En el Banco Sabadell se sienten muy «cómodos» con el traslado de su domicilio social y fiscal a Alicante y, de momento, no ven en el horizonte ningún motivo de peso para revertir esta decisión, a pesar de que consideran que, al menos desde el punto de vista del negocio financiero, la situación en Cataluña está «completamente normalizada». Así lo aseguró ayer el presidente de la entidad, Josep Oliu, durante la presentación de resultados que el banco realizó en Madrid y en la que tuvo que responder a numerosas preguntas sobre la cuestión.

Ya desde el inicio, tanto Oliu, como el consejero delegado del Sabadell, Jaume Guardiola, dejaron claro que, más allá del traslado de domicilio social, el proceso independentista catalán no tuvo repercusiones significativas sobre la marcha del banco. Así, la entidad cerró el pasado ejercicio con un incremento medio del 5% en sus principales magnitudes y consiguió elevar sus beneficios un 12,8%, hasta los 801,5 millones de euros, ligeramente por encima de lo previsto, a pesar de que los bajos tipos de interés siguen poniendo muy complicado al sector financiero la obtención de márgenes.

Igualmente, los ejecutivos destacaron que, a pesar de las fugas que se registraron tras la celebración del referéndum indepentista, el banco ha logrado cerrar el trimestre con un incremento de 1.200 millones en el volumen de depósitos de la clientela. Y es que, según dijo Josep Oliu, el efecto tranquilizador del cambio de sede fue inmediato: «Si se anunció el jueves, el lunes siguiente ya se estaba recuperando», afirmó el banquero, que negó que la entidad sufriera un «boicot» durante aquellos días y señaló que «lo que había era nerviosismo» por la seguridad de los ahorros. Un incertidumbre que ya se ha atajado.

La mayor cuota de mercado

Así las cosas, no es de extrañar que Oliu asegurara que en el Sabadell están «muy cómodos en Alicante» y que en absoluto se siente «como un exiliado» fuera de Cataluña. «Me sentiría exiliado si tuviera que vivir fuera de España», respondía ante la pregunta, antes de recordar que el Sabadell ya es un banco de implantación nacional y que es en Alicante donde tiene su mayor cuota de mercado - «uno de cada dos alicantinos son clientes», recordó-, seguida por Murcia y Asturias. Por eso, ante la pregunta de si existe alguna posibilidad de devolver la sede a Cataluña, señaló que sólo se plantearían un nuevo cambio de domicilio si existiera una razón «tan de peso» como la que llevó a ubicarlo en Alicante.

Por su parte, Jaume Guardiola reconoció que la elección ha hecho que el negocio de la entidad en Alicante «vaya muy bien» y que los alicantinos se acerque ahora al banco con una actitud «más cariñosa». Una afirmación que parecen avalar las cifras. En este sentido, durante el año pasado el Sabadell concedió más de 1.100 millones de euros en préstamos a empresas de la zona, un 10% más; el volumen de créditos al consumo también aumentó otro 10,6%, hasta los 165,6 millones; y la entidad captó 54.152 nuevos clientes y 38.352 nóminas.

Pero, sin duda, el efecto más llamativo del cambio de sede fue el incremento de más de un 40% en el volumen de negocio de la entidad en la zona, que pasó de 19.333 a 27.359 millones. Una diferencia de 8.006 millones de euros que se justifica, básicamente, por las «cuentas espejo» que muchos clientes catalanes decidieron abrir para asegurarse de que sus ahorros siguieran cubiertos por el Fondo de Garantía de Depósitos español, en el improbable caso de que triunfara el proceso independentista. Tras el cambio de sede social del Sabadell, la mayoría optó por Alicante para domiciliar estas «cuentas espejo», una práctica que realizaron todas las entidades para tranquilizar a sus clientes.

Por lo que respecta a las repercusiones económicas del proceso independentista, Oliu minimizó su impacto y señaló que el servicio de estudios del banco ha vuelto a elevar su previsión de crecimiento del PIB para 2018 hasta el entorno del 2,8%, después de la rebaja que realizó en octubre ante el temor a que las consecuencias fueran más graves. Eso sí, no quiso entrar a valorar los problemas actuales para la formación de un nuevo gobierno autonómico en Cataluña.

Por otro lado, el presidente del Sabadell rechazó el impuesto a la banca que el PSOE propone para sufragar las pensiones y también negó que, en su día, recibiera presiones del Gobierno para comprar acciones de Bankia. También aseguró que no nota «la presión» por parte de los políticos que el presidente del BBVA, Francisco González, denunció el jueves, haciendo alusión a la corrupción, y dio su respaldo al posible nombramiento de Luis de Guindos como vicepresidente del BCE.