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El presente y los retos de la industria alicantina

Sin industria no hay futuro

El sector reivindica su potencialidad y su peso en la economía provincial, pero reclama más apoyo, institucional y social, para hacer visible su imagen innovadora y su potencialidad real

Sin industria no hay futuro

Lograr que el peso del sector industrial en la economía alcance el 20% en el horizonte de unos años es el objetivo planteado por las administraciones dentro de su programa de modernización industrial 2020. Pero los representantes de distintas empresas alicantinas recuerdan que este nivel se sitúa ahora en el 16%, después de retroceder dos puntos por el impacto de la crisis. De ahí que vean el objetivo con cierta distancia, pese a la cercanía del año 2020. Y en este contexto, urgen al sector público a «que empiece» las estrategias y apoyos anunciados para alcanzarlo.

El sector tiene clara la situación actual. De dónde parte y los retos que afrontar para aumentar la competitividad como la revolución digital, la robotización, la gestión de la demanda del cliente -«saber escucharlo»- o la necesidad de una mano de obra especializada, además de incrementar la productividad y hacer más visible la potencialidad real e innovadora que tiene la industria provincial.

Como amplio y diversificado sector que es, las industrias reivindican su papel en el marco económico. Además, consideran que «sin la industria no hay futuro». Es una actividad que «garantiza la sostenibilidad de nuestro modelo de protección social, tanto en los momentos buenos como malos»; y, tradicionalmente, ha aportado «mayor estabilidad en el empleo», sostienen. Estos son algunos de los temas que distintos representantes empresariales de la provincia plantearon sobre el presente y el futuro del sector esta semana en una nueva edición de «Los desayunos del Sabadell en INFORMACIÓN». A esta cita, moderada por Fernando Ramón, subdirector del periódico, asistieron Héctor Torrente, director de la Asociación de Empresarios de Ibi; Javier Villar, director de Financiación Especializada de Banco Sabadell; Manuel Villalgordo, director regional de Alicante Centro Banco Sabadell; León Grau, presidente de la Asociación de Empresarios del Textil de la Comunidad Valenciana; Patricia Vicente, directora general de la firma ilicitana de calzado Panama Jack; Luis Rodríguez, secretario general de la Federación del Metal de la Provincia de Alicante (Fempa) y Soledad Berbegal, responsable de la Estrategia de Comunicación Actiu, empresa de muebles de Castalla.

Durante el debate salió a relucir en varias ocasiones la poca visibilidad que tiene la potencialidad del sector industrial, incluso en la sociedad en la que se imbrica. Una potencialidad evidenciada en «las experiencias de éxito» de muchas empresas y la diversificación y adaptación de muchas otras, como señalaba Héctor Torrente, director de la Asociación de Empresarios de Ibi, zona donde muchas firmas auxiliares diversificaron hace años su actividad -que tradicionalmente había estado vinculada exclusivamente al juguete- y la dirigieron también a sectores tan diferentes como la automoción, el mueble o la alimentación, entre otros.

Un sector potente y tecnológico

Para Luis Rodríguez (Fempa), este es un «gran momento para hacer una apuesta por la industria», ya que la provincia tiene un sector «muy importante, profesionalizado y diversificado. Además, cuenta con un nicho de firmas muy pujante especializado en nuevas tecnologías». No obstante, el representante empresarial considera que hacen falta «mayores facilidades para alcanzar los objetivos», haciendo referencia, entre otros, a los apoyos planteados por las administraciones en el programa 2020.

De hecho, tanto los representantes de Fempa, como del textil o de los empresarios de Ibi remarcaron que las empresas han podido sobrevivir a la crisis «por propia inercia», la que le confería su competitividad. Y echaban de menos el respaldo de las administraciones públicas. «Hemos vivido una destrucción del tejido industrial y habría que haber apostado por programas de empleo. Hemos estado huérfanos de políticas industriales», añadía Luis Rodríguez.

También León Grau, presidente de las empresas textiles de la Comunidad, apuntaba que en la última década recesiva el sector ha sufrido una reducción del empleo, «aunque ahora, con la reactivación, se está recuperando a una media de un 3% anual; y también la exportación». Las empresas han echado de menos los apoyos. «No vemos planes estratégicos ni de la Comunidad Europea», señalaba.

