una parte considerable del suelo urbano de la provincia sigue sin uso. Entre los grandes municipios, además del caso de La Vila, ya citado, destacan Dénia, con casi un 36% de suelo vacante; El Campello, con un 34,9%; o Xàbia, con un 33,42%. Por el contrario, las ciudades con menos terrenos por ocupar son Elche, con un 21,28% de su suelo urbano todavía libre de construcciones; Elda, con un 21,36%; y Alcoy, con un 23,48%. En el caso de Alicante los terrenos disponibles para edificar suman el 25,92% del total; en Orihuela, el 31,10% y el Torrevieja, un 25,97%.
