A pesar de los avances y los notables casos de éxito con que cuenta la provincia, Alicante y la Comunidad Valenciana en general siguen en el furgón de cola en lo que respecta a la economía digital. La autonomía aparece en la parte baja de la tabla entre las regiones europeas en la mayoría de indicadores que miden el grado de innovación de una zona -desde el gasto privado en I+D hasta la aplicación de patentes- lo que pone en jaque los actuales niveles de bienestar y amenaza la continuidad de miles de empleos que dejarán de ser competitivos en breve.

Una situación que, eso sí, todavía se está a tiempo de corregir si se fomenta la creación en la provincia de ecosistemas de innovación que permitan abrir la economía alicantina a nuevos sectores punteros relacionados con la tecnología, al tiempo que se actualizan las industrias tradicionales para adaptarlas a los nuevos tiempos.

Un cambio que también pasa por retener el talento local y evitar su marcha a otros países, ante la falta de alternativas laborales en Alicante, y por atraer a los nuevos nómadas digitales, los profesionales altamente cualificados que pueden desarrollar sus tareas desde cualquier parte del mundo.

Ése es, al menos, el diagnóstico que realizan el catedrático y exrector de la UA, Andrés Pedreño, y el profesor Luis Moreno en uno de los capítulos del informe Crisis y recuperación de la economía alicantina, que mañana presentan INFORMACIÓN y el Instituto de Economía Internacional de la UA. Los expertos hacen especial hincapié en la necesidad de acompañar el impulso al emprendimiento -que ya se está registrando- de un «entorno propicio para que las empresas puedan sobrevivir» ya que, como recuerdan, sólo el 29% de los nuevos negocios españoles logran superar los cinco años. Para ello proponen recetas como potenciar el coworking y la innovación entre los jóvenes que inician nuevos proyectos. Por suerte, aseguran los autores, la provincia ya cuenta con una «genética empresarial extraordinaria», que ya ha sido capaz de desarrollar sectores «de alta especialización» anteriormente.

Eso sí, para que todo funcione «las instituciones deben implicarse mucho más», según apuntan, y ponen el ejemplo de la necesidad de reducir la burocracia y digitalizar la Administración para evitar, como ocurre ahora, que poner en marcha una nueva empresa en la Comunidad Valenciana cueste tres días más y el doble de trámites que en la media de la OCDE. Pero sobre todo, insisten en la necesidad de desarrollar y retener el talento alicantino que ahora, con frecuencia, acaba en otros países.