Por otra parte, Soledad Berbegal, responsable de la Estrategia Comunicativa de Actiu, puso sobre la mesa en los primeros compases del debate un objetivo complementario como es el de combinar la imagen que tiene la provincia -por su clima y sol- como destino vacacional con otra «como polo de atracción para venir a trabajar», reforzando, así, el potencial industrial y la visibilidad fuera de Alicante y en el exterior.

Precisamente, ha sido el negocio internacional el que ha actuado como auténtico balón de oxígeno durante los duros años de la crisis cuando el consumo del mercado nacional se desplomaba. Ahora, sin embargo, todos detectan que los sectores en los que operan comienzan a remontar la situación.

Despega la inversión

En este sentido, Javier Villar, director de Financiación Especializada de Banco Sabadell, señalaba que sí se ha detectado un movimiento de despegue en las compañías a la hora de invertir, «pero no a los ritmos de antes de la crisis».No obstante, añadía que las compañías han aumentado su grado de especialización. Han reforzado los «estudios de los nichos de mercado y las herramientas que necesitan para ser más competitivas» y también «comienzan a demandar productos financieros más especializados».

Villar incidió, igualmente, en la implantación de los procesos de digitalización. Una apuesta que ha realizado la propia entidad. Además, valoró, al igual que otros miembros de la mesa, el destacado grupo de empresas que tiene la provincia de «firmas punteras en temas tecnológicos». Y Héctor Torrente apostillaba: «Aquí se están haciendo cosas muy interesantes. Hay empresas que se dedican al sector aeroespacial y no se potencia».

León Grau (textil) y Héctor Torrente advirtieron de las dificultades que encuentran muchas pymes y micropymes, que configuran gran parte del tejido empresarial de Alicante, «para afrontar los retos que imponen las nuevas tecnologías», pero también la propia internacionalización. Luis Rodríguez (Fempa) identificó, como hándicaps de las pymes «la falta de tamaño y cómo abordar el mercado exterior». De ahí que considere necesario el apoyo institucional para las pequeñas empresas que se embarcan en la internacionalización, así como la posibilidad de crear «consorcios, además de que las grandes empresas y los propios sectores se muestren más colaborativos» en este campo.

Desde la dilatada experiencia que tienen empresas de la provincia como Actiu -que en los últimos tiempos ha sido reconocida con distintos galardones internacionales- y Panama Jack, Soledad Berbegal y Patricia Vicente, respectivamente, destacaron cómo la experiencia en el exterior, respondiendo a las demandas de mercados tan exigentes como el alemán,«nos ha hecho mejorar a nosotros, progresar y ser más competitivos», indicó Berbegal.

Tener curiosidad y diversificar

Patricia Vicente, no sólo animó a las pymes a lanzarse a la aventura internacional, sino que recomendó hacerlo sin vergüenza. «Si yo tuviera vergüenza», dijo, «a lo mejor no me estaría peleando con Tommy Hilfiger», haciendo alusión a cómo tiene que competir en los mercados exteriores donde vende la firma ilicitana con las grandes firmas de la moda. Para las empresas exportadoras, una situación «sana» o de equilibrio es «no realizar todos los esfuerzos en el mismo país, ni en el mismo tipo de consumidor. Tiene que haber diversidad», subrayó Vicente, quien añadió que para decidirse a explorar otros mercados una de las premisas es «tener curiosidad. Coger un avión, irse al país y entender y comprender al cliente».

Manuel Villalgordo, director regional de Alicante Centro de Banco Sabadell, incidió en que para abordar la internacionalización, «es importante el tamaño de las empresas». Y destacó herramientas, como el sistema comunitario Sepa, por el que las pymes también pueden asumir el mercado de la Unión Europea como doméstico. El Single Euro Payments Area permite realizar pagos en euros en los países adscritos al Sepa de forma segura. Así, «una transferencia o recibo se puede girar igualmente a Madrid que a Bruselas», subrayó Villalgordo.

Igualmente, habló de la aceptación que está teniendo entre los usuarios del servicio Kelvin Retail del Sabadell, que ha recibido reconocimientos por su innovación. El sistema permite, a través de los dispositivos TPV (terminal punto de venta) identificar hábitos de los consumidores, «una información que sirve al comercio y empresas a obtener información para atender la demanda».

