A pesar de que la afluencia de turistas a la Costa Blanca nunca llegó a resentirse, el inesperado resultado del referéndum sobre el Brexit sí paralizó la venta de cientos de viviendas ante la incertidumbre sobre el estatus en el que quedarían los residentes del Reino Unido en la UE. En los meses posteriores a la votación -celebrada en junio de 2016- el número de operaciones llegó a desplomarse más de un 30% y durante buena parte del 2017 el retroceso se mantuvo por encima del 10%. Sin embargo, el tiempo y los esfuerzos de los profesionales del sector por tranquilizar y ofrecer garantías a los posibles compradores parece que empiezan a dar resultado y las cifras comienzan a remontar.
En concreto, durante el último trimestre del pasado ejercicio las ventas de viviendas a británicos repuntaron en la provincia un 17,3%, según los datos facilitados por el Colegio Notarial de la Comunidad Valenciana, lo que permitió atenuar la caída del conjunto del año a apenas un 2,2%. De esta forma, el Reino Unido se mantiene como el principal mercado extranjero del sector inmobiliario alicantino, con 4.493 adquisiciones, más de una quinta parte del total.
«Seguimos estando en precio, a los ingleses les gusta la zona y hay pocos sitios que tengan tantas conexiones con el Reino Unido como Alicante. Es normal que tras el impacto inicial, poco a poco, las aguas vuelvan a su cauce porque, pese a todo, todavía hay muchos británicos que desean tener una casa fuera de su país y somos un buen destino», asegura el vicedecano del Colegio, el alicantino Delfín Martínez. Esto no es óbice para que también haya muchos propietarios ingleses que hayan optado por hacer las maletas ante el temor a perder los derechos de los que ahora disfrutan, como la cobertura sanitaria, «aunque lo importante -según el notario- es que el flujo de entrada se mantiene y vuelve a crecer».
Sobre esta cuestión, la vicepresidenta de la Asociación de Inmobiliarias de la Vega Baja y gerente de Okendo, Karen Manzanas, señala que el terremoto del Brexit ha llegado en un momento en el que ya se estaba produciendo cierto éxodo de residentes británicos por motivos puramente demográficos. «Hay que tener en cuenta que el mayor volumen de compras se produjo entre los años 2000 y 2004. Estas personas que llegaron con 60 o 65 años superan ahora los 80 años, muchas tienen problemas de movilidad, y quieren volver a estar con sus familias», apunta la experta.
Aún así, también la portavoz de las inmobiliarias de la Vega Baja reconoce que en los últimos meses la situación empieza a mejorar porque pese a todo -incluida la devaluación de la libra-, «muchos británicos todavía sueñan con tener una casa en un lugar soleado y pasar el invierno aquí les sale más barato que quedarse en Inglaterra, por el elevado coste de la vida que hay allí».
Pero hay otro factor que también ha contribuido a que esta recuperación del mercado británico haya empezado tan rápidamente y son las expectativas sobre los precios. «La sensación que tienen ahora los posibles compradores es que se ha producido un cambio de ciclo y que los precios van a empezar a subir. Así que, quien tiene claro que quiere comprarse una casa, prefiere no esperar», apunta Karen Manzanas.
Hay que tener en cuenta que el británico es un mercado especialmente sensible al precio ya que, a diferencia de otras nacionalidades, donde la mayoría de los que compran una casa en la Costa Blanca suelen proceder de clases acomodadas, en el caso de los ingleses vienen sobre todo clases medias. Así, el importe medio que desembolsaron el año pasado los británicos que adquirieron una propiedad en la provincia fue de 133.609 euros, frente a los 229.093 de los holandeses, los 192.040 euros de los noruegos o los 177.240 euros de los belgas, según los datos del Colegio de Notarios.
Por este mismo motivo es en la Vega Baja donde más viviendas compran, ya que esta comarca es la que presenta la oferta más asequible. De las 4.493 propiedades que los británicos compraron el año pasado en la provincia, 1.072 estaban ubicadas en Orihuela, 453 en Torrevieja, 314 en Rojales, 190 en Pilar de la Horadada o 180 en San Fulgencio. Al norte de Guardamar el municipio donde más viviendas adquirieron fue Xàbia, con 251.
Subida de ventas general
El inicio de la recuperación en el mercado británico ha venido completar un año en el que se ha consolidado definitivamente la mejora del sector inmobiliario de la provincia. En total se vendieron 41.684 viviendas, un 13,6% más que en el ejercicio anterior, de las que 21.499 fueron adquiridas por compradores extranjeros -un 11,7% más- y 20.185 por españoles (+15,8%).
Pero, además, los compradores gastaron más dinero, lo que también supone una buena noticia, como recalca Delfín Martínez. Así, en el caso de la población autóctona, el presupuesto medio por piso pasó de 88.330 a 92.124 euros, y entre los extranjeros alcanzó los 133.340 euros, casi 3.000 euros más que en 2016.
Pero, además, el vicedecano de los notarios pone de relieve el peso cada vez mayor que va adquiriendo la obra nueva, a medida que se empiezan a entregar las primeras promociones que se reactivaron después de la crisis. Así, el año pasado se escrituró la venta de 4.842 casas nuevas, el 11,6% del total.
Al respecto, el secretario general de la Asociación Provincial de Promotores, Jesualdo Ros, habla del «moderado optimismo» que vive el sector en estos momentos y confía en que pronto se inicie la última fase para la recuperación definitiva, que se producirá «cuando la demanda de primera residencia, la que protagonizan los jóvenes que se quieren independizar, se normalice». De momento, sigue siendo la que más flojea.
