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Vicent Berbegal: «La industria debe ser la gran apuesta de futuro para la provincia»

Su apuesta por la exportación le ha llevado a vender sus productos en más de 90 países y se ha convertido en el primer español en obtener el premio al Mejor Empresario del Año en los European Business Awards

Vicent Berbegal: «La industria debe ser la gran apuesta de futuro para la provincia»

Cuando la mayoría de grandes empresas de la zona ya habían apostado por llevarse la producción a China y otros países para ahorrar costes, Vicent Berbegal (1948) decidió invertir la friolera de 77 millones de euros para construir un nuevo parque tecnológico de 190.000 metros cuadrados en su Castalla natal para agrupar todas las instalaciones que su compañía, Actiu, tenía repartidas por la zona y seguir fabricando sus muebles de oficina en el municipio. Es un ejemplo del tesón y el espíritu emprendedor que ha demostrado Berbegal a lo largo de su carrera. El mismo que, con sólo 20 años, le llevó a fundar la compañía y que ahora le ha valido el reconocimiento como Mejor Empresario del Año en los European Business Awards. Defensor acérrimo de la industria como motor del desarrollo, cree que la Generalitat debe pasar de las palabras a los hechos para potenciar el sector. Reconoce que la corrupción ha dañado la imagen del país y confía en que se ponga fin definitivamente a esta lacra, aunque asegura que no ha llegado a afectar a las ventas de las empresas.

¿Cómo se consigue ser el mejor empresario europeo del año?

Pues, lo primero, hay que tener mucha paciencia, no es sólo cuestión de proponérselo, pero , sobre todo hay que tener espíritu emprendedor y ser capaz de acometer todos los retos que se pongan por delante, sin miedo al fracaso. Y también hay que ser consistente, serio, responsable, y saber liderar un buen equipo de personas, porque son las que hacen que el proyecto sea posible. Y también es importante marcar objetivos: nadie puede llegar a ninguna parte si no tiene dónde llegar.

¿Ha empezado a recoger los frutos de este reconocimiento? ¿Le ha abierto puertas?

El reconocimiento, indudablemente, es un valor para la marca. Es decir, que estos premios sirven para que la gente te valore y te dé un plus que siempre es satisfactorio. Por ejemplo, también hemos sido seleccionados por el ICEX para su programa Cre100do y eso te genera un impulso constante.

¿De dónde le viene la vocación empresarial? ¿Tenían negocios sus padres?

No, mis padres eran trabajadores. Yo creo que la vocación empresarial es algo innato a las personas, el hijo de un futbolista no tiene por qué ser mejor futbolista que otro. En mi caso, desde que tengo uso de razón siempre he sido una persona inquieta y recuerdo que en mis años infantiles, con ocho o diez años, ya tenía mucha iniciativa.

¿Cómo fue dar el paso a crear su propia empresa?

Bueno, en la empresa para la que trabajaba ya me encargaba de la gestión y del desarrollo de producto y, desde los 18 años, ya pensaba que tenía que hacer aquello para mi propio negocio. Así que con 20 años dejé la empresa e inicié mi proyecto.

Tengo entendido que uno de los primeros éxitos comerciales de Creaciones Berbegal, como se llamaba entonces, fueron los muebles para colocar los televisores.

Al principio trabajábamos por encargo pero pronto pensé que debíamos producir en serie y tuvimos que pensar qué era lo que requería la sociedad en ese momento. Hablamos de los años setenta, cuando la televisión se impuso en la sociedad española pero no había ningún mueble específico para darle soporte. La gente colocaba el televisor encima de la mesa del comedor o en lugares no apropiados. Así que creamos el «telebar», de los que todavía quedarán algunos por ahí. Le llamamos el «telebar» porque tenía la parte del televisor y debajo un espacio para colocar copas.

¿Y cómo fue esa transición de crear el «telebar» a acabar amueblando las sedes de empresas como Google o Mapfre?

Una vez que entras en la fabricación en serie, lógicamente, te expandes. Primero por España y luego por Europa, a países como Francia o Inglaterra, que eran países industriales. Y empezamos a ver qué otras necesidades comunes había. Hacíamos infinidad de productos de estudio, elementos de esquemas de dibujo... hasta que en los ochenta empezó el «boom» de la informática y todos querían tener ordenador en la oficina y en casa. Así que hicimos muebles que podían albergar la impresora, el teclado, archivadores, etc. Así fue como saltamos al sector de la oficina y el ámbito profesional.

Y de ahí a amueblar aeropuertos como el de Heathrow en Londres o el de Mallorca.

Fue algo natural. Dentro del negocio del mueble de oficinas empezamos también a amueblar los despachos de las universidades o las zonas administrativas de los aeropuertos y nos preguntamos, ¿por qué no hacemos también las bancadas para las zonas de espera? En definitiva, simplemente ampliamos la oferta que dábamos a estos clientes. Hoy en día no sólo ofrecemos mobiliario en serie, de acuerdo con los arquitectos, también desarrollamos los productos que cada instalación o cada edificio requiere, dependiendo de la funcionalidad del mismo.

Una de sus grandes apuestas fue la construcción del parque tecnológico donde nos encontramos. ¿Por qué deciden poner en marcha un proyecto tan ambicioso?

Bueno, desde que empezamos en el año 68 con unos locales alquilados, nuestro idea era tener nuestros propios edificios. En 1972 construimos el primero, de 500 metros, y a mediados de los noventa ya teníamos más de 50.000 metros cuadrados repartidos en varias naves por diversos polígonos. Había que unificar y crear un concepto donde no estuviéramos tan dispersos.