Por otra parte, en el ámbito internacional, Banco Sabadell cuenta con 56 oficinas de representación en distintos países y tiene consorcios con compañías de seguros para cubrir riesgos a la hora de trasladar mercancías, además de contar con un servicio por el que se valoran los riesgos-país «para que se minimicen» estos riesgos, añadió.

Una vez identificadas las fortalezas, los representantes empresariales consideran que se encuentran en «un momento histórico» en «un punto de inflexión»,como apuntaron León Grau y Luis Rodríguez, al aludir a esta nueva «revolución» que representan la digitalización, el Big Data, la robotizaron o el fenómeno de la venta online para la industria «en la era de las personas, porque somos nosotros los que hacemos que ese robot o esa transformación digital funcione», advertía Soledad Berbegal.

Y aunque estos procesos ya planean en todos los sectores, también en la industria, el que se ha impuesto ya es el del e-comercie o venta online. Sobre todo, por la demanda de los millennials. Manuel Villalgordo (Banco Sabadell) subrayó que en este momento «los jóvenes casi no tienen presencia física en las entidades financieras. El día a día lo hacen desde sus dispositivos digitales».

La incidencia del e-commerce

No obstante, la directora general de Panama Jack advirtió de la importancia de medir la incidencia de esta fórmula, porque «las tiendas online suponen un porcentaje no muy elevado de la facturación. Además, en Europa nos gusta salir a la calle a comprar». Una idea en la que también incidió Berbegal, quien dijo que, en el caso del sector del mueble, el comprador quiere probarlo y verlo.

Así, las dos ejecutivas consideran que el negocio online «es un mercado más. Lo importante es conocer al cliente», explicaron. Y en este terreno entra la innovación que supone la digitalización, la industria 4.0. Un reto de presente «a nivel de estructura de las empresas, de entrega de mercancías. Y lo complicado es leer cómo funciona el mercado. Tenemos que gestionar el cambio generacional de la digitalización de una forma rápida. Las empresas hemos entendido la necesidad, nos mostramos decididas a utilizarla, también para ser más productivas. Sabemos que va a cambiar, pero nos falta preparación en estos momentos», exponía Soledad Berbegal.

Otra necesidad es la de la cualificación de la mano de obra y poder atraer a los jóvenes hacia la industria, que quiere despojarse de una única visión de factoría o instalaciones con maquinaria, para potenciar la de una compañía innovadora, «creativa, con diseño y dinámica», añadía Berbegal. En este sentido, la ejecutiva apuntó que «tenemos la obligación -las empresas y las instituciones- de que para los jóvenes sea atractivo formar parte de la industria. Hacer visible y dar valor a la imagen del empresariado es una labor de todos», insistió. Héctor Torrente también incidió en la necesidad de transmitir a la sociedad «la importancia y arraigo de estas empresas» en el territorio.

Atender la demanda

Entre otras cosas, porque otro de los factores que detectan como una «gran revolución» en la evolución de la industria es dar una respuesta ágil a la demanda. Un objetivo en el que los plazos de entrega van a representar el verdadero factor de competitividad para las industrias, reconocieron. Todo ello, además, en un contexto en el que las industrias no sólo se preocupan por la rapidez en la respuesta, sino en las necesidades del cliente. «Escuchándolo» -insistieron-, personalizando el producto con la información que ofrecerán los datos que provengan de la trasformación digital. De productos personalizados hablaron tanto Berbegal, como Héctor Torrente y Luis Rodríguez. También León Grau, quien lamentó, por su parte, la falta de apoyo institucional para empresas del sector industrial, con más de 30 años de trayectoria, «que hemos proporcionado empleo y riqueza. Grau aludió a que ahora sólo se habla de ayudas para «emprendedores y startups», cuando los empresarios industriales somos, igualmente, emprendedores y tienen la innovación en su ADN. Siempre buscamos la última y mejor maquinaria». Además, Grau puso el acento en los altos costes energéticos que soportan, que vienen a suponer alrededor del 20% y las trabas que encuentran para implantar sistemas basados en la energía solar.

Pero pese a todos las necesidades que enumeran, Patricia Vicente cree que «debemos estar orgullosos de la industria, la del calzado, la auxiliar y otras; también de la logística. Y orgullosos de estar donde estamos y que tenemos retos por delante, pero que vamos a por ellos».

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