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Patria potestad de las empresas

Patria potestad de las empresas

El sistema económico de la Unión Soviética se basaba en la propiedad social de los medios de producción. El Estado decidía lo que necesitaba la población y lo fabricaba. Y en un país donde el libre mercado era considerado una ilegalidad, existía una agencia de publicidad -Eesti Reklaamfilm- que rodaba anualmente cientos de anuncios de productos para televisión (se obligaba a las empresas a gastar el 1% de su presupuesto en spots). Algunos anuncios eran productos reales, otros ficticios, pero daba lo mismo: los anuncios en la URSS no se utilizaban para generar demanda, sino para entretener a una sociedad que vivía de continuo en la escasez. Y en la cara opuesta al marxismo está el capitalismo. Un sistema económico de empresas independientes que de forma privada producen bienes y servicios, donde el Estado tiene una intervención mínima en la economía, entregando servicios importantes como Seguridad Social o prestaciones de desempleo. Sucede que ni el marxismo es perfecto, ni en el capitalismo las curvas de oferta y demanda se equilibran solitas por arte de birlibirloque.

Esta introducción viene a cuento porque hay veces donde una regulación de la empresa privada hubiera evitado alguna injusticia. No se echen todavía las manos a la cabeza, esperen que se lo intento explicar con un ejemplo real. Empresa del sector sanitario con 200 empleados. Dos grupos de accionistas al 50%. Cada uno con tres miembros en el consejo de administración. Del primer grupo dimiten los tres consejeros por desavenencias con la otra mitad. Comienzan a llover demandas de acción social contra los consejeros que permanecen. Ante la agresión, y para no incurrir en mayor riesgo, el segundo grupo también dimite al completo del consejo. La empresa, sin gobierno corporativo, tiene la obligación legal de nombrar un liquidador. Se inicia la liquidación. Por los pelos se encuentra comprador y todo se salva. Una pelea de socios había puesto en juego el futuro de la empresa. ¿Qué culpa tenían los empleados del guirigay que tenían los socios entre ellos?

De la misma manera que hay padres que no son aptos para educar correctamente a sus hijos, hay empresarios que no pueden seguir al mando de sus compañías porque las abocan al cierre. Y es que hay casos donde se les tendría que retirar la patria potestad de sus empresas. Descapitalización exagerada, disputas salvajes entre socios, mala praxis objetiva o conductas ilegales son ajenas a los empleados y ponen en riesgo la continuidad del negocio, y es cuando alguien debería apartar a los gestores de esas compañías para prevenir daños mayores. Reconozco la simpleza del razonamiento que deriva en la hipérbole de la solución propuesta, pero confío que sirvan para explicar la idea.

La realidad es la que es, y en estructuras societarias como la empresa familiar -donde sólo el 30% de las empresas sobreviven a la segunda generación- no es infrecuente observar al mando de las mismas a herederos que ponen en riesgo el negocio, porque desgraciadamente los genes del emprendimiento no se transmiten en el ADN de padres a hijos. Más les valdría dar sus empresas en adopción a un tercero que lo pudiera hacer mejor, ergo venderlas antes de que sea tarde. La economía soviética hacía el canelo con la publicidad, pero se libraba de estos problemas con el café para todos. Desconocemos hoy el sistema económico de la República Catalana. A ver mañana lunes.

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