Novocar ya es historia. El negocio de venta de vehículos propiedad de la familia Sala, en cuyas instalaciones fue asesinada en diciembre pasado la viuda del expresidente de la CAM, ha echado el cierre definitivo. Lastrada por las voluminosas pérdidas de los últimos años, condenada a la liquidación desde que sus propietarios decidieran (mucho antes del suceso) que la automoción era un negocio secundario, y marcada contra la voluntad de la familia como el escenario del crimen más sonado en la alta sociedad de Alicante, la empresa bostezaba entre ciente y cliente.

El adiós definitivo se produjo entrada la segunda quincena de agosto. Las instalaciones de Novocar, ubicadas en un área de Alicante poblada de concesionarios de vehículos, permanecen cerradas a cal y a canto, con las cristaleras cegadas al interior y ya sin letreros que indiquen siquiera el nombre del establecimento.

Los vehículos que aún se exponían antes de echar el candado, han sido adquiridos por otra conocida empresa del sector, con base en la provincia y con numerosos puntos de venta en las principales localidades.

Miguel López, único sospechoso hasta el momento de estar implicado en la muerte de su suegra y ahora en libertad, estuvo al frente de los negocios de automoción de la familia hasta el mes de marzo. A mediados de ese mes, los cuatro hijos de Mari Carmen Martínez y de Vicente Sala le relevaron como responsable de Novocar y de Solmar, la empresa de coches de alquiler de la que, a efectos mercantiles, es propietaria la propia Novocar. En el lugar de López, los Sala pusieron en la gerencia al hasta entonces director de ambas mercantiles, José Fernando Bleda, cuya labor ha consistido en desactivar la actividad de las dos sociedades: una (Novocar), camino de la liquidación, y otra (Solmar), aún no extinguida pero operativa al ralentí. La mayor parte de plantilla de Novocar tampoco está ya ligada al holding.

La familia, no muy bien avenida pero consciente de qué negocios deben ser mejor atendidos (en este caso la industria química, en cuya logística y almacenamiento están en lo puestos más altos del ránking internacional), ha resuelto ahorrarse el desembolso que, en forma de avales, necesitaría su negocio de «rent a car» para seguir funcionando y comprando vehículos. Las cuentas de Solmar así lo aconsejaban.

Desde su nacimiento como empresa en 1994, y con la excepción de algunos meses, Miguel López siempre estuvo al frente de Novocar. Los números rojos fueron la causa de que en 2015 la sociedad absorbiera a tres de sus filiales. Ese mismo año, el yerno de Vicente y Mari Carmen se benefició de una sabrosa subida salarial: de 45.000 a 99.999 euros al año. Sólo en los años 2014 y 2015, las compañías administradas por López acumularon casi 3,2 millones de euros en pérdidas. Apenas un par de ejercicios antes, la venta de primeras marcas, como Porsche, Honda o Mazda, se vendieron a otros grupos.

En 2013 y 2014 los ingresos apenas rondaron los 390.000 euros y sólo en 2015 dieron un estirón, hasta los 1,5 millones de euros, gracias a la comercialización de los automóviles que la filial de «rent a car» del grupo retiraba del negocio.

De nada sirvió que aumentara la facturación porque, si en 2014 Novocar había perdido 58.791 euros, un año después el agujero se hundió hasta los 258.746 euros, cinco veces más. De hecho, hay que remontarse a 2013 para encontrar un ejercicio con resultados positivos para la sociedad. Entonces ganó la nada despreciable cifra de 1.459.690 euros, pero la mayor parte de ese dinero llegó vía ingresos financieros y no como parte de la actividad.