Aunque en la mayoría de casos, la posibilidad de financiar una compra facilita el acceso de las familias a bienes que no podrían permitirse pagar de otro modo, también hay que tener mucho cuidado con la forma en que se contratan y, sobre todo, hay pensarlo mucho antes de tirar de tarjeta de crédito. Si los préstamos al consumo no suelen ser baratos -se sitúan en el entorno del 7,6%, según el Banco de España- en el caso de los intereses que se abonan por las operaciones financiadas con tarjeta de crédito la media alcanza el 20,7% y, en muchos casos, el coste supera el 25%. Organizaciones como Adicae han reclamado fijar un tipo máximo para las tarjetas para evitar sorpresas desagradables.