Lo decía también porque ustedes deciden poner en marcha este parque tecnológico en un momento en que muchas industrias de la zona, como el juguete, lo que hicieron fue llevarse la fabricación fuera y ustedes optaron por quedarse. ¿Por qué?

Nosotros también analizamos las oportunidades que había en el exterior. Lógicamente, como cualquier empresario que busca la forma de lograr los mejores productos y los mejores costes. Simplemente, pensamos que el futuro no estaba en deslocalizar todo el conocimiento y el «know how» que teníamos aquí hacia otros países. Hicimos nuestras cuentas y decidimos que el futuro estaba aquí. Teníamos en nuestro entorno un conocimiento y una estructura empresarial que era difícil de poder conseguir en el exterior. Hablamos, además, de un sector empresarial necesitado de nuevos estímulos porque el sector del juguete, como uste ha dicho, se había deslocalizado y había una estructura que podíamos aprovechar y apostamos por ello.

En cualquier caso, está claro que acertaron porque, entre otras cosas, en apenas dos años consiguieron revertir las consecuencias de la crisis y recuperar la facturación que se producto al inicio de la crisis. ¿Cuál fue la clave para salir tan rápido?

Seguir creyendo en nosotros. Cuando se inauguró el parque era 2008, el inicio de la crisis, imagínese... Pero conseguimos involucrar a todo el mundo en buscar las fórmulas para superar las dificultades. Lo que hicimos fue ampliar nuestra presencia internacional: pasamos de estar en 30 países a más de 90. También ofrecimos más servicios que nos permitieron facturar más.

En el sector del mueble siempre se ha hablado mucho del diseño nórdico, ¿existen diferencias entre el diseño nórdico y el mediterráneo o el que ustedes plantean a sus clientes?

El diseño nórdico es un diseño limpio, bastante minimalista y con una gran apuesta por el confort y la ergonomía. El diseño de Actiu es propio, mediterráneo, más colorista, desenfadado, fresco. Pero también tenemos rasgos de elementos nórdicos, como nuestra apuesta por la sencillez, la salud y la ergonomía del usuario.

Me gustaría ampliar el foco y conocer, como empresario destacado de la provincia que es, ¿cómo ve la economía alicantina?

Alicante ha sido una provincia que se ha desarrollado por sí misma, no hemos tenido grandes multinacionales. Podríamos decir que hemos sido una provincia olvidada en el desarrollo pero que hemos sabido generar nuestra propia industria.

¿Estamos en un buen momento económico?

Estamos en un momento de crecimiento importante y encuentro a la gente muy motivada, que cree en sus productos y sus proyectos. En los últimos años tuvimos un desarrollo muy basado en el sector inmobiliario que fue un error porque no se creó una planificación adecuada. La construcción creció de una manera exagerada, sin visión de futuro, y se han perdido espacios en los que había oportunidad de generar un turismo de calidad. Todo eso se corregirá, como tantos errores se han corregido. Yo creo que ahora la apuesta del sector inmobiliario debe estar basada en la calidad, en una oferta diferenciada.

¿Cuál debe ser la apuesta de la provincia en estos momentos?

Sin duda, la industria. Los países más industriales son los de más futuro, sólo hay que ver Alemania. La producción industrial la puedes llevar a todo el mundo. La exportación es el crecimiento real, con el que puedes aportar mayor riqueza a tu zona. En el caso del turismo, efectivamente, tenemos un gran potencial pero queda muy limitado a la cantidad de recursos y de medios de que dispones en el territorio. Sin abandonar ningún sector, pero creo que la industria debe ser la gran apuesta de futuro de la provincia.

¿Se están haciendo bien las cosas para potenciar esa industria? ¿Cómo valora la política de la Generalitat?

Los políticos se quejan siempre de que no tienen lo que necesitan (se refiere a las quejas del Consell por la infrafinanciación que recibe del Estado) pero yo creo que hay una falta de claridad, de objetivos sobre qué es lo conveniente y una apuesta real y comprometida. Hay muy buenas palabras y muy buen diálogo, pero luego faltan realidades que fomenten este concepto. Por ejemplo, se han aprobado ayudas para mejorar los polígonos pero yo lo que creo es que debe apostarse por parques empresariales que fomenten la innovación, el valor añadido, la inteligencia. Las industrias nada tienen que ver con las del siglo pasado, y los polígonos industriales no pueden ser barracones. La Generalitat debe apoyar más al sector.

¿Cree que los casos de corrupción han perjudicado a la imagen de la provincia e, incluso, de los empresarios?

Sí, claro que ha perjudicado. La corrupción en España, en general, no ha sido buena. Creo que esa corrupción se ha producido porque el cambio político, que fue desarrollado de una forma magnífica, se fue deteriorando con el tiempo y ahora estamos en un proceso de limpieza.

¿Llegó a influir en las ventas? ¿Los clientes les preguntaban por esta situación en el exterior?

No, es un elemento más interno. Nadie nos ha comprado o dejado de comprar en función de que haya más o menos políticos corruptos pero sí es algo que afecta a la imagen de España. Yo lo que también creo es que la Justicia tiene que ser más rápida, no se puede tardar ocho o diez años en resolver un caso. Cuando la Justicia sea rápida y profesional, la corrupción no tendrá cabida.